Yucatán

Con 15 años de trabajar como médico internacional en situaciones de desastres, ya sea naturales o sociales, primero en organizaciones no gubernamentales y después, a partir del 2007, en la Organización Mundial de la Salud (OMS) de las Naciones Unidas, el yucateco Gabriel Eduardo Novelo Sierra tiene una invaluable experiencia que narró a POR ESTO! en entrevista.

-Yo estudié mi carrera en la Uady y una Maestría en Ciencias Médicas en el área de medicina tropical en la Universidad de Liverpool, Inglaterra, luego estuve en ONGs de atención médica internacional y pasé a la ONU. Pero los trabajos en las Naciones Unidas no son de por vida, son contratos por período, por campaña. Yo he estado trabajando regularmente con ellos desde el año 2007. Ha habido veces que estado fuera de la institución 3 meses, otras veces 6 meses. Eso depende de cómo avance la campaña. Entonces, cuando la emergencia termina o pasa al período de recuperación, esa es un área que ya pasa a otra persona. Yo normalmente me he dedicado siempre en mi trabajo con la OMS a las situaciones de desastres: naturales como un terremoto, un huracán, una inundación, o sociales: puede ser conflicto armado, terrorismo, invasiones, desobediencia civil. Y las epidemias de enfermedades transmisibles, como la polio y el sarampión.

El caso Bin Laden, médicos espías

-Estaba leyendo que en Afganistán y Pakistán ya regresó el sarampión porque no pueden pasar a vacunar.

-Así es, pero las dinámicas de esos brotes son diferentes: Estados Unidos, por ejemplo, acaba de tener el brote más grande de sarampión en muchos años y allá es porque la gente se opone a la vacunación, supuestamente porque las vacunas tienen químicos que hacen daño, que producen autismo, etcétera. Lo que pasa es que ahora con el Internet la gente difunde cosas que no son ciertas. En cambio en Pakistán y Afganistán la gente no acepta las campañas de vacunación porque desgraciadamente cuando hicieron la operación para eliminar a Bin Laden, la recabación de inteligencia se hizo bajo el frente de una campaña de vacunación de hepatitis.

-Entonces le partieron el alma al prestigio de la vacunación…

-Sí, le partieron el alma. De hecho hace poco salió el médico que había ayudado a que se pusiera como pantalla una campaña de vacunación de hepatitis B, y a partir de eso hubo una gran desconfianza, y ahora existe más porque se filtró que parte de la gente que estaba involucrada en esa campaña fue la que recabó la información de dónde estaba este individuo y fueron los que pasaron la información para eliminarlo. De hecho, Pakistán es uno de los pocos países donde tenemos no solo sarampión, sino la enfermedad de la polio, y es precisamente por eso, la desconfianza que existe contra los vacunadores y la inseguridad en que estos hacen su trabajo, porque muchos de ellos han resultado heridos o han muerto en la realización de estas campañas de vacunación.

La inmunidad del rebaño

-¿Por qué son importantes estas campañas de vacunación?

-Son importantes porque hay que buscar en la realización de estas campañas contra el sarampión y la polio la inmunidad del rebaño. Es decir, hay que vacunar a la mayor cantidad de gente posible, para que en el caso de que exista una persona que tenga la enfermedad, aunque sea una cargadora asintomática, que no lo sabe, se encuentre rodeada de personas que ya tienen la protección de la vacuna y entonces la enfermedad no se disemina.

Precisamente acabo de venir de Ucrania y también tenemos allá un problema grave con el sarampión. De hecho Ucrania es el tercer país del mundo, después de Zimbabwe y la República Democrática del Congo, con el mayor número de casos de sarampión en el mundo. Entonces eso abre otras dinámicas, porque en Ucrania es una cuestión de desabasto de vacunas, es una cuestión de un sistema de salud completamente subdesarrollado. Es un sistema que está todavía basado en el modelo sanitario de la Unión Soviética, que ya está totalmente rebasado, por eso sí hay allá un resurgimiento allá de las enfermedades transmisibles.

-¿Y en los casos de los otros dos países, cuál es la razón?

-La razón es el bajo porcentaje de vacunación. Las estrategias de vacunación no son buenas, no hay suficiente financiamiento para los programas de vacunación, y obviamente, son países donde hay una crisis tremenda. Zimbabwe está en una crisis económica que dejó el largo mandato de Robert Mugawe, y en la República democrática del Congo el problema es la división que existe entre los dos países: pues tenemos Congo Zaire de un lado, y tenemos Congo Kinshasa del otro lado: La República del Congo y la República Democrática del Congo.

Guerras por los recursos naturales

La República Democrática del Congo sigue con el problema del ébola y es la zona donde hay un conflicto social, ya que en la frontera con Ruanda hay ciertos territorios que están controlados por fuerzas rebeldes. Estamos hablando de la parte este del Congo que es la región donde hay una mayor cantidad de recursos minerales. El mineral que se utiliza para las pilas, el litio, viene de allá. De hecho, casualmente, un detalle curioso, de ahí de la República Democrática del Congo, en la provincia de Kibo, en la frontera con Ruanda, se obtuvo el uranio de la bomba que se tiró en Hiroshima. Entonces a las personas que explotan estos recursos minerales les conviene esa situación de descontrol social en la cual pueden explotar los recursos minerales de manera clandestina, sin tener que pagar derechos, sin tener que pagar seguridad social a los trabajadores, sin pagar impuestos ni nada.

Entonces lo explotan de manera clandestina porque bajo el escudo del conflicto social estos recursos pueden ser contrabandeados fuera del país y hacerlo con una ganancia alta.

-Es lo que están haciendo ahora en Bolivia, ¿no, doctor? Porque tumban un gobierno con el clásico cuartelazo, y crean la confusión para adueñarse de sus recursos naturales.

-Sí. Ese tipo de desorden social ayuda a escudar este tipo de actividades clandestinas que al final beneficia a unos cuantos.

-¿A las trasnacionales?

-Claro, a las grandes corporaciones. Por ejemplo, a las 3 compañías grandes que hacen Smartphones. A ellos no les interesa mucho de dónde venga el material y cómo si pueden satisfacer su demanda, aunque sea a través de una serie de intermediarios que se escudan en que compraron el material de compañías de buena reputación, pero esas compañías están trabajando con las personas que hacen el clandestinaje, pero se hacen de la vista gorda.

Responsabilidad social y ética

Lo que pasa es que en los aspectos estos de recaudación de este tipo de recursos naturales tiene que haber una responsabilidad no solo social, sino ética también. Y desgraciadamente vemos que hay muchos lugares donde se saltan esas dos responsabilidades.

-Se las saltan e incluso tiran gobiernos para poder apropiarse de esos recursos.

-Así es.

El genocidio de Ruanda

-Estaba leyendo una nota que decía que ningún imperialismo es decente, todos son salvajes, y sus aliados dentro de los países son siempre los peores, los más canallas, los que son capaces de vender todo con tal de enriquecerse con las migajas que les dan.

-Eso lo hemos visto en muchísimos lugares. Tenemos aquel episodio horrible en la historia del mundo que es el genocidio de Ruanda, uno de los peores ejemplos de linchamiento racial de los hutus contra los tutsis, dos etnias negras. Siempre había existido una rivalidad, porque los tutsis eran mayoría, pero cuando los belgas estaban ahí pusieron a los hutus a cargo. Eso creó una rivalidad, y cuando los belgas dejan Ruanda, se acaba el colonialismo pero ese resentimiento de los tutsis en contra de los hutus sobrevivió porque los hutus estuvieron en el papel de administradores. Y resultó que estuvieron muy cerca los hutus de eliminar al grupo racial de los tutsis. Los mataban a machetazos. Se estima que el número de víctimas estuvo entre 500 mil a dos millones de personas asesinadas. Querían los hutus convertirse en mayoría exterminando a los tutsis. Primero los hutus empezaron a crear un movimiento de supremacía racial y también crearon un grupo de extrema derecha para sus propósitos. Es algo que lo vemos no solo en África, sino en muchas partes.

-Dicen que mataban hombres, mujeres y niños.

-Sí, sin ningún miramiento. Invadían aldeas. Este movimiento de extrema derecha se inició como si fueran a constituir un partido político, pero su retórica empezó diciendo: Nosotros éramos los administradores con los belgas, debemos controlar todo. Entonces se colocaron estratégicamente alrededor de las poblaciones y dieron el llamado para asesinar a todos. Y no hubo ningún país que interviniera.

-Pero porque no les interesa a los países imperialistas, ¿no?

-Así es. Si hubiera sido un país petrolero o con otros recursos naturales para explotar, las potencias hubieran intervenido, pero como no tenían mucho, los dejaron seguir en la masacre.

Visión del mundo

En esta parte, el Dr. Novelo Sierra comenta:

-Yo creo que estas cuestiones son las que han llegado a esta desigualdad social que existe en este momento en el mundo.

-¿En cuántos países ha estado?

-De trabajo, como entre 10 y 12 países. Los únicos continentes que me hace falta visitar son la Antártica y Australia. Pero donde he ido me han tocado situaciones delicadas. Trabajo con la OMS, que se divide en 6 regiones: la de las Américas, la Europea, la del Mediterráneo Oriental, la del Sureste de Asia, la de África, y la del Pacífico Occidental. De esas 6 y la sede que se encuentra en Ginebra, Suiza.

He tenido la oportunidad de hacer trabajo internacional durante 15 años, y de trabajar con la OMS durante 12 años. He tenido la suerte y la fortuna de haber trabajado en las 6 regiones de la OMS, incluyendo la sede de Ginebra.

Iba por 1 o 2 años

Antes trabajaba con organizaciones no gubernamentales. Empecé en este rubro de ayuda humanitaria con la idea de hacer un año o dos de experiencia para que yo pudiera hacer mis estudios en el extranjero, porque no tenía las posibilidades económicas para pagar mis estudios.

Pedí una beca a CONACYT y no me la dieron porque tenía 6 meses de haberme graduado y me pedían más experiencia. Entonces intenté hacer algún voluntariado y tardé un poco.

Atendían a 150 mil personas

-¿Qué quería estudiar usted?

-Yo quería estudiar medicina internacional, había una carrera como tal en Alemania. Pero entonces, cuando empecé a trabajar con una ONG, me voy en 2005 a Sudán, en la región de Darfur, donde hubo cierto grado de linchamiento racial, es la región que se encuentra en el este de Sudán, antes de que se dividiera en Sudán y Sudán del Sur. Siempre ha sido una región de problemas, hasta el momento. Me tocó ir allá a empezar a coordinar un programa de atención primaria de la salud. Teníamos un programa de 21 clínicas que atendían a entre 100 y 150 mil personas. En ese momento esa área se encontraba controlada por fuerzas rebeldes contrarias al gobierno central y no permitían que el ministerio de salud nacional entrara a prestar los servicios de salud, porque los consideraban espías. Entonces se negoció con ellos que nosotros éramos un grupo neutral, de extranjeros que no teníamos vela en ese asunto. Hicimos un trato con el gobierno central para que a nosotros se nos permitiera entrar y respetábamos los protocolos nacionales, y obviamente reclutábamos gente nacional porque era imposible prestar los servicios con voluntarios internacionales. Hablamos entonces con los rebeldes, les explicamos que íbamos a traer especialistas internacionales y que contrataríamos a gente local para todo lo demás.

-¿En qué año fue eso?

-En 2005.

Médicos y héroes cubanos

-¿Y no hay médicos cubanos en esos lugares?

-Sí, a los médicos cubanos me los he encontrado muchísimo. La primera vez en el año 2010 en Haití. En la epidemia de cólera que siguió al terrible terremoto del 2010 en Haití. Me los he encontrado también en la República Democrática del Congo atendiendo la situación del ébola, que hasta este momento estamos hablando del brote que hubo en 2014, y hasta este momento Cuba es el país que más médicos ha enviado a la lucha contra el ébola, de todos los países del mundo.

Desde 1972 en Mozambique

-¿Cuántos médicos ha enviado?

-Envió más de 3 mil médicos, porque mandó médicos a Afganistán, Angola y a la República Democrática del Congo, a una serie de países que aceptan la cooperación médica cubana. Ningún otro país en el mundo donó tantos servicios de salud. Entonces la Brigada Cubana, como se autodenominan en los países donde hemos estado, el último lugar donde me los encontré fue en Mozambique, hace poco que hubo una epidemia de cólera siguiendo a dos huracanes en este país africano, en el cual me tocó participar en una misión de aproximadamente 2 meses, y estaban ahí no solo prestando servicios para el ébola, sino que aparte pusieron un sistema de atención primaria de la salud y de cirugía general.

Entonces los cubanos están en muchos lados igual proporcionando servicios médicos. Hay países donde tienen una larga trayectoria. Ese día que estábamos platicando con ellos en Mozambique estaba el Embajador de Cuba con ellos y me dijo: “La primera misión cubana en Mozambique data del año de 1972”.

Desde ese año estaban ayudando. Entonces sí se los encuentra uno trabajando, lo hacen con mucha dedicación, porque muchas veces hay que llegar a regiones muy remotas que hay que ir a pie, caminan 5 o 6 horas para llegar a pie, y regresan y al día siguiente lo vuelven a caminar.

-¿Cuántos médicos cubanos dan su ayuda en otros países?

-Yo creo que en todo momento debe haber entre 3 mil y 5 mil médicos cubanos rotando en diversos países, y a veces son muchos más.

El pago

-¿Y quién les paga?

-Hay unos tratados bilaterales entre los diferentes gobiernos, que aceptan la cooperación cubana, y les facilitan la entrada al país, pero vienen ellos con fondos propios a la hora de encontrar un lugar donde vivir. Viven de una manera muy básica también. Pero creo que en Cuba igual están acostumbrados a esto. Ellos perciben un salario que está negociado entre el gobierno de Cuba y los gobiernos de esos países, y de ese pago ellos reciben un porcentaje y el resto lo regresan a su país. Así es como Cuba igual los manda con dinero para que ellos puedan asegurar su acomodo, la compra de insumos médicos, porque en algunos casos ellos llegan con todo. La prestación de los servicios de salud se hace como en el área deportiva, donde ellos reciben un salario y el resto regresa a Cuba para continuar con el programa. Pero Cuba tiene históricamente un antecedente en el área de medicina social y de atención comunitaria, de salud pública como ningún otro país en el mundo. Y ahora se han dado cuenta en otros países de que ellos tienen esa capacidad.

Responsabilidad social

-¿Cómo es que los médicos cubanos tienen esa visión de medicina social cuando en nuestras universidades públicas, es decir, pagadas con el dinero del pueblo, los egresados por lo general carecen de ella?

-Es que ese aspecto de responsabilidad social en la medicina se les inculca desde los primeros años, y es obligatorio en las instituciones educativas cubanas. Entonces ellos salen con la idea de que: “Nos vamos a tener que ir en algún momento”.

Yo creo que ahí influye desde la formación universitaria que el profesional de la salud sabe que hay situaciones en las que vamos a estar en condiciones no muy cómodas, pero es siempre para cumplir los objetivos de llevar los servicios de salud a las zonas remotas, llegar a los niveles de vacunación necesarios para realizar la protección a la comunidad, en algunos casos en algunos países hay mucha ignorancia en cuanto a los temas de prevención de enfermedades sobre todo en las comunidades rurales. Por ejemplo, tomando en cuenta nuestro estado, tenemos que llegar y hablar maya, si no la población no va a entender. Entonces yo creo que en parte es la formación, y en parte es la situación económica también. Yo cuando me voy a algún lugar me pagan mi salario y me pagan unos viáticos a la hora para que yo pueda pagar los gastos para movilizarme a un sitio. Yo creo que es la situación que existe en el interior del estado. Estaba en una población que se llama Cuncunul, a 15 minutos de Valladolid, y lo que me daban no me alcanzaba ni para los camiones. Recuerdo que en 2002 cuando hice mi servicio social, me quedaba en la clínica, pero no tenía refrigerador, mi papá me lo compró para que yo pudiera guardar mi comida.

Vocación incompatible

-Doctor, independientemente de este aspecto que es válido, que tienen derecho a un mejor nivel de vida, a un nivel de vida digna. ¿Qué le faltaría a la Universidad Autónoma de Yucatán para que los médicos sean más solidarios?

-En primer lugar, yo creo que muchas de las personas que estudiamos medicina entramos con una idea ya prefabricada de a qué dedicarnos y qué hacer y todo, que no es muy compatible con ese aspecto de medicina social.

Entonces yo creo que en parte los cubanos tienen no solo lo que les inculcan, sino que no tienen muchas opciones para dedicarse a otra cosa. Yo creo que tiene que haber un balance en cuanto a eso. Vamos a tomar como por ejemplo las poblaciones del interior del estado, yo creo que podría haber una participación conjunta de la iniciativa privada y el gobierno para facilitar la presencia del médico. Tal vez decir: A los médicos que van a venir no podemos pagarles más, pero hay unos condominios, un complejo de interés social donde van a poder vivir, donde se les ofrezcan rentas bajas. Desde hace mucho se ha hecho énfasis en que la medicina preventiva es más efectiva que la medicina curativa. Entonces hay que llevarla donde se necesita.

Libia, descenso al caos

En este punto, el entrevistado nos muestra varias fotos:

-Miren: este es un túnel de desagüe. Ahí se encontró a Muammar Gadafi, en Libia. Luego fue linchado a golpes por las fuerzas rebeldes.

-Dicen que después de que acabaron con él se acabó el país.

-Sí, hasta el momento. Yo estuve en Libia en el año 2011, y existió un movimiento en contra del coronel Gadafi auspiciado por la comunidad internacional. Los primeros aviones que bombardearon a la marina libia fueron los mirage franceses cuando estaba de presidente Zarkosy. Después de eso ha sido un descenso al caos, que hasta el momento existe. En un principio era fácil controlar todo porque todos estaban contra él. Pero el problema empieza cuando tenemos el pastel (del petróleo) y todos se quieren quedar con él. En ese tiempo el nombre de Libia era República Popular de Libia.

No pagaban impuestos

Allá era como en los Emiratos Árabes Unidos: nadie pagaba impuestos. De los teléfonos celulares, sus chips y llamadas eran auspiciados por el gobierno. Cuando empezamos a trabajar en Libia, quisimos contratar personal de ese país, y nos preguntaron: De qué hora a qué hora hay que trabajar. Pues nosotros trabajamos de 8:30 hasta la noche. Pero ustedes que son personal del país, pueden trabajar de 8:30 a 5 de la tarde. Y responden: Es muchísimo. ¿Por qué? Porque aquí en Libia, el horario oficial de los burócratas es de 10 de la mañana a 2 de la tarde.

-¿Era de 4 horas?

-Sí. Todos los burócratas durante el tiempo de Gadafi trabajaban 4 horas. Durante la revolución de Libia conversé con un taxista que me dijo: Yo era policía profesional, pero cuando hubo el movimiento disolvieron la policía y el ejército y no los volvieron a organizar, y ahora no tengo trabajo. Yo estaba mejor antes.

De 2011 a 2012 hasta ahora, ha habido 5 o 6 primeros ministros, ha habido intentos de asesinato contra todos ellos. Entonces ahí se demuestra que a las intervenciones trasnacionales les falta algo.

-Doctor, yo creo que es un diseño: tal paso sigue a tal paso, es un guión bien elaborado. Así tiran a los gobiernos y llevan al caos a los países para poder robarles sus recursos naturales. Como lo que pasó con el neoliberalismo en México, que todavía las compañías canadienses siguen llevándose el oro y contaminando las tierras sin ningún control. Y nadie sabe cuánto es lo que se llevan.

-Sí, este modelo está replicado en muchos lugares. A mí me llamó mucho la atención en Libia esto. Sí se consideraba que era un régimen autoritario, pero permitía vivir. Incluso a mí me llamó mucho la atención algo que sucedió cuando llegamos, pues llevamos un kit de emergencia que cubre las necesidades de una población de 10 mil personas en 3 meses, y esos kits contienen analgésicos, antibióticos, diversos insumos. Son de medicamentos genéricos. Pero cuando llegamos a Libia la gente no los aceptaba. No –decían- nosotros estamos acostumbrados a medicamentos de marca.

-¿Entonces el nivel de vida era mejor?

-Así es. Pero ahora, como el país ha caído, sí nos aceptan cualquier medicamento que les demos. El sistema de salud de Libia no era muy bueno, pero la población tenía el poder adquisitivo para irse a la medicina privada, principalmente en el país vecino, de Túnez, donde había una serie de clínicas privadas para darles atención, y la gente sí acudía.

-¿Cómo trabajan ustedes, dan la consulta?

-Nosotros entramos siempre en refuerzo de los médicos nacionales. Creamos estructuras de salud secundarias mientras se reconstruyen las del país después del desastre que se haya registrado. Apoyamos en el aspecto de conocimiento.

Cascos azules contagiaron en Haití

Por ejemplo, en Haití antes del brote de cólera en 2011 no había habido un brote de cólera en 100 años. Y se comprobó que el último brote de cólera que tuvimos en Latinoamérica fue en Perú en 2006. Habíamos identificado la cepa que había causado ese brote. Entonces la sorpresa fue que cuando realizamos el estudio de la cepa de Haití, encontramos la cepa del sureste de Asia, la cepa de Bangladesh.

Y nos preguntamos: ¿De dónde salió esta? Entonces se comprobó que un destacamento de Cascos Azules que venía de Nepal, que venían de una zona endémica de cólera, y eran portadores asintomáticos.

El problema fue que en Haití no existe un sistema de saneamiento básico del agua potable. Ese destacamento puso unas letrinas, y el agua se filtró al río Artibonit, que corre por el país, y es la fuente de agua de la mayoría del país. Fuera de la capital de Puerto Príncipe no existe agua potable.

Cuando hacíamos las investigaciones la gente nos decía:

Yo sé que el río está contaminado, pero no puedo comprar agua embotellada. Entonces tengo que tomarla así, contaminada.

El Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon, dio una disculpa pública por lo que ocurrió con los Cascos Azules. En ese tiempo, un especialista de Estados Unidos, de Atlanta, nos dijo: Hay ciertas costas de Estados Unidos donde está la bacteria del cólera, pero cuando el agua llega a la gente, ya lleva alrededor de 6 filtros.

-¿Qué enfermedades son las peores a nivel mundial?

-Para mí creo que en los aspectos de la globalización que me han llamado más en todos los países donde me he desempeñado son las enfermedades diarreicas y las respiratorias, que están entre las tres primeras causas de muerte.

Cuando tuve la experiencia de trabajar en Sudán, tuve que hacer un trámite de pasaporte y no hay embajada de México sino hasta El Cairo. Y allá me presentaron al embajador. Y este me preguntó: ¿Cómo podría México contribuir con estos países, ayudarlos?

Y le dije: -Yo estoy coordinando un programa de atención médica primaria, y las tres causas de muerte son las enfermedades diarreicas, respiratorias, y el paludismo, la malaria. En México tenemos mucha experiencia en esto, y nosotros podemos hacer mucho para ayudarlos.

Entonces me contestó: Ayer estuve platicando con la ministra de salud de Egipto, y me dijo exactamente lo mismo que me dice usted

Exportar médicos

-¿A estas alturas de su carrera, qué le deja toda esta experiencia internacional?

-¿Qué me llevo yo con la experiencia? Que no solo Yucatán, sino todo México, tenemos suficiente experiencia para exportar médicos. No solo en el área de ayuda humanitaria, pero sí específicamente en eso. Creo que se está produciendo una gran cantidad de médicos en México, y aparentemente no tenemos suficiente trabajo para ellos. Así como yo me fui por un tiempo al extranjero y al final terminé haciendo carrera en esto, creo que Yucatán debería considerar empezar a formar médicos con la idea de salir al extranjero en este servicio humanitario. Y le voy a decir por qué con una anécdota: En Sudán, en 2005 en la provincia Kordofán del Sur, encontré una epidemia de fiebre amarilla que es causada por picadura de mosquito. Cuando llegué la mayor parte de mis compañeros eran británicos y holandeses, porque la ONG era una organización suiza. Y nos dijeron: tenemos una epidemia del dengue.

-¿Y por qué están tan preocupados?

-Es que tenemos un 40% de los casos que se están muriendo.

Entonces les dije: Esto no es dengue. El dengue no es una cosa que mate al paciente en cuestión de horas, si el paciente llega a un centro hospitalario aunque sea dengue hemorrágico hay muchas posibilidades de salvarlo. Lo sé porque yo vengo de una región donde hay esa enfermedad y la conozco no solo como médico, sino también como paciente. Entonces aceptaron que podía ser fiebre amarilla, de la que hasta hay una vacuna. Si fuese dengue, es dar apoyo y observar al paciente, y si es fiebre amarilla es la única fiebre viral hemorrágica contra la que hay vacuna y estamos obligados a hacer una campaña de vacunación de emergencia. Y resultó fiebre amarilla. Y se hizo la vacunación, que salvó muchas vidas. Es decir, que nuestra formación, nuestro conocimiento como médicos, puede ser útil al mundo. Es cuestión de salir.

(Roberto López Méndez)