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Al oficiar ayer la misa con indulgencias plenarias, conmemorativa de los 488 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, el Arzobispo de Yucatán, Monseñor Gustavo Rodríguez Vega, señaló que todos somos enviados a llevar la buena nueva del Evangelio, así como a privilegiar la igualdad como hijos de Dios.

Acompañado por el párroco de San Cristóbal, Gilberto Pérez Ceh, y de varios sacerdotes, Rodríguez Vega mencionó que la fiesta por la aparición de la Virgen de Guadalupe se celebra en todas las parroquias del país y de otras partes del mundo, como el Vaticano.

Recordó que, dentro de 12 años, se cumplirán los 500 años la aparición de la Virgen de Guadalupe, pero no se trata sólo de recordar lo que pasó hace cinco siglos, sino de festejar lo que sucede hoy, cuando millones de personas se acercan a ella con fe y piden su intercesión y, a cambio, reciben consuelo y fortaleza.

–Así como María envió a San Juan el Evangelista, el menor de todos, así escogió ella a San Juan Diego con su mensaje que sigue vigente. María ha enseñado la predilección de Dios hacia el ser humano, ella llegó a una nación por nacer, llegó a una nueva nación fruto del mestizaje, ella nos da identidad, dijo.

El prelado mencionó que la imagen de la Virgen de Guadalupe fue nuestra primera bandera, al hacer referencia al estandarte que el padre Miguel Hidalgo y Costilla empuñó al proclamar el grito de independencia.

Humildad

Explicó que Dios escoge a San Juan Diego por lo que representaba: era un indígena muy pobre, además vio en el corazón de este hombre algo extraordinario, ya que pobres hay muchos, pero hay que ser humildes; si María elige a un pobre no es para descartar a otros, sino para que todos se sientan incluidos.

María escoge a Juan Diego y él le pregunta por qué no escogió a otra persona de mayor alcurnia; ella le envía un mensaje al Obispo Fray Juan de Zumárraga, pero éste pide una señal, ya que el prelado no puede creerle a cualquier persona, ya que es quien cuida la fe del pueblo.

María le da su lugar al Obispo, ella le da una señal, las rosas y su imagen pintada en la tilma, la cual estaba elaborada de una tela muy sencilla que no duraría muchos años, una tela que debió deshacerse a sus 50 años de antigüedad, pero hasta ahora perdura, está intacta.

Añadió que Juan Diego fue enviado y nosotros somos llamados a tomar en cuenta a otros; ante Dios somos iguales, no hay nadie inferior ni tampoco por qué sentirse superior; tenemos que llevar un mensaje de igualdad.

Unidad

Recordó que, luego de la aparición de María, ella pidió una casa en el Tepeyac, donde se erigió la Basílica de Guadalupe, por lo que es indispensable ayudar a María a orar por todos nosotros, ayudarla a llevar la buena nueva y ser factores de unidad y no desunión, como hijos maduros en la fe.

Hizo ver que algunos tienen a la Virgen como talismán y amuleto, pero la mayoría de los devotos la tienen para confortarse como verdaderos hijos de ella.

–Ella nos ha elegido, así que nosotros amemos a nuestro prójimos, respetemos y vivamos en comunión con la Iglesia, para llevar la buena nueva; que escuche las oraciones de todos los presentes por nuestra Patria, que tanto requiere de paz, de justicia, de unidad y de fe; pidamos a María por nuestra Patria, así sea, concluyó.

(José Manrique)

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