PROGRESO, Yucatán, 17 de noviembre.- Todos se alarman y se asustan ante los índices muy altos de suicidios de jóvenes en el Estado, pero nadie hace nada para tratar de detenerlo, pues el problema radica en el seno familiar.
Esto fue expresado por José Canto Garcés, presidente de la Comunidad Evangélica Progreso (CEP) y pastor de la Iglesia Puerto Seguro, quien afirmó que está muy preocupado por la pérdida de vidas de estos jóvenes que son hijos de Dios.
Las primeras acciones a realizar son el rescate de los valores morales y el respeto sobre todo en el seno familiar, para tratar de detener esta situación alarmante. Esto no sólo sucede solo en los colegios al aportar datos y estadísticas de parte de las autoridades como marca el INEGI y la Secretaría de Educación.
Como pastores vemos a los jóvenes que llegan a estas iglesias con esta problemática en su mente, incluso externa, su deseo o el pensamiento del suicidio como solución a todos sus problemas.
Para esto, como comunidad evangélica se está a punto de iniciar con un proyecto de traer conferencias y talleres a las iglesias, a los pastores y estos lo transmitirán a sus comunidades.
Mucha parte de la culpa es de los padres, muchos se han acercado ante la falta de conocimiento de cómo dirigir en la vida a sus hijos, las instituciones educativas y las asociaciones civiles son muy pocas para superar y contrarrestar este flagelo de la sociedad.
La Iglesia actualmente ya no debe ser vista como solo una institución religiosa, deber ser vista como un espacio donde las familias pueden recibir y contribuir de una manera integral en la formación de sus hijos, a través de la santa palabra.
En la biblia se encuentra solución para cualquier tipo de tema que se requiera, como matrimonios, sexo, finanzas, incluso cómo educar a los hijos; el hecho de que exista un alto número de suicidas es porque la sociedad está enfocada en otras cosas menos importantes.
Así mismo, se ha perdido el punto de vista central en la vida, los padres de familia sólo se dedican a solucionar los problemas económicos, olvidando la parte afectiva y sobre todo la plática, aunque sea de temas menores con los hijos, se ha perdido totalmente la comunicación.
Esta generación esta prácticamente al garete o a la deriva, en pocas palabras, se tienen a miembros viviendo en la misma casa, pero son totales desconocidos, siendo familias divorciadas, divididas, disfuncionales; la función primordial es aportar y solucionar lo económico, y comentó que se olvida de la parte emocional espiritual y psicológica.
Al no tener a nadie en casa, ya que ambos padres tienen que trabajar, se van a la calle a cualquier esquina a buscar consejo de un amigo que, en lugar de que ayude, empeora la situación ante su falta de experiencia.
En la actualidad todo esto se concentra en cifras, como si fuera un marketing, esto se volvió un desafío para trabajar en equipo, con las familias, donde los padres solo dejan a sus hijos para que los pastores lo resuelvan todo.
(Alfredo Canto May)