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Yucatán

Hablar de humanidad

Por Cristóbal León Campos

I

Hablar de Paz, Justicia y Dignidad no es fácil, no en un país donde las tres palabras han sido despojadas de su significado, se les ha deshumanizado para convertirlas en demandas políticas, se pretende dejen de ser referentes de la humanidad, la impunidad que cubre todo aquello que se relacione con el Estado, impide a la sociedad alcanzar su pleno desarrollo, generar un movimiento social, civil, patriótico pero sobre todo humano, es una necesidad y a la vez una posibilidad, reconocernos entre todos como parte de ese complejo mundo llamado realidad, mirar, ver, sentir lo que a otros acontece, nos humaniza, nos hace ser simplemente más humanos.

Hoy hablamos de humanidad, al menos para quien esto escribe, porque a pesar de la tragedia que circunscribe al surgimiento del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, como se titula el libro que nos ocupa editado por Javier Sicilia y Eduardo Vázquez Martín (ERA 2016), su grito, su llamado, la voz de este movimiento, es una voz humana, cálida en un mundo frío, una voz poética cargada de sentimientos profundos enfrentados con los silencios, los ruidos y los tiempos de un poder envilecido, soberbio y sordo. Hablar de Paz, Justicia y Dignidad es hablar de humanidad.

Los cincuenta textos que se reúnen en el volumen, son voces de actores sociales, sujetos conscientes de sus actos, las cartas, los artículos, los comunicados, los puntos petitorios del movimiento, los poemas, todo, es un cuerpo agrupado para dar memoria a quienes luchan justamente por esa memoria, y es que la memoria no es tal sin la debida digna reminiscencia de ella misma, nos despojan, pero resistimos, persistimos en el tiempo para hablar de humanidad.

II

Las páginas del libro están cargadas de memoria, memoria viva que se manifiesta como dolor, como rabia, como acción, como esperanza, porque sí, a pesar de todo tenemos esperanza, más allá de los silencios, de las burlas, de la radicalidad de las partes, de los pares y los dispares, del olvido pretendido, más allá de nosotros mismos, la esperanza da fuerza y forma a las voces en el desierto, y sí la lluvia reverdece el campo, la esperanza nutre nuestros corazones, laten para recordarnos que a pesar de todo, seguimos andando.

El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, los desaparecidos, los asesinados, la Ley de Víctimas, la hipócrita doble cara del poder, la simulación, los reflectores, las campañas, el Estado, la vida misma, todo, se presenta en estas páginas, se cuestiona, se reflexiona, ¿qué podemos hacer antes tanta impunidad, corrupción y cinismo?, ¿cómo transformar a nuestro México en un país, justo, digno y pacífico?, ¿Cómo regresar a la humanidad su carácter de vida?, son preguntas continuas, eternas a veces, efímeras en otras ocasiones, somos sin ser, ¿qué somos?, ¿adónde vamos?, ¿quién dirige los hilos de nuestra sociedad?, nos despojan de todo y sin embargo tenemos lo más elemental, los sueños de ver realidad la sociedad mejor, esa de la que tanto se ha escrito por la que tanto se ha sacrificado, ¿el Estado falló?, ¿nos falló?, o simplemente se muestra tal cual, un órgano donde se dirige, controla y administran los intereses de aquellos que se han encumbrado en un sistema de putrefacción, que les provee de todo mientras niegan a la sociedad cualquier posibilidad de avanzar, los políticos sí, pero sobre todo, la clase a la que representan, nuestro país es una nación dividida, confrontada, envenenada, fragmentada, la voz del movimiento es una voz plural que pretende hacer de esa pluralidad la realidad social cotidiana, como hecho, como derecho y como realidad plena.

III

La caravana avanza, la paz es su bandera, sigue, firme por los senderos inciertos, la noche, el invierno, la lluvia, la sordera del poder, el cinismo de los medios de comunicación, el olvido social, el desprecio de la tradición ortodoxa, la risa de la derecha y la aguda crítica que se lee como prejuicio de la ultra-izquierda, pero a pesar de todo, la caravana avanza, la paz es su bandera, resiste, de nuevo persiste, el dolor es la fuerza, el amor es la política, es el motor, es la esperanza. Decir que la humanidad enfrenta momentos cruciales no es algo nuevo, sin embargo, pareciera que fuera un tema que poca consciencia ha generado, sigue siendo necesario decirlo y en voz muy alta, los tiempos son como los anteriores pero mucho más agudos, la humanidad se extermina a sí misma, no hay bondad o maldad natural, hay una enorme falta de conciencia de hecho simple y fundamental de que todos y cada uno de nosotros es un ser humano con derecho a la dignidad.

VI

La esperanza surge por adentro de los seres humanos, es un sentimiento que calcina los deseos, la conciencia se desarrolla del análisis de las circunstancias que los rodea, la unión de la esperanza y la conciencia se manifiesta en los actos diarios, el bien común no es eslogan de campaña, es reflejo de la conciencia esperanzada por el quehacer de los humanos, transformar la realidad amerita el conjunto de las voluntades puestas en acción, si hablamos de esperanza tenemos que hablar de amor, amar a la humanidad es la prueba mayor de nuestra conciencia.

El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad es un ejemplo, referente de lo que podemos y debemos hacer, es acción de la conciencia, es dolor y esperanza, es la contradicción de nuestra sociedad que nos extermina y al mismo tiempo nos obliga a generar la resistencia, nos crea al instante de pretender deshacernos, una dialéctica trágica que vivimos cotidianamente, las voces aquí evocadas y reunidas, son fortaleza, son ya desde el instante mismo en que surgieron la muestra de que es posible la Paz, la Justicia y la Dignidad para todos los seres humanos. La esperanza es la raíz de la humanidad.

*Integrante del Colectivo Disyuntivas

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