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Yucatán

Las Vaquerías pierden a su Rey, Don Arturo González

Víctor Salas

Había nombres que andaban por todos los rumbos de Yucatán, vinculados, sobre todo, a las fiestas patronales de las poblaciones del interior de la entidad. Uno de ellos era el de Arturo González Castillo, famoso por la sonora alegría de su orquesta jaranera. La suya no amenizaba, sino alegraba las fiestas de los pueblos yucatecos, tan apegados que estaban a los ritmos del rascabuche y el timbal; ambos instrumentos eran una característica de la orquesta de Don Arturo, y ellos provocaban la agitación de los pies de los bailadores de jaranas durante su huachapeo, el valseo y el taconeo.

En las carteleras de la ciudad, existentes en cada esquina de ella, era común ver su nombre escrito a grandísimas letras anunciando su participación en tal o cual vaquería. Su nombre garantizaba el éxito del evento pues motivaba a los bailadores. “Es la orquesta de Arturo González la que va a tocar, entonces, sí voy a la fiesta”, decía la gente con regularidad.

El miércoles 30 de octubre su vehículo tuvo un accidente en el que perdió la vida el famoso músico jaranero. Era originario, igual que Sergio Esquivel, de Ticul, la Perla del Sur. Ahí tuvo su residencia y de ella partió ese día en el que iba, o a Tekax, o a Peto.

Con su desarraigo en la Tierra, se une al de los otros famosos de ese género musical nuestro, la jarana, que se fueron antes que él, Víctor Soberanis y Bartolomé Loría Canto.

Tenía 95 años recién cumplidos. Su vida transcurrió a lo largo del todo el siglo XX. Le debe haber tocado experimentar la locura que causaron los Beatles, en todo Yucatán, alejando a muchos habitantes de aquellas costumbres atávicas y que pusieron en peligro la existencia de las fiestas populares, unidas al santoral cristiano. En la larga etapa de la beatlemania, muchas costumbres desaparecieron o estuvieron a punto de sucumbir. Con seguridad, él, Arturo González, se mantuvo fiel a sus tareas, esperando ver reverdecer al árbol de las costumbres propias, como finalmente ha sucedido, y como se comprueba a diario en nuestro POR ESTO! Donde se documenta extensamente todo lo relativo a los gremios, las fiestas patronales, las charlotadas, corridas de toros, bajadas de los santos y la culminación de todo ello, la vaquería, en la que la orquesta jaranera de Arturo González jugaba un papel determinante.

En la fotografía que se publica el jueves 31 de octubre, en nuestro POR ESTO!, se le ve tocando el rascabuche y mirando hacia abajo, con seguridad sus ojos estaban ocupados viendo a alguna pareja de bailadores, a la que le seguía el ritmo de sus pies, con la viva expresión de su instrumento. Es fácil deducir que la imagen es reciente y que él todavía trabajaba, entonces.

Nuestras vaquerías, su natal Ticul, las tradicionales fiestas de Yucatán han perdido a uno de sus más importantes iconos. Deseamos que siga su vida adelante en el espacio celestial, que la felicidad musical la mantenga en el ámbito de las estrellas, adonde próximamente llegará para ocupar su eterna residencia.

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