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Yucatán

Lo siento, mi amor

Por Rafael Mis Cobá

El T’alkú de la Tía Juana

Hace tiempo que no siento nada al hacerlo contigo/ Que mi cuerpo no tiembla de ganas al verte encendido/ Y tu cara y tu pecho y tus manos parecen escarchas/ Y tus besos que ayer me excitaban no me dicen nada…

En plena Plaza Grande una celestial voz cantaba esta melodía que hizo famosa la “X’Lupe” D’Alessio y que evidentemente contenía frases de reclamo por incumplimiento de la tarea prometida.

No era la soprano que contrató el Ayuntamiento para la ceremonia de asunción de Renán Barrera, ni tampoco una “x’coquita” que anunciaba la lluvia y mucho menos un ángel venido del cielo. No. Era una linda, aromática y “t’int’inkí” mestiza, que sin inmutarse o cohibirse cantaba, cantaba y cantaba como un jilguero. Era la tía Juana.

Entre la multitud arremolinada alrededor de la Eva del Mayab se abrió paso a empujones un sujeto cabezón para acercarse a su amada tía, que casi llegaba al éxtasis ante el asombro de todos.

—¡Tía Juanita! ¡Por favor, qué estás cantando!

—Lo siento mi amor.

—Gracias tía, gracias. Pero, por qué esa canción. Por qué esas letras. ¿Acaso ya necesita sus pastillas azules el tío Chupi?

—“Mejenkisín” sobrino, “macachí” o te caigo a “uasc’opazos”.

—¿Y por qué cantas eso de: “Hace tiempo que no siento nada al hacerlo contigo”?

—Sobrino, es la canción que le dedicó el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) al PRI.

—¿Por el matrimonio que rompieron?

—Qué comes que adivinas, sobrino.

—“Uay”, tía, terminó entonces la pasión ¿o hubo traición?

—“Maare” creo que hubo traición, porque ahora que el PRI se quedó prácticamente sin nada, el Verde lo abandonó.

—Y dicen que el Verde ya está coqueteando con MORENA.

—En su derecho está, sobrino, si al Verde le gusta más MORENA, es su decisión.

—¿Le habrá gustado el color, el tamaño o lo rápido que creció?

—¡Sobrino!

—Tía, MORENA, el partido, ya vez que creció tanto, quedó enorme y logró captar más de 30 millones de votos.

—Pues sobrino, creo que el tamaño enamoró a Arturo Escobar, presidente del PVEM, quien la semana pasada anunció el fin del matrimonio con el PRI y ahora busca que MORENA lo cobije.

—“Uay”, tía, este Verde se comportó como una suripanta.

—No exageres sobrino, que no es el único matrimonio que se disuelve.

—Es cierto, tía, el del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano (MC) también se rompió.

—Eso era amasiato sobrino, no llegaron al matrimonio.

—¿Y cuál es la diferencia, tía?

—Que el PVEM y el PRI se tomaron primero de la mano, confesaron su amor, se casaron, se fueron de luna de miel y vivieron muy felices… hasta antes del triunfo de MORENA.

—¿Y el PAN, PRD y MC?

—Fueron sólo noches de pasión.

—“Uay”, tía, cómo sabes tanto. Deberías de poner tu consultorio del amor.

—“Macachí”, sobrino.

—Pero, tía, el PAN, PRD y MC siguen unidos en el Congreso de la Unión.

—Nada sobrino, el dirigente de MC, Dante Delgado, ya se le ofreció a MORENA.

—¿Así de fácil?

—También se enamoró del tamaño que alcanzó MORENA.

—¿Y el PRD?

—Bien, gracias.

—¿Cuántos oportunistas hay en política, tía?

—Hasta acá en tu tierra, sobrino.

—Nombres, ejemplos.

—No daría el espacio de esta columna sobrino.

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