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Yucatán

¿Qué Mensaje nos están Mandando?

Ana María Ancona Teigell

“Un estado donde queden

impunes la insolencia y la

libertad de hacerlo todo,

termina por hundirse en

el abismo.”

Sófocles

Después de haber estado en el juicio donde la Dra. Sandra Peniche Quintal rindió su declaración, sabía que su caso iba a terminar sin una condena justa para su agresor.

Nunca habíamos visto en el Estado un sistema de justicia tan corrupto, injusto y cobijado por la impunidad que libera a los delincuentes y deja a las víctimas en un estado de total indefensión, vulnerando todos sus derechos humanos y constitucionales. Porque ni los mismos jueces pueden garantizar que este delincuente la vuelva a atacar.

Nos dirigimos al gobierno y autoridades del Estado de Yucatán para preguntarles: “¿Se están dando cuenta del grave daño que están causando en la confiabilidad de sus ciudadanos? Liberando asesinos, minimizando la gravedad de un ataque que pudo costarle la vida a la Dra. Sandra, juzgando sin tomar en cuenta la ‘Perspectiva de Género’, insensibles e indiferentes hacia el dolor de familias que han perdido a seres queridos, otorgando beneficios a los delincuentes, dando condenas irrisorias e injustas, permitiéndole a muchos seguir en la calle y volver a delinquir una y otra vez hasta que acaban matando”.

¿Qué mensaje nos están mandando?

¿Que a la palabra “justicia” la hemos llenado de solemnidad y de frases huecas cuando vemos que es profanada por jueces que la explotan como una vulgar prostituta? ¿Qué el horror que estamos viviendo y la perversidad del ser humano ha rebasado los límites de lo concebible? ¿Dónde los asesinos, feminicidas, agresores, atacan con toda su furia destructiva de una manera infame y vulgar?

Qué significado tienen para ustedes las frases que tanto repiten: “Nadie por encima de la Ley”, “Todo el peso de la ley” o “¡Justicia para todos!” Cuando nos han demostrado que nada de esto es verdad. Cuando ni hay ley, ni hay justicia, pero sí corrupción e impunidad. Cuando estamos enterrando y velando el cadáver de nuestra justicia todos los días, que es una vergüenza para los yucatecos.

Estamos huérfanos, desolados, condenados a una sombra que se cierne sobre nosotros a cada momento de incertidumbre porque la Justicia se ha apagado y ha dejado de alumbrar.

La esencia de lo justo es reparar el daño sufrido y que se lleve a cabo a tiempo, porque si la justicia llega tarde, como siempre pasa, fuera de tiempo, no es justicia. Las leyes se hicieron para hacer justicia, para ser justos y bajo ninguna circunstancia la ley puede dejar de protegernos a la sombra de la justicia, porque está al servicio de ésta.

Por lo que en Yucatán es mentira que todos somos iguales ante la justicia, no podemos ser iguales cuando la impunidad hace que un acto antijurídico imputable a un autor culpable no se le considere delincuente por las autoridades y los jueces. No existe un Estado de Derecho, porque no están erradicando la impunidad y corrupción. Nos están negando abiertamente su razón de ser la instancia encargada de garantizar nuestros Derechos Humanos, de ejercer ¡Justicia! Y no paran de crear mecanismos de impunidad. Porque en lugar de investigar y sancionar a los culpables, crean procesos judiciales contra quienes denuncian.

Están creando un escenario jurídico-político que favorece las actitudes criminales y dejan en la indefensión a las víctimas y a todos los ciudadanos. Están lacerando la moral colectiva, porque cuando no se castiga de manera ejemplar a los delincuentes y a las autoridades corruptas, envían a la sociedad el mensaje de que se puede delinquir sin el temor de ser castigados. Porque la impunidad es un factor que propicia la criminalidad y hace que los ciudadanos pierdan la confianza en la honradez, calidad moral, congruencia e integridad de los jueces.

Después de todo lo que hemos vivido los últimos meses y semanas, con la liberación de asesinos (algunos ya condenados), tenemos que reconocer el peligro que la impunidad y la tolerancia arrastran. No podemos hacer de la corrupción, la impunidad y la injusticia un modo de vida.

Necesitamos una gigantesca movilización de una sociedad civil unida y enfocada en luchar contra la corrupción, impunidad e injusticia. Tenemos que crear un frente social lo suficientemente poderoso y unificado, para obligar a la clase política a aceptar límites a su poder discrecional.

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