Ayer, luego de las palabras del padre José Elpidio González Sosa en la misa de acción de gracias, que se celebró en la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, hablaron los otros padres y el Obispo Auxiliar, quienes también cumplieron años de ordenación sacerdotal.
Gracias y perdón
Lucio Cetina Góngora, párroco del Niño de Atocha, comentó:
–Creo que a todos los que estamos aquí conforme van pasando nuestros aniversarios como que más te hacen pensar en dos palabras: gracias y perdón. Sería una lista larguísima de tantas cosas que tenemos que decir. Nada más quisiera quedarme con dos: una a lo largo de 48 años, con todas las parroquias que uno ha recorrido, se pone uno a pensar cuántos amigos he acumulado. Cuánta gente que te aprecia y, sobre todo, que ora por ti. Esa es una bendición que tenemos que agradecer siempre los sacerdotes.
La otra es, hasta da vergüenza, creo que tenemos que pedir perdón, porque mientras vas viendo hoy tanta gente que se está rompiendo el cuero para ganar para las tortillas y los frijoles, tú sacerdote tienes segura tu comida, tienes seguro tu sueldo, tienes segura tu casa, tu carro y tal vez hasta cosas que no debas tener; por eso creo que más que agradecer hay que pedir perdón por tantas cosas y comodidades que tiene uno, y aunque muchos seglares te digan: “Padre, es que se lo merece”, siempre uno se pone a pensar: No se trata de merecer, simplemente son situaciones que se dan, así que en ese sentido creo que más que agradecer tenemos que pedir perdón, porque tenemos tantas oportunidades, tantas facilidades, y por otra parte hay tanta gente pobre y nosotros deleitándonos de tanta comodidad que tenemos los sacerdotes.
Muchos aplausos
Por su parte, Felipe Aké y Pech, párroco de La Transfiguración del Señor, manifestó:
–Gracias por acompañarnos al cumplir juntamente con mis hermanos, que suman 270 años de sacerdocio. Yo 48 y ellos un tantito más, así que gracias por estar con nosotros. No escribí nada, ciertamente, parece que fue ayer.
El padre Felipe no habló más y la gente, comprendiendo sus sentimientos y su emoción, le brindó aplausos.
No perder la alegría
Tocó su turno al padre Antonio Tamayo Loeza, vicario de Juan Pablo II, en Xoclán, quien comentó:
–Yo nada más quiero agradecer también el testimonio de los sacerdotes que influyeron en nuestras vidas, creo que a mí y a todos los que estamos aquí nos da mucha alegría cuando escuchamos que algún amigo o alguna muchacha nos dice que se va al Seminario o que se va de religiosa. Creo que todos tenemos esa experiencia. Bueno, yo quiero nada más recordar a quien inició esa inquietud en mí fue un sacerdote, el padre Estrella, que fue mi párroco en Ticul. Lo que yo vi de él y fue lo que me animó a mí a seguirlo es que aún siendo un sacerdote mayor tenía muy buen humor, y yo me dije: así quiero vivir, quiero ser una persona que aunque crezca, no pierda la alegría de la vida.
Yucatán ama mucho a sus sacerdotes
Al tomar la palabra, el padre Alejo Huchím Kumul, rector de la iglesia de Nuestra Señora de la Luz, manifestó:
–Esta acción de gracias es por este regalo que Dios nos ha hecho que es la vocación sacerdotal y por todas las personas que han intervenido mostrándonos aprecio. Mencionaba el padre Elpidio, recordando con mucho cariño a los padres de Maryknoll, a los cuales también debo mi vocación en el barrio de San Sebastián, y es por eso que los recuerdo con mucho cariño. Lo otro es lo que decía la lectura de ayer en el Evangelio: Sólo somos siervos del Señor y tratamos de cumplir lo que Dios nos está diciendo. Todas las jornadas que hemos realizado brotan de Dios en su fuente y vuelven a Dios en su fin. Y si algo tenemos que ofrecerle a Dios son nuestras limitaciones, pidiéndole que nos ayuden para llegar a esto que se llama santidad, a la que todos estamos invitados. Y el otro aspecto es agradecer también al Presbiterio, a nuestros hermanos sacerdotes que también nos han mostrado su cariño, su aprecio, para que juntos avancemos en esta vocación sacerdotal, pero sobre agradecer al pueblo de Yucatán que ama mucho a sus sacerdotes; en estos 33 años de vida sacerdotal, mis compañeros creo que estarán de acuerdo conmigo, Yucatán ama mucho a sus sacerdotes y eso también nos fortalece a nosotros. Jamás nos hemos sentido despreciados por esta comunidad de la Arquidiócesis de Yucatán. En cualquier parte donde hemos estado sirviendo a Dios siempre hemos visto la ayuda, el aprecio del pueblo de Dios. Por eso vivamos siempre en acción de gracias por el regalo de esta vocación.
Vivir día a día una entrega generosa
Finalmente, el Obispo Auxiliar Pedro Mena Díaz comentó:
–Quiero compartir con nuestros hermanos con los que estamos, con el santo pueblo de Yucatán que peregrina siempre a la patria eterna, que cuando estaba yo en el Seminario y asistimos por primera vez a un aniversario de los 25 años del padre Russel, me pregunté: ¿Cuánto falta para llegar a tener esa experiencia de los 25 años? Y esa experiencia pasó hace 8 años. Pero ahora que celebramos al padre Elpidio en sus 50 años, yo digo: Faltan 17 años para llegar a esa experiencia, pero lo que hemos aprendido a lo largo de todos estos años es vivir de la fe, vivir de la gracia de Dios, confiar en Dios en el día a día. Eso es lo que le pido yo al Señor. No pensar en los 50 años, sino que nos conceda la gracia para vivir día con día una entrega generosa que se vaya incrementando. Eso es lo que le pido al Señor.
(Roberto López Méndez)