Pilar Faller Menéndez
Generalmente, la depresión no se ve, no se identifica o no ha sido diagnosticada. Los que la sufren tienen la tendencia a creer que sus dificultades las llevan clavadas como si fueran heridas de guerra. Muchas de esas heridas pasan desapercibidas a quienes no tienen el tiempo de observarlas.
A menudo la depresión no se ve. Quienes viven una depresión encubierta están condicionados a luchar de una forma que no se puede identificar claramente, con sus demonios internos. La depresión puede estar o no diagnosticada, y puede que las personas cercanas lo sepan o lo ignoren porque no saben cómo lidiar con ella, o simplemente no entienden por lo que está pasando la persona, que siente que su mundo se está volviendo más oscuro, ante la incapacidad de entenderse.
Muchas personas que viven con depresión han aprendido a mostrar una felicidad que no sienten, y tratan de mostrar, independientemente de lo que estén sintiendo, aspectos optimistas de su conducta, ya que nadie quiere desencajar socialmente, ni mostrar sus verdaderos sentimientos. La depresión encubierta está relacionada con quienes quieren conquistar personalmente sus demonios.
La mejor forma de tratar la depresión, es la terapia y la medicación. Cualquier persona que la haya sufrido, entiende la carga que esta enfermedad conlleva, y siente que puede ser una carga para sus seres más cercanos, por lo que en muchas ocasiones, al abrir los sentimientos a alguien y que esta persona conozca las luchas internas que conlleva la depresión, la mayoría de las veces, acaban mirando para otro lado, por lo que es normal que una persona con depresión se sienta abandonada y prefiera guardarse sus sentimientos por el miedo al rechazo, porque resulta desgarrador que los sufrimientos sean tan terribles de soportar para alguien a quien se quiera.
Hay quienes pueden volverse profesionales e inventar historias para no mostrar su enfermedad, inventándose excusas para no ir a alguna reunión o evento, por lo que se experimentan diversas dificultades para llevar una vida diaria normal. Algunos signos pueden parecer pequeños, pero sus efectos son graves. Dormir mucho o muy poco pueden ser ejemplos claros, lo que ocurre igual con la comida, ya que tanto el sueño como la alimentación son dos elementos críticos para la salud, que la mente humana trata de controlar. Dormir puede ser una forma de escape, lo mismo que la alimentación.
Aunque sea difícil de creer, muchos artistas, líderes y músicos más inspiradores y sobresalientes han sufrido problemas mentales, por lo que al tener una seria profundidad de emociones, los ha llevado a la grandeza. La gente que vive con una depresión invisible al ojo humano, suele expresarse de formas grandiosas, ya que se encuentran en contacto con lo bueno y lo malo de su alma y tienen la capacidad de expresar la belleza a través de las sombras de las emociones que poseen.
Todos buscan un propósito en la vida, los que sufren de depresión encubierta también, e intentan buscar satisfacción en algo interno, que siempre tiene hambre de más. Experimentan sentimientos de inadecuación y miedo, y siempre intentan compensar las flaquezas de su interior.
Quienes viven con esta carga necesitan ayuda, porque no es bueno que la gente conviva sola con su depresión. Habrá momentos en que se abran y pidan ayuda, estos momentos son los más importantes, ya que son los que construyen un puente y crea cercanía y distancia entre amigos y familiares, lo cual no siempre será fácil ya que han aprendido a vivir esto de forma encubierta.
Quienes viven su depresión de forma privada y secreta lo hacen por protección, tanto para proteger su corazón como a la gente que vive a su alrededor. Es fácil sentirse solo, ya que la depresión no la percibe nuestra naturaleza humana. Desgraciadamente vivimos tiempos en los que se nos anima a esconder lo oscuro y desagradable, aunque no exista una razón para ello.
La motivación más importante que tienen los viven una depresión encubierta es la búsqueda de la aceptación, lo cual se puede lograr si la persona se abre. Es necesario buscar ayuda cuando alguien cierre la puerta, y abrir el corazón aunque parezca aterrador hacerlo. Al seguir insistiendo que lo malo no se vea, lo bueno también pasará desapercibido.