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Yucatán

Adviento nos debe llevar a un verdadero análisis de conciencia

El Adviento es un tiempo para reflexionar en qué partes de nuestra vida está y no está Jesús; si nosotros hacemos un verdadero análisis de conciencia, nos vamos a dar cuenta que Jesús no está en muchas partes de nuestra vida y cuando descubramos eso, entonces debe salir de nuestro corazón el deseo de que no es el mundo el que debe llenar esos espacios vacíos, porque nos va a volver a dejar vacíos, sino es Jesús el que debe de llenar nuestra vida, el que debe llenar nuestro corazón, llenándose de Jesús, las obras saldrán, las obras no del individualismo, sino del deseo de compartir con los demás, dijo ayer el Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Yucatán, Pedro Mena Díaz.

El prelado añadió:

—Debemos buscar que nuestra vida sea siempre, no sólo en este tiempo de Adviento, una preparación para el encuentro definitivo con Jesús y por eso debemos pedirle que nos vaya iluminando y que vayamos haciendo el esfuerzo de vivir estos días como lo vivió la virgen María.

En esta primera etapa, el Adviento nos va preparando para que nosotros recordemos que siempre debemos estar preparados para la segunda venida de Cristo; esa es la intención del tiempo del Adviento: recordarnos que Jesucristo va a volver, según su promesa.

Hoy hemos escuchado textos que nos van presentando al precursor de Jesús, a Juan Bautista. ¿Qué se va cumpliendo en Juan Bautista? Lo que anunció el profeta Isaías, y ante el anuncio que hacía Juan Bautista, surgían distintas actitudes: unos tomaban muy en serio el mensaje de Juan y ante ese anuncio de la venida del Mesías, verdaderamente se comprometían y con corazón sincero aceptaban ese bautismo que era ese signo de arrepentimiento y de querer cambiar de vida para que estuvieran preparados para encontrarse con Jesús, que es el salvador; otros se acercaban, como los fariseos y los saduceos, pero no tenía la mínima disposición de cambiar y por eso son desenmascarados y Juan pone la clave: les dice que demuestren con obras su arrepentimiento.

Mons. Mena Díaz dijo que estamos viviendo el tiempo del Adviento, tiempo fuerte, que es muy difícil de vivir intensamente “porque estamos sumergidos en un mundo que nos va haciendo la contrapropuesta del reino, nos va haciendo la contrapropuesta del Mesías, un mundo que nos va ofreciendo muchas cosas que, al final, nos dejarán vacíos, porque hoy y desde hace muchos años, hay muchas empresas que pagan comerciales en la televisión, Facebook, periódicos, en otras páginas de internet, para decirnos: felices fiestas y han quitado la palabra Navidad; al menos son sinceros, es decir, no quieren que se celebre a Jesús, no quieren que se celebre la venida del Mesías, del Salvador, no quieren que pensemos en el Salvador; quien que pensemos que las fiestas son las que nos van a dar la felicidad, las fiestas sin Jesús, como muchas posadas que se hacen en estos días y que ya nos advertía San Pablo en una de las cartas: “Nada de borracheras ni comilonas”, pero eso hacemos, hay posadas con borracheras y comilonas y ahí no está Jesús, vivimos en este mundo que nos quiere arrebatar al Salvador.

Por eso Juan Bautista, esa voz que anunciaba la venida del Mesías, lo confirmaba con su manera de vivir; era tan fuerte el testimonio de Juan, la manera de cómo vestía, de qué se alimentaba y donde vivía, que hasta se pensaba que era él, el Mesías.

¿Quién es este que tiene esa palabra poderosa, pero, además, lo confirma con una confianza plenamente en Dios por la vida austera que lleva? Uno de los rasgos que nos debe caracterizar precisamente en este Adviento es la austeridad.

Ciertamente, en este tiempo, mucha gente se preocupa por los más necesitados y vamos viendo a grupos de jóvenes, movimientos de parroquias, que se van acercando a las comunidades necesitadas llevando a Santa Claus, llevando regalos; qué bueno que el señor Jesús vaya inspirando ese deseo de ayudar a los que les hace falta lo material y quien lo tenga lo pueda compartir.

¿Cuál debe ser el deseo? De que no solamente sea en este tiempo, que muchas veces es nostálgico, como me compartía una persona, que decía: “cuando va a llegar la navidad me siento nostálgico”, y de ese sentimiento de nostalgia brota la caridad; pero nosotros debemos de buscar que nuestra vida sea siempre, no sólo de este tiempo, una preparación para el encuentro definitivo con el Señor y por eso le pedimos nos vaya iluminando y que vayamos haciendo el esfuerzo de vivir estos días del Adviento, cómo lo vivió la virgen María.

Hoy es 8 de diciembre, por lo que los domingos celebramos siempre el triunfo de Jesucristo sobre el pecado y sobre la muerte; la gran fiesta de la Inmaculada Concepción, que ayer fue celebrada en muchas partes, pero que oficialmente debe ser hoy, que junto con la Virgen de Guadalupe, nos van recordando esa presencia maternal y lo que debemos de reflexionar de ambas es la capacidad de reflexionar todo, no en la cabeza, sino en el corazón para dar respuestas exactas.

Que el Espíritu Santo, así como obró en la Virgen María y ayudó a ser la madre de Dios y madre nuestra, estos jóvenes que van a recibir la confirmación que el Espíritu Santo les dé esa capacidad de discernimiento como lo vivió la virgen María para buscar la voluntad de Dios. Ustedes han sido preparados, la confirmación como los demás sacramentos no deben ser nada más requisitos, porque los sacramentos son encuentros con Dios vivo, para vivir lo más plenamente posible como los hijos de Dios y la confirmación nos recuerda Pentecostés, que a su vez nos recuerda que los apóstoles salieron transformados a cumplir con la voluntad de Jesús y dar a conocer el mensaje y que la iglesia cuente con ustedes como nuevos misioneros dispuestos a anunciar siempre a Jesús para llenar este mundo de Dios y no de las cosas materiales, concluyó.

(Víctor Lara Martínez)

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