4afet Dahé Coss Lara, egresado de la Licenciatura en Comunicación Social de la UADY, emigró a tierras chinas, donde hizo un curso corto y posteriormente un año completo, lo que le permitió no sólo aprender el idioma chino, sino también la cultura del país oriental.
Narró que egresó de la carrera en el 2011, pero antes había empezado a estudiar chino mandarín en el Instituto Confucio de la UADY debido a que ese instituto está cerca de la Facultad de Ciencias Antropológicas donde estudió la carrera.
En el 2013 ganó un concurso para hacer un curso corto para seguir aprendiendo el idioma chino durante dos semanas en la Universidad Sun Yat-sen. Posteriormente regresó a Yucatán y presentó un examen de nivelación y lo aprobó.
Pero mantuvo la inquietud de regresar a China y lo logró ese mismo año, 2014. Entonces viajó a la Universidad Guizo, donde estuvo un año escolar, en total 10 meses, aprendiendo el idioma y la cultura chinos, todo ello gracias al programa de movilidad de la UADY, pero también gracias a su esfuerzo, pues estuvo ahorrando antes del viaje durante 6 meses.
Superar obstáculos
Admitió que en China los primeros dos o tres meses sí sufrió el cambio, la diferencia de culturas, de comida, de idioma, pero al final logró superar todos estos obstáculos.
“No sólo tienes que luchar en contra de la barrera del lenguaje, sino que tienes que adaptarte a todo. Pero existen muchas cosas positivas y todo se va cuando te concentras en esas cosas positivas que te gustan y empiezas a mejorar y a estar más tranquilo, te empieza a gustar todo”, comentó.
Poco a poco se fue adaptando, por ejemplo, a la comida, que en un principio le dañaba el estómago porque era muy condimentada, pero fue descubriendo los alimentos que le gustaban y demás.
De todo a lo que se enfrentó, consideró que lo más difícil es la cultura, las costumbres, el no saber cómo reaccionará la gente, el porqué de sus reacciones.
“No existe un libro que te pueda decir cómo es la vida de la gente china; yo estudié muchos libros antes de irme, pero no es lo mismo el libro que la realidad”, comentó.
Además, dijo que el idioma chino al que se enfrentó en el centro del país es diferente al chino “puro” que había estudiado y también hay como unas 15 variantes más, lo que complica y hace crecer la barrera del idioma.
Vida diferente
“Viajé y conocí algunas otras ciudades y pude ver que la vida es muy diferente, dependiendo de la cultura, y también vas conociendo el entorno que es diferente, comida diferente”, expresó.
Dijo que, al final del año, pudo integrarse a la vida de amigos y familias chinas, lo cual fue muy satisfactorio, “porque logré entender que mi mundo cultural no es el único y que existen otros muchos mundos en los que es difícil entrar y lo logré y me siento muy bien”.
Expuso que se mantienen sus aspiraciones de regresar a China y, en este sentido, dijo que ha solicitado trabajo en dicho país, pero los resultados no han sido satisfactorios.
Ahora está en proceso de titulación en Maestría en Planificación de Empresas y Desarrollo Regional del Tecnológico de Mérida y buscará realizar un doctorado en China.
Comentó que cuando se quiere dar un paso de este tipo no sólo hay que intentarlo, sino que hay que planearlo muy bien porque se trata de un cambio de vida radical, además de que en el caso de China hay que ahorrar mucho porque la vida es muy cara y la beca que otorga el gobierno chino, por el convenio que tiene con la UADY, no es suficiente para vivir.
Hay que aventarse
“Pero que se avienten, el mundo es caída libre y cada quien sabrá cómo aterrizar y tomar las cosas. Hubo gente de otros lugares que se la pasó muy mal porque sólo se concentraron en las cosas malas, sólo en su cultura y, a partir de ellos, censuraban a los demás y encerrarse en sí mismo no sirve a nadie en ningún país”, opinó.
Señaló que, en su caso, nunca planeó al cien por ciento estar en China, sino que cayó la oportunidad y la aprovechó; lo demás es historia.
Ahora dijo que luego de dos años de no hablarlo cotidianamente ha ido perdiendo un poco la habilidad, pero dijo que su nivel es óptimo y todavía puede hablar y escribir en ese idioma.
(David Rico)