Por el amor, hasta el ridículo

Eliseo Martín Burgos

Lais o Layde, la hetaira más bella de la antigua Grecia, que sirvió de modelo a los más notables escultores de su tiempo, fue contratada por Mirón, escultor del inmortal “Discóbolo”. Cuando se desprendió de sus vestidos, el escultor le ofreció todo por una noche romántica. Lais se negó debido a la avanzada edad del artista, pero Mirón no se rindió; se tiñó de negro su cabellera y barba blancas, se vistió con un traje elegante, se maquilló y perfumó, se puso sus joyas más caras y se presentó ante la modelo declarándole su amor, pero ella, sarcástica, le respondió:

–Joven amigo, me pides lo que ayer le negué a tu padre –y se carcajeó ante el viejo escultor.

Antología del Chascarrillo

Segunda Epoca