Supersticiones del viejo Yucatán, hoy (casi) olvidadas

Roldán Peniche Barrera

Yucatán Insólito

III

No hay que observar defecar a un animal

Las viejas domésticas de las casas meridanas eran sumamente supersticiosas. Por ejemplo cuando acudían a la tienda de la esquina o a cualquier comercio cercano y las acompañaba uno de los chiquillos de la casa paterna y de casualidad algún animal se hallaba defecando en plena calle y llamaba la atención del niño, la doméstica lo jalaba del brazo y le advertía que no debería observar a un animal defecando o quedaría bizco.

Es pecado mirar una casa donde mataron a alguien

Esto yo lo experimenté en mi niñez. Acompañaba a nuestra nana a hacer la compra cierta noche de invierno. Nos dirigíamos a “La Continental”, antigua tienda ubicada en el cruzamiento de las calles 51 x 70. En el camino había que pasar por la tienda “Los dos soldados”, cerrada en ese momento. Pero podía verse el muro del patio con su mata de roble y una vieja veleta que no había sido aceitada en años y que al girar las aspas, producían un chirrido que ciertamente alarmaba. La nana se percató de mi temor y me advirtió que no mirara para allá porque en ese patio se había suicidado un soldado y que constituía un pecado mirarlo.

Los que ven muertos

-¿A quién crees que acabo de ver y saludar a la salida del teatro, tío Pascual?

-¿A Elmerón…? ¿Al viejo Adelfo?

-¡No hombre! A don Luis Muñoz, el candidato a gobernador…

-¿Al Molcoyote…?

-A ese mero, y va otra vez por la candidatura…

-Pero Barrigas, ¡si el candidato murió hace 50 años!

-¡Ay, no…!