Pilar Faller Menéndez
“Un hogar no es un edificio, ni una calle ni una ciudad; no tiene nada que ver con cosas tan materiales como los ladrillos y el cemento. Un hogar es donde está tu familia”.- John Boyne
Entre las fiestas y celebraciones decembrinas, hay una que no debe pasar desapercibida, y es el Día de la Sagrada Familia. Hoy, más que nunca, y ante la proximidad del final del año, debemos reflexionar hacia dónde está yendo la familia que tenemos, ya que nos encontramos en medio de una fuerte crisis en torno a la integridad de la misma, y Dios nos brinda el modelo pleno de amor familiar al presentarnos a Jesús, María y José.
La Sagrada Familia es un ejemplo de entrega amorosa, y en la Biblia podemos encontrar los roles importantes que jugaron San José, la Virgen María y el Niño Jesús. El Papa Francisco ha hecho una invitación para retomar la comunicación en familia, este domingo 29 de diciembre, Fiesta de la Sagrada Familia durante el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Recordó cómo Jesús, María y José trabajaban y se comunicaban, algo que se está perdiendo en la actualidad.
En la Sagrada Familia, cada uno de sus miembros demostró obediencia a Dios: María, al aceptar ser la madre del Mesías; José, un hombre silencioso, pero que actúa obedeciendo, y Jesús, quien se dedicó a obedecer la voluntad de Dios Padre, a pesar de lo que esto implicó.
En la actualidad, las familias se componen de tres generaciones que cohabitan y trabajan juntas, cada uno con sus características propias, estilos de vida y conceptos de lo que debe ser una familia, lo que marcará el camino del desarrollo de las nuevas personas y la visión que tienen ante el mundo moderno.
Sobre las tres generaciones que hablamos, la primera es la llamada “Baby Boomers” (1945-1964), la cual se caracteriza por preocuparse en obtener una carrera extraordinaria, busca una buena posición laboral, da mucha importancia al estatus y a los grandes sueldos, y mantienen los ideales como la vida en familia, el matrimonio y la responsabilidad social. La Generación “X” (1965-1980), son menos y suelen ser desconfiados y con tendencias a la individualidad, debido a que sus padres perdieron mucho al ser fieles a una sola empresa toda su vida, por lo que no dan importancia al gobierno, a los políticos ni al matrimonio; creen más en el desarrollo personal.
La llamada Generación “Y” o “Millennial” (1981-2000) aunque parezca lo contrario, no da mucha importancia a las cosas materiales ni al dinero como las otras generaciones, ya que disfrutan más de las experiencias que de los resultados finales. Tienen una filosofía muy liberal, buscan trabajos que les den sentido a sus vidas, así como reconocimiento, no buscan formar familias o tener hijos; se encuentran muy influenciados por la tecnología.
La familia ha sido y es la base de la sociedad, a pesar de los cambios que conlleve a través del tiempo y entre sus funciones está procurar a los hijos cuidados físicos y nutrición, así como el afecto de los padres, para procurar su autoconfianza y seguridad personal. La pregunta es si la familia está ejerciendo este rol con la generación “Y” o está variando en forma y fondo.
Actualmente es la generación “Y” o “Millennial” la que representa características y retos específicos que deben ser atendidos correctamente desde el hogar, y tener en cuenta las particularidades que tienen como sus altas cualidades intelectuales, el rápido acceso a cualquier información a través del internet y los dispositivos tecnológicos, y se conectan y comparten con sus amigos a través de las redes sociales, aunque también llevan una vida social activa y les gusta participar en eventos sociales, pero no tienen la capacidad o facilidad para establecer relaciones profundas o duraderas, llámese amorosas o de amistad.
Tienen una marcada individualidad en la búsqueda de su realización personal sobre la cual todavía no tienen muy claro lo que esto significa, a pesar de encontrarse en una constante búsqueda del sentido de la vida, como una especie de existencialismo, hace que sea común que experimenten un sentimiento de insatisfacción y vacío interno.
Hay un bajo nivel de compromiso en sus actividades laborales, ya que tienen poca tolerancia al rechazo y a la frustración y no se adaptan fácilmente a las normas rígidas o condiciones de trabajo. Sufren de una desmedida dependencia a la tecnología y a los artefactos electrónicos, principalmente a los celulares a través de los cuales resuelven la mayoría de sus actividades. En cuanto a la ayuda social, tienen un alto sentido e intereses por el medio ambiente y la ecología, pero sienten poco interés a asuntos sociales como la política
Los “Millennians”, todavía están en el proceso de formación de sus personalidades, aunque demuestran estar acostumbrados a las respuestas rápidas y fáciles, así como sencillas, influenciados por la globalización y la rapidez de la información por lo que no se distinguen precisamente por ser pacientes, tolerantes o perseverantes, virtudes necesarias para lograr lo que anhelan.
Enfrentarse a la educación y convivencia familiar de tres generaciones, es un tema difícil que tiene muchos matices conflictivos en el tema de la crianza, ya que muchos padres provienen de hogares estrictos y de ausencia afectiva, lo cual no quieren repetir con sus hijos, y radicalmente han cambiado esta educación con un estilo de permisividad, engreimiento, consentimiento, falta de impartición de responsabilidad así como respeto hacia la familia, la escuela y el trabajo.
Los padres deben educar según la razón respecto a las necesidades que realmente tienen sus hijos, amar no es consentir, también es disciplinar. Es necesario educar con una comunicación real, basada en la confianza. Terminar con esas comidas silenciosas en que toda la familia está presente físicamente, pero la mente está en sus celulares, los cuales deberían ser prohibidos en los momentos en que la familia se siente a la mesa, o esté conviviendo.
No hay familias perfectas, pero basta la voluntad y el ejemplo de alcanzar la convivencia, el amor, la comunicación y respeto entre los integrantes, para poder decir, que se está yendo por un buen camino, que se está rompiendo el modelo actual, en el que muchos jóvenes se sienten faltos de cariño y comprensión.
Es buen momento este día de la Sagrada Familia, para reflexionar sobre el rumbo que están tomando nuestras familias y si estamos yendo por el camino que hemos trazado para ellas.