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Yucatán

Pilar Faller Menéndez

En México, como en muchos otros países de Centro y Sudamérica, existe la tradición de quemar a un muñeco la noche del 31 de diciembre, que simboliza el año que está por finalizar, e iniciar los festejos del año que va a comenzar y dejar atrás un año más que concluye.

A estos simpáticos muñecos, los visten con ropa vieja, los rellenan de trapos, periódicos, viruta o aserrín, y les ponen muchas veces la cara de un político no muy popular en la familia, o máscaras de personajes.

El quemarlos es un símbolo de dejar atrás el pasado, un año que ha terminado, ceremonia que se realiza en las calles, junto a los vecinos, y con la participación de toda la familia en esta tradición que se realiza la última noche del año.

A estos muñecos, que también se les llaman “Momos”, comenzaron a hacerse cerca de los años cincuenta, y a través de los años, su confección ha ido perfeccionándose, o añadiéndole cosas, como el relleno, en el cual puede introducirse pirotecnia. Se trata de hacerlo lo más parecido a un ser humano, pero de edad avanzada.

Esta tradición es muy simpática y divertida para todos los que participan en ella, además de encerrar el mensaje de dejar atrás el año que se va, ya que el muñeco se quema al mismo tiempo que suenan las doce campanadas que anuncian la llegada del nuevo año.

La quema viene acompañada con la lectura de un testamento, el cual contiene anécdotas vividas en el vecindario lo cual hace y demuestra, que muchos no son indiferentes con sus vecinos. Estas narraciones contenidas en el testamento son de carácter jocoso.

Quemar al muñeco representa quemar todas aquellas cosas malas que ocurrieron durante el año que está terminando. Es un ritual de purificación, en el cual se pretende alejar lo más posible a la mala suerte.

Los orígenes de este rito, se cree que son de origen hispánico, probablemente provenientes de antiguos rituales paganos que se realizaban en Europa, como los saturnales de los romanos, los rituales celtas, y el Olentzero, que se celebraba en el País Vasco y Navarra en España; pero volviendo a nuestro país, existe otra teoría relacionada con la represión que vivían los indígenas durante la Conquista española, ya que los primeros muñecos que se hicieron tenían una fisonomía europea.

Los indígenas que viven en Veracruz, los mixe-popolpucas, realizan una danza a la cual le llaman “El Chenu”, que es precisamente el nombre con el que llaman al monigote, y los bailarines, que son principalmente niños y adolescentes, se visten con disfraces de diablo para alejar a todo lo malo, y que el año que está por comenzar traiga prosperidad.

Son muchas las tradiciones que se realizan en estas fechas, todas ellas llenas de un mensaje de esperanza, en las que se pide prosperidad para las familias, la cual no comprende solamente el dinero, sino la unión, la salud, sobre todo la armonía que en estos momentos necesitamos todos.

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