VALLADOLID, Yucatán, 8 de octubre.- Mes de octubre, mes dedicado a los finados o pixanes, como es tradicionalmente conocido en esta región yucateca, la gente desde que inicia este mes ya piensa en los preparativos del “Hanal Pixán” o Comida de Muertos para agasajar a quienes se han adelantado.
Recordar a los pixanes o almas de los ya fallecidos es honrarlos y demostrarles que aún son recordados por sus deudos, por lo que los vivos se esmeran por ofrecerles lo mejor posible en el altar que se destina a las almas en los últimos días de este mes y los primeros del próximo.
Aunque la creencia en torno a las almas de los ya muertos cada día va en decadencia, pues varias familias jóvenes ya no hacen estas ofrendas a sus fieles difuntos por diversas razones, desde lo económico hasta las nuevas creencias.
De acuerdo a la tradición de nuestros ancestros el Hanal Pixán se ofrece a las almas de los fieles difuntos pequeños el último día del mes de octubre (31), por lo que el altar se suele adornar con colores animados, además de que lleva dulces y juguetes y entre más comida figura el tamal.
Mientras que el 1 de noviembre se dedica el día a los fieles difuntos adultos y el altar se adorna con colores más serios, siendo utilizadas velas negras y comida de caldo, así como frutas de la temporada, vinos y licores que en vida los pixanes suelen consumir.
Y sin embargo el día 2 de noviembre es la fiesta de Todos los Santos, en la que según la tradición los sacerdotes suelen oficiar misa en los cementerios para el eterno descanso y la purificación de las almas que se han adelantado.
¿Qué es el Hanal Pixán en Yucatán?
El Hanal Pixán o “Comida de las Animas” es una tradición que se lleva a cabo para recordar de una manera especial a los que ya se han adelantado en el viaje sin retorno, es un acontecimiento especial para los deudos de los difuntos, pues saben que, en estos días, las ánimas “reciben permiso” para visitar a sus familiares, aunque no los podemos ver ni palpar en sí.
La tradición incluye varios ritos, pero el principal consiste en poner una mesa que funciona como altar, alumbrada con velas de cera, debajo de los árboles del patio y cerca de las sepulturas de los familiares.
El “bix” u ochovario
Una semana después, se efectúa el “bix” (ochovario del Día de Finados, se dice también de la reunión o fiesta que se hace a los ocho días de algún acontecimiento) u octava, antes de la partida de los pixanes.
En realidad esto es una especie de repetición menos complicada que la anterior en la que se realizar el pib o panes enterrados bajo tierra y en las noches de esos días, en las puertas de las casas y en las albarradas se encienden hileras de velas para que las almas vean su camino al venir y al retirarse de la población al terminar los finados.
Dentro del Pib se suele también colocar dentro del horno subterráneo, calabazas grandes, de preferencia la dzol, jícamas, camotes, mazorcas de maíz tierno (pibinales), y unas tortas de masa y frijoles llamadas pibil-x’pelón.
Costumbre no propias que se han mezclado
Dentro de la tradición original de la comida que se ofrece a los fieles difuntos últimamente en varios hogares se ha introducido el mucbipollo, que es un tamal grande hecho de masa de harina de maíz y manteca, relleno de carne de pollo y cerdo y condimentado con tomate y chile enterrado bajo tierra para su cocción.
Además está ahí el pan de muerto que cada vez se extiende más entre los yucatecos la costumbre de consumir y poner en sus altares el pan de muerto, aunque no es propio de la región, sino que vino del centro del país.
Lo mismo que las calaveritas de azúcar que también poco a poco va ganando terreno entre la mezcla de costumbres y tradiciones propias de la entidad, aunque no son parte de la cultura yucateca maya de la Península.
(Víctor Ku)