YAXCHEKU, Tizimín, Yuc., 8 de octubre.-“Como mujeres le entramos a lo que venga, en cualquier actividad que se presente ahí estamos vivas y puestas, pues este proyecto es bueno y nuevo y con buena actitud lo vamos a levantar”.
En ese sentido se expresó ante el POR ESTO!, la señora Ziletaí Cemé Torres, quien encabeza un grupo de emprendedoras mujeres en esta comisaría, donde todo el pueblo se involucra en actividades productivas.
Hace aproximadamente un mes, fueron invitadas por el INPI para formar parte de este programa y, de la mano del comisario municipal decidieron arrancar con esta nueva experiencia, demostrando que no sólo el hombre puede realizar la apicultura sino ellas con dedicación y esfuerzo también lo pueden lograr.
“Todas tenemos actividades diferentes aquí en Yaxchekú, pero por ejemplo a nosotras nos gustó la apicultura, es una experiencia nueva porque ya hemos hurdido hamacas pero queríamos aprender la apicultura, sabemos que hay señores que tienen esta enseñanza y nosotras como mujeres no lo habíamos trabajado, quisimos agarrar este proyecto”, refirió Ziletaí.
En cuanto empieza a salir el sol, estas valientes mujeres indígenas preparan sus equipos y caminan hacia los montes para iniciar sus jornadas de trabajo.
“Si, ya salimos con todo el grupo que conformamos también con Tania Elizabeth Ceme Castillo, Elvira Aké Cen, Brenda Casiana Ake Cen, Ana María Pech May, Sonia Maribel Salas Pérez, Ana Bertha Ceme Castillo y Kenia Anahí Ceme Pech; ya tenemos nuestras cajas, nuestras abejas, como le digo, aunque antes un solo zumbidito nos daba miedo ahora imagínese un montón (de abejas), pero ya nos acostumbramos porque tenemos más de un mes con este proyecto, dijo Ziletaí Ceme Torres.
Otra de las apicultoras señaló que en esta comunidad es la primera vez que se conforma un grupo de mujeres para trabajar este tipo de proyectos, sin embargo, lo hacen con muchas ganas pues saben que les reditúa ingresos para apoyar en la economía de sus hogares y sus familias.
“Más que nada, la gente está acostumbrada al trabajo pero aquí es la primera vez que nosotras entramos en apicultura y como dice Ziletaí, esta actividad nos ayuda en los ingresos, así ambos papá y mamá aportamos un poco a la casa y es algo extra para tener en la economía”, explicó Tania Elizabeth Ceme Castillo
Esta noble labor implica preparar los insumos para que estos insectos puedan beber agua y trabajar con el azúcar mientras florecen los campos, afirmó María Elvira Aké Cen.
“Las abejas se atienden cuando está caliente el sol, pero más que nada es vigilar que tengan azúcar mientras empieza la floración, y vigilar que tengan agua, que las hormigas no se suban a las cajas para que no ataquen a las abejas y chapear la maleza”.
Coincidió este grupo de mujeres que otra de las ventajas que tienen es que el programa del INPI ya incluye azúcar y otros insumos, por lo que sólo tienen que trabajarlo y salir adelante.
“Dentro de este proyecto que nos inculcó el Instituto Nacional para los Pueblos Indígenas (INPI), viene incluida el azúcar y otros aditamentos, y eso nos hace sentir felices porque tenemos un empleo que nos permite salir adelante, pues tenemos niños y hay que darles lo mejor, que vayan a la escuela porque necesitan educación y no hay nada mejor que estos esfuerzos sean entre papá y mamá, generar ingresos para ayudar en la economía, sobre todo queremos agradecer a esta institución que se ha preocupado por nuestras comunidades, por nuestra gente”, reiteró Ziletaí.
Con ello, dijeron entirse satisfechas porque pueden demostrar que este tipo de trabajo que normalmente hace el nombre también lo puede hacer la mujer, sólo es querer.
“Así es, como mujeres le entramos a lo que venga, en cualquier actividad que se presente ahí estamos, vivas y puestas, pues este proyecto es bueno y nuevo y con buena actitud lo vamos a levantar”.
Cabe señalar, que el comisario municipal ha sido parte fundamental en la enseñanza de diversas disciplinas que llevan a cabo en su comunidad las mujeres, incluso, los jóvenes, toda vez que su experiencia a través de los años se lo ha permitido, y afirma que quiere hacer grandes cosas para las nuevas generaciones que de la misma manera los aleje de los malos hábitos, aunque aquí en Yaxchekú, afortunadamente, no se permite la venta de bebidas embriagantes y mucho menos hay clandestinos, lo que debería ser un claro ejemplo para muchos otros pueblos.
(Texto y fotos: José Luis Díaz Pérez)