El Arzobispo Gustavo Rodríguez Vega dijo ayer en el Centro de Reinserción Social que en Navidad se acostumbran los regalos. ¿Pero por qué? Porque en estas fechas Dios nos dio el mejor de todos los regalos en la persona de su Hijo.
Asimismo, recordó que la palabra Belén significa “Casa del pan”, y sobre el pesebre, que es el lugar donde comían las ovejas, ahí está el que es el pan de vida. Todo ese significado y mucho más tiene el día de Navidad.
Al inicio, en la cancha techada del Cereso, ante un público formado por las personas internas y sus familias, los hermanos y hermanas que acuden en visita de apostolado, los hermanos sacerdotes y las autoridades, Rodríguez Vega recordó:
-Francisco de Asís fue a Roma para conseguir que el Papa autorizara la regla que él escribió para su orden, la nueva orden religiosa. El Papa Honorio III autorizó aquella regla y Francisco venía muy contento en el año 1223, y el 9 de noviembre se detuvo en una gruta en un lugar que se llama Grecho, y ahí se esperó hasta la Navidad.
-Pero antes le pidió a un hombre que lo ayudara: le dijo: quiero recrear en esta gruta lo que pasó en esa noche de Navidad. Y aquél hombre le ayudó, y después vinieron frailes de todas las regiones y gente de toda la comarca, y el 25 de diciembre en la noche celebraron la Navidad más hermosa que jamás se hubiera celebrado contemplando aquél espectáculo de representación con personas y con animales vivos.
-Fue el primer nacimiento de la historia. Y desde ahí los franciscanos siguieron en todas partes representando el nacimiento del Salvador con figuras de todos los materiales, y poco después, cuando viene el descubrimiento de América, llegan a México, y entre otras cosas para evangelizar, los franciscanos traen el nacimiento como un instrumento de evangelización para los niños y para los sencillos de corazón. Eso y todas las demás formas tan sencillas con que ellos evangelizaron llegaron al corazón de nuestros antepasados, y hasta la fecha seguimos realizando estos nacimientos.
Fue el Papa Francisco
El 1º de diciembre, hace 23 días, el Papa Francisco fue al Santuario de Grecho, aquella gruta donde Francisco realizó el primer nacimiento. Desde ahí entregó una carta para todo el mundo que se llama Admirable Sinium, así se refiere al nacimiento, y el Papa describe todo lo que significa el nacimiento, cómo es presentado ahí el niño, cómo es presentada María, cómo es presentado José, pero también todo el ambiente que rodea al portal, la pobreza en la que vino a nacer nuestro Salvador.
Era mucho que siendo Dios se hiciera hombre, aunque hubiera nacido en el mejor de todos los palacios del mundo, ya era bastante abajamiento. Ah, pero Él quiso escoger la pobreza, ya era mucho que hubiera nacido en Nazaret, en la casa de José y María, porque ellos eran gente sencilla, eran gente pobre, pero todavía más Jesús nace como migrante, porque se habían movido a Belén, y allá no encuentran dónde hospedarse.
Entonces van a un lugar para animalitos, un pesebre en una cueva, la palabra Belén significa “Casa del pan”, y sobre el pesebre, que es el lugar donde comían las ovejas, ahí está el que es el pan de vida. Ahí está una promesa eucarística, porque Él viene a darse.
Descendiente de Abraham y de David
Dijo también:
-Hemos escuchado la genealogía de Jesús en el Evangelio de San Mateo, quien escribió para una comunidad cristiana de gente que venía del judaísmo. Por eso para él era muy importante hacer ver que Jesús era verdaderamente descendiente de Abraham, de Judá, y de David, tal como lo anunciaban las profecías: Hijo de Abraham, del Rey David, pero antes de Judá.
-Jesús viene a este mundo como hijo del hombre, Él pudo haber llegado al mundo, de repente aparecer nada más, ah, pero no, no vino así, vino como todos nosotros, nacido de una mujer. Pero si esa mujer era virgen, y si Él fue concebido por obra del Espíritu Santo, se podría haber quedado con su mamá, una mujer soltera, pero no, Él quiso tener un papá, la familia completa, y José es el que le da el nombre, es el que trae la descendencia.
José es hijo de David, escuchamos todas las generaciones que habían pasado, desde Abraham, hasta David y otras 14 hasta la deportación, y otras 14 hasta que viene a nacer el Señor. Son números simbólicos del judaísmo; lo que importa es que el Hijo de Dios nace en la plenitud de los tiempos, nace como cualquier otro niño, pero todavía en situación más precaria en aquél pesebre.
¿Quienes estuvieron ahí? Solamente algunos pobres que fueron llamados para estar ahí, para adorarlo; eran pastores, ahí vemos un simbolismo de la Iglesia, pastores y ovejas, fieles adorando al Señor en el pesebre. Pero los pobres son los evangelizados, hoy en día también la Iglesia se acerca a pastores y ovejas, al signo admirable del nacimiento para adorar al hijo de Dios que se encarna. Es cierto que muchos se han alejado de Dios, es cierto que muchos han banalizado la Navidad, porque ni siquiera le llaman así a estas fiestas; les dicen las fiestas de diciembre y nada más.
Muchos celebran sin el festejado
Muchos celebran y celebran y celebran, pero el festejado no está ahí. El festejado es y debe ser Cristo nuestro Señor. ¿Cómo es posible festejar la Navidad sin siquiera mencionar a Cristo?
Bueno, hemos escuchado cómo sucedió el nacimiento del Salvador, cómo María y José ya estaban desposados, porque era la costumbre judía. Se desposaban y cada quien vivía en su casa durante meses, y luego ya empezaban a vivir juntos.
La ley del amor
-La Ley de Moisés mandaba a apedrear a muerte a las mujeres adúlteras, pero dice el evangelio que José, siendo un hombre justo, decidió repudiarla en secreto. Pero si era justo, ¿por qué no cumplió la Ley de Moisés? Hermanos, José nos da un gran ejemplo, él no violó la ley, fue más allá de la ley y se dejó guiar por la ley del amor.
-Cuántas injusticias se cometen en el nombre de la ley, cuánta gente se ampara en leyes para cometer los peores delitos. No es lo mismo la palabra justicia que la palabra ley, porque las leyes humanas son imperfectas y hay manera de manipularlas, pero la justicia, si es verdaderamente justicia, no hay manera de torcerla.
-José era un hombre justo y en el lenguaje bíblico, justo quiere decir santo. Seamos santos, tú también puedes ser santo, no te guíes por la ley, guíate por la justicia que Dios dicta en tu corazón: Consulta en tu consciencia, donde Dios quiere hablarte y decirte lo que realmente es justo. Gracias a José que fue todo un hombre, que amó a María, que estuvo dispuesto a perderla y alejarse, pero sobre todo que creyó en el mensaje del ángel.
¿Pero cómo creyó? Le fue revelado en un sueño, si el ángel se le hubiera aparecido estando despierto, esa verdad se le hubiera impuesto sobre su conciencia, en cambio es un sueño y él tiene la libertad de creer.
Así son las cosas de la fe, si queremos entender todo, dominarlo todo con nuestra mente, ese no es el camino para las cosas de Dios. José recibió muchos mensajes importantes durante los sueños, y el más importante de todos fue este: “No dudes en recibir a María como tu esposa en tu casa, porque lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le darás el nombre (solamente los hombres podían poner el nombre) de Jesús, que significa Yahvé Salva, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados”. José obedeció, y se cumplió la profecía de Isaías escrita 700 años antes: “He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel”.
Dios con nosotros
Bueno Jesús fue Emmanuel, y sigue siendo Emmanuel, que quiere decir: Dios con nosotros. Hay otros nombres con los que fue anunciado por los profetas y todos los nombres le quedan a Jesús, pero el más importante es Yahvé Salva.
Él es nuestro Salvador, y para eso ha venido al mundo, démosle gracias a Dios porque vino a este mundo, porque está con nosotros, porque nace ahora en tu corazón, nace ahora en tu familia, que nazca también en la sociedad.
Démosle gracias por estas personas tan importantes, José y María, para que Jesús viniera y pidámosle a Dios, que nosotros también tengamos las mismas actitudes de José y María, para que el Señor siga viniendo a nuestro mundo.
Hay que comentar que concelebraron con el Arzobispo los presbíteros Ricardo Díaz, Stefano Redaelli, Bernardo Murcio y Alberto Ávila, así como Rander Fernández, párroco del Cereso, de quien don Gustavo dijo que cumplió años ayer y fue celebrado con muchos aplausos de todos los asistentes a la misa.
(Roberto López Méndez)