Roldán Peniche Barrera
Obras de Beethoven y Mahler / La 5ª Sinfonía del primero y la 1ª del segundo
La sinfonía más popular de todos los tiempos
La Quinta Sinfonía de Beethoven posee las virtudes para figurar como la más popular de todas las épocas y si decimos popular, no es por ser siempre ejecutada en salas en concierto, teatros, televisoras, la radio y en espacios abiertos para todo público, sino por su perfecta creación que incluye la intachable estructura, la interminable inspiración de un creador que se hallaba en la cumbre de su arte, las subyugantes melodías, las magistrales armonías y demás virtudes que le han permitido existir más allá de dos siglos, dueña de la misma fuerza y la misma salud ante los públicos del mundo.
Y al respecto, Wilde se equivoca al decir que “para ser popular, hay que ser mediocre”: la Quinta Sinfonía es una obra de indiscutible perfección que vive y seguirá viviendo para siempre mientras haya espíritus delicados y cultos. El primer movimiento nos anuncia con las cuatro notas más famosas del mundo lo que estamos a punto de escuchar. Esas cuatro notas, que tanto musicólogos como amateurs han intuido de tantas maneras. La que señala que se trata del destino “llamando a la puerta” deviene la más conocida. El genio de Beethoven le permite convertir esas cuatro notas en la simiente de obra tan ilustre. De esta forma, el Allegro con brío inaugural atrae de inmediato la atención del público (Beethoven es dueño de una gran simpatía en todos los niveles y, naturalmente, la casa estaba llena). Más después de este Allegro inicial, que es heroico y que nos recuerda lo que J. N. W. Sullivan llama “el sentido de la inevitabilidad de la música”, el autor se toma un descanso con su Andante con moto para, entonces, embarcarnos en una sensación de furia (“una furia controlada”, diría nuestra fuente) del segundo Allegro que, unido al tercero y último, nos conducen a un tremendo final hábilmente manejado por la orquesta y su director el Mtro. Lomónaco, a quien el hechizado público premió con la ovación esperada.
La sinfonía “El Titán” de Gustav Mahler
Esta sinfonía inicial del malogrado compositor austriaco dura casi una hora y para su ejecución anteanoche, la orquesta hubo de engrosar su volumen. Mahler era de los que gustaban de las grandes orquestas, tal vez no del tamaño que prefería Berlioz en sus buenos tiempos, pero no andaba lejos. Mahler sólo vivió 51 años y produjo unas diez sinfonías. Tituló los movimientos en alemán, al estilo de Schuman y esta primera posee partes de verdadera belleza. El autor tiene un sentido de la melodía, lo que resulta un mérito considerado que vivió 11 años del siglo XX. Los 4 movimientos de El Titán son ricos en armonías y ofrecen una clara perspectiva de la obra de este autor prematuramente fallecido.