TEKANTO, Yucatán, 16 de noviembre.- Bajo una noche fresca y húmeda por las precipitaciones de un Norte que se registró en la Península, el Cristo de la Exaltación entre música de charanga, mariachis, voladores y juegos artificiales llegó a la Iglesia San Agustín de esta localidad como cada año.
Cientos de fieles católicos llegan a esta localidad con el único propósito de cumplir su promesa al Cristo y venerarlo con toda su alma como agradecimiento a los favores recibidos.
Desde las cinco de la tarde los fieles empezaron a llegar a la Capilla de San Román, ubicada en el cabo de esta localidad donde veneraban a la imagen durante el día y a pesar del cansancio que tuvieron por la mañana los creyentes terminaron de cumplir su promesa al acudir nuevamente.
La misa dio inicio a las seis de la tarde, la cual fue celebrada por el padre Roger Mukul Cen. El lugar estuvo lleno de devotos, quienes atentos escuchaban el consejo de su guía referente al día del Cristo de la Exaltación.
Al finalizar la homilía los custodios asignados bajaron la imagen del altar para llevarla en forma de procesión al santuario de San Agustín, ubicado en el Centro de la población.
Allí también había decenas de ciudadanos esperando la llegada de la imagen. La procesión fue dirigida por una banda de guerra local, luego seguían los acólitos y los arreglos florales.
El Padre Roger Mukul Cen, y autoridades municipales venían adelante de la imagen, dejando un espacio como de aproximadamente 30 metros y los custodios cargaron la escultura sagrada del Cristo de la Exaltación y atrás de la imagen venían cientos de fieles católicos con velas y veladoras.
Durante la procesión se notó la mala coordinación por parte de la directiva de custodios, ya que no permitían que los medios de comunicación tomaran fotos a la imagen de cerca, lo que impidió que la imagen resalte en la graficas impresas en los rotativos.
La efigie al llegar al Centro de la localidad fue recibida con el estallido de miles de voladores, bombas que retumbaban en el cielo y juegos pirotécnicos así como hiladas, lo que comúnmente se lo conoce a esta acto como bronceo donde las autoridades locales gastan más de cien mil pesos en estos explosivos.
(David Collí)