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Yucatán

Socorro Cerón picó piedra y encontró agua

Ariel Avilés Marín

La segunda parte del homenaje de la ESAY y el Centro de Investigaciones Artísticas “Gerónimo Baqueiro Fóster” a la maestra Socorrito Cerón, fue un sabroso conversatorio o mesa de reflexión, en la que participaron destacadas alumnas de la homenajeada y la Mtra. Ana Marrufo Heredia, investigadora del propio centro de investigaciones. La charla estuvo marcada por la fuerza de los gratos recuerdos, de las experiencias vividas al lado de la maestra, de sus enseñanzas en el ejercicio de la cátedra, del desarrollo de sus proyectos en realidades concretas y avances en la materia que marcaron una ruta ascendente en la enseñanza del arte de la danza en Yucatán. Las participantes fueron las maestras Rubí Montejo Cantillo, María Luisa López Méndez (Lichí), Ledy Torres Marín y Alba Luz Carcaño Marín, todas ellas moderadas por Ana Marrufo Heredia, quien también aportó importantes datos, producto de su investigación.

Antes de entrar en materia, el Mtro. Enrique Martín Briceño, director del Centro de Investigaciones, hizo una introducción en el asunto y, de inmediato, cedió la palabra a quienes vivieron personalmente las acciones benéficas y las sabias lecciones de la gran impulsora de la danza en Yucatán. Abrió la participación Rubí Montejo, quien es actualmente la directora del área de danza en el Centro Estatal de Bellas Artes, cuya participación estuvo marcada por la profunda emotividad y la manifestación de cariño y respeto por la figura de Socorrito. Inició relatando cómo llega, a los cinco años de edad, a la Escuela de Ballet, de la mano de su madre, y de cómo Socorrito la recibió con ternura y amabilidad. Pasó a exponer la gran importancia que tuvo la labor de Socorrito en Bellas Artes, lo trascendente del egreso de las primeras generaciones de alumnas en 1958 y 1960. Mencionó algunos nombres de las egresadas, como: Fany Cantón, Alba Luz Carcaño o Carmita Cerón, de la primera generación. Rosa Elena Castillo, Ligia y Lichí López Méndez, de la segunda. Relata cómo se llevó a cabo la primera puesta del Lago de los Cisnes en el curso 1958-59. “Con el valioso apoyo y financiamiento de Don Juan Duch Colell, entonces director de Bellas Artes”, señaló. Luego viene el montaje de El Cascanueces, entre 1960 y 1962. “Se presentaba por primera vez en Mérida, y esto fue antes de que se hubiera presentado en la Ciudad de México”, subraya. Señaló la importancia de que en el curso 1956-57, se creara el Grado Preparatorio de Danza Clásica y se creó también la primera compañía de ballet. “Antes de que se creara la Compañía Nacional de Danza” (se adelanta a la creación del Ballet Clásico de México que creó María Izaguirre de Ruiz Cortines, y mucho antes que la Compañía Nacional de Danza de Celestino Gorostiza de 1963), Con la emoción desbordada, Rubí señaló: “Yo, no creo nada, me toca resguardar lo hecho por ella. Soco picó piedra y encontró agua. ¡No sabes lo que siento por tu cariño!”, concluyó con gran emoción.

Toca turno a Lichí López Méndez, que fue breve y concisa. Señaló que Socorrito Cerón ha recibido dos veces la Medalla de Bellas Artes. “Yo comencé a estudiar danza en la casa de la calle 61”, recuerda, y nos cuenta que se bailaba donde se podía, en el Círculo Camionero, en la Sala José Jacinto Cuevas, y que Socorrito fue su única maestra de danza. Evoca también sus participaciones en las puestas de Sílfides y La Bella Durmiente. “Las coreografías eran totalmente de su creación”, subrayó. Señaló también su importante labor trayendo muchos maestros de afuera, que vinieron a impulsar la técnica. “Socorrito Cerón sembró siempre el amor por la danza”, concluyó. En su turno, Ana Marrufo nos comentó que Socorrito incorporó al clásico otros géneros. “Como experiencia de aprendizaje, hacía que las alumnas se quitaran las zapatillas, que sintieran el suelo al natural”. Señaló como muy importante la incorporación de la danza contemporánea de la Escuela Falcon (así sin tilde). Ledy Torres relata que “Hablar de Soco, no tiene fin”, de cómo la conoció a los cinco años en la escuela Manuel Sarrado. “Entré de la mano de mi mamá y al ver bailar a Soco le pregunté: ¿Y yo, no puedo bailar así?, y en septiembre ya estaba tomando clase con Soco”. Dijo que estudió en varios locales de la academia, en la calle 60, en la 57 y finalmente en la 59. “En la academia, había tremenda disciplina, todas bailamos y dimos clases”. Recordó la “Rapsodia en Azul” como una coreografía hasta hoy no superada. “Fue de estilo neoclásico, y luego San Luis Blues y el Bolero de Ravel, ya fueron danza moderna, y luego, la Danza Ritual del Fuego, eso ya fue danza contemporánea, la hicimos sin zapatillas”. Con gran orgullo recuerda que, al llegar a México, y audicionar con las hermanas Campobello, le dijeron: “Tienes una técnica excelente”. “Todo se lo debía al desarrollo que ella nos dio”. Señaló también: “Los papás no se metían en la clase, y si lo hacían era para ayudar”, finalizó: “Mi homenaje a ella, siempre fue, bailar en otros lados, llevando el nombre de Socorro Cerón”.

Nueva intervención de Ana Marrufo nos pone al corriente de lo que sucede al marchar a México Alfredo Cortés, quien, apenas llegado a la capital, rápidamente se incorporó a dos o tres grupos de ballet clásico que existían en ese momento en la CDMX. En seguida, dijo que Nelly Cetina es continuadora de la trayectoria de Nina Shestakova, sin embargo, ninguna de las dos le da una estructura formal a la escuela en Bellas Artes. Cerró las participaciones, Alba Luz Carcaño, quien inició diciendo: “De lo único que no teníamos la menor duda, era de su talento y su capacidad creativa”, y en seguida narró una serie de interesantes anécdotas sobre la labor de Socorrito. “La puesta de Rapsodia en Azul era una nueva forma de expresión, sabíamos nuestra evoluciones al dedillo, pero ejecutar una rueda, paradas en punta excedía nuestra resistencia, así que, sin decirle nada a Soco, tomamos el acuerdo de hacerlo de media punta; lo hicimos y recibimos una gran aclamación del público; pero ella, al terminar, nos dijo: ¡Al camerino! Todas pensamos: ¡Sí se dio cuenta! El baño que recibimos fue terrible. ¡No así se los había puesto! ¿Dónde quedó la disciplina? “Yo, soy muy disciplinada, puntual, cumplida, no siento envidia de nadie. ¡Todo eso lo aprendí de ella!”, recalcó con énfasis. “Yo hice por primera vez el cisne negro, y todos me recuerdan por ello, pero no recuerdan que también participé en los pequeños cisnes y también baile en el conjunto”.

Continuó Alba Luz: “Nos conocía tan bien, que usaba nuestras fortalezas para hacernos brillar. No tenía distinción de si éramos de la primera o segunda generación, éramos un leal ejército destinado a dar a conocer el ballet de Yucatán”, exclamó con gran orgullo. Nos habla de la capacidad para solucionar imprevistos, de tomar decisiones, un cierre roto, cualquier cosa, se tiene que resolver en el momento. “Yo bailé con Héctor Herrera (Cholo), con Alfredo Cortés y Alicia Urzaiz el Bolero de Ravel, esa coreografía fue lo agresivo, lo sensual, ya era el contemporáneo”. Continuó: “En el Lago de los Cisnes, Héctor hace el brujo, eso fue enseñanza de Soco. ¡A mí, ella me hizo bailarina! Para El Cisne Negro, me exigió ejecutar veinticuatro fuetés, lo hizo porque vio que mis tobillos aguantaban. Era exigente, pero justa, se merece todos los homenajes”. Alba Luz nos habló de la parte humana de Socorrito. “No teníamos dinero para pedir a USA las zapatillas, ella las compraba y se lo íbamos devolviendo poco a poco. ¡Nunca le terminamos de pagar!”, exclamó. “¡No cualquiera se echa a las espaldas poner un ballet completo, como ella lo hizo”.

Hay algunas intervenciones, ya terminada la plática. Rubí Montejo aclaró: “A mí, me dio clases Alfredo, a él, lo formó Soco, y lo que hacemos hasta hoy, es herencia de Soco”. José Luis Herrero Cerón, su sobrino, opinó: “Debe implementarse el estudio de la historia de la danza en las academias, para que los alumnos sepan quiénes son, de dónde vienen, hacia dónde van”.

Salimos del Centro de Investigaciones de la ESAY, reafirmando nuestro reconocimiento y admiración por esa maestra ejemplar y dinámica que ha sido y es Socorro Cerón.

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