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Dra. Sylvia Zenteno Ruano

Alerta Ciudadana

“Los verdaderos líderes saben que el liderazgo no se trata de ellos,

Sino de aquellos a quienes sirven…

(...) Pero el pueblo no dejará nunca de alzar la bandera de la liberación,

La clase obrera no dejará nunca de rebelarse contra la injusticia”…

Sheri L. Dew, autora y conferencista motivacional.

I

Cuando cualquier mexicano expresa la palabra “Sindicato”, en un altísimo porcentaje viene a su mente la imagen de un organismo corrupto y corruptor, liderado por algún impresentable que le dará beneficios laborales a algún trabajador -aunque no los merezca-, a cambio de algún “favor” que puede ser en especie o de hecho. La pregunta se hace entonces necesaria, ¿qué nos ha llevado a tener este concepto? Pongo este tema en la mesa en estos días de paros, huelgas, cierre de vías de comunicación perpetrados por “sindicatos” que de pronto han aparecido de debajo de las piedras para reclamar condiciones laborales “justas” que no reclamaron en los últimos 18 años. Y me pregunto y les pregunto… ¿habrá mano negra en estas reclamaciones? ¿O simplemente reaparecieron esos “héroes anónimos” llamados líderes sindicales, para ahora sí, “apoyar” a los trabajadores en forma? Mi opinión la daré al final de esta Alerta, que por necesidades de espacio he dividido en 2 partes, siendo esta primera un análisis “a vuelo de pájaro”, de cómo, por qué y para qué es importante la existencia del sindicalismo en el mundo, y qué ha pasado con la necesidad de sindicalizar a los trabajadores y cómo se ha desarrollado el sindicalismo mexicano.

Por aquello de que a mis amables 71 lectores les interese el tema, quiero ampliar un poco la información por lo que les diré que esta parte de la historia de la humanidad es, como otras, una historia de poder y sumisión, donde los abusos de unos condicionaron las medidas de protección de los otros, en una búsqueda permanente y constante de niveles de igualdad de derechos y equilibrio en el bienestar.

Parte de las primeras medidas adoptadas después de la abolición de la esclavitud y de los procesos de contratación laboral. Ahora…diría mi amigo Dr. Cuauhtémoc, un poco de Copypaste de Wikipedia para informar al respetable… doy la cita por si acaso… está extra resumido doc. …

“…El movimiento en la historia que da lugar a la obtención de un salario, obliga al ‘contratante’ a crear una asociación ‘temporal con fines profesionales, siempre en función de una naturaleza obrera’, es decir, de su condición de ‘persona que vende su fuerza de trabajo a otra, llamada capitalista, que posee los medios de producción y que es también dueña de los bienes producidos’”.

El punto ha sido que estos “compradores de la fuerza de trabajo” con mucha frecuencia han hecho uso de su poder financiero para abusar de los derechos humanos de sus contratados, creando para su beneficio económico condiciones laborales infrahumanas, que lesionan por completo la dignidad de las personas.

Este abuso, curiosamente expandido en todo el orbe, ha hecho que los obreros y empleados se hayan visto en la necesidad de organizarse –“…originalmente en cofradías o hermandades que tomaron el modelo de los gremios medievales- para ayudarse mutuamente ante los abusos de los capitalistas contratantes. Las agrupaciones resultantes -que iniciaron a partir del auge de la Revolución Industrial en 1780, concretamente en la Inglaterra de mediados del siglo XVIII- lograron cambios importantes en las relaciones laborales a partir de 1830 que deberían beneficiar a los trabajadores hasta el día de hoy…

“…Sin embargo, la naturaleza de los liderazgos en este tipo de movimientos casi siempre ha recaído en personas que de suyo tienden a las movilizaciones de tipo político, y así desde 1848, el movimiento obrero británico pasó a la acción política, y en movimientos como “El cartismo” se organizaron las primeras huelgas, que no siempre lograron sus propósitos.

“…México se suma al concierto mundial sindicalista en 1876 con la fundación de la Gran Confederación de Asociaciones de Trabajadores de los Estados Unidos Mexicanos y mantiene su avance con la creación de otros movimientos como la Orden Suprema de Empleados Ferrocarrileros Mexicanos, la Unión de Mecánicos Mexicana, la Sociedad de Hermanos Caldereros, la Gran Liga de Empleados de Ferrocarril y otras más. Así en 1912, se establece la Casa del Obrero Mundial y en 1916 se forma el organismo sindical obrero denominado Confederación del Trabajo de la Región Mexicana (CTRM), antecedente directo de la actual Confederación de los Trabajadores de México o CTM, poderosa agrupación de sindicatos, que por muchos años realmente controló los movimientos políticos y laborales del país....

“…El sistema jurídico mexicano, normó la sindicalización, la negociación colectiva, y la huelga, -en 1917, a través del Artículo 123 de la Constitución, y en 1931 a través de la Ley Federal del Trabajo-, y otorgó los derechos laborales fundamentales a las y los trabajadores. Lamentablemente las deficientes administraciones públicas y el manejo discrecional de los gobernantes han permitido a este sistema funcionar inadecuadamente y hacer que los patrones y los funcionarios del Estado puedan regular, en los hechos, el acceso a esos derechos... Y ahí es, como diría mi abuelita, “donde la puerca torció el rabo”.

Y es que la opacidad y la poca o nula defensa real de los trabajadores se suma a la sumisión ante el poder de los sindicatos mexicanos, dándoles a los líderes sindicales una mala fama…” y es una fama bien ganada”, expone el abogado laboralista Farid Barquet. Y sí, ciertamente estos líderes sindicales, a los que me estaré refiriendo, son aquellos quienes se han mantenido durante muchísimos años, reteniendo las cuotas de los trabajadores, para “apoyarlos en sus requerimientos” sin que realmente se noten los beneficios para ellos, y han sido el factótum de control total de los desventurados trabajadores, en muchas ocasiones en francos operativos de presión laboral e infundiéndoles miedo. Cuanto mayor es el poder del “líder” tanto mayor es el abuso y la sumisión que logran.

La ampliación de los mecanismos de intervención estatal, especialmente para el registro de sindicatos y el ejercicio del derecho de huelga, marcados por las sucesivas reformas de la Ley Federal del Trabajo, han reducido -particularmente las emitidas desde 1980-, los derechos laborales, sobre todo en lo que corresponde a la estabilidad en el empleo, y al carácter tutelar de la Ley en favor del trabajador. El colmo de estas pérdidas para los trabajadores, se dio en la reforma laboral de finales de 2012, que en suma, les brinda menos derechos y produce más control por parte del Estado. “Curiosamente”, sin despertar ningún reclamo por parte de los trabajadores, quienes en una total pasividad, no mostraron ningún poder de defensa. ¿Nos tenemos que preguntar por qué, entonces no y ahora sí han “despertado” y empiezan a hacerse escuchar?

Hagamos un poco más de historia… “El charrazo” y el corporativismo, marcaron para siempre, y para mal, la lucha sindical de México, que había estado en la vanguardia mundial al reconocer, en 1917, los derechos de los trabajadores. Don Plutarco Elías Calles, copió el modelo de corporaciones del fascismo italiano y la Unión Soviética, y realizó un reparto “pacífico” del poder. El Partido Nacional Revolucionario, que devino finalmente en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), se fundó -en 1929-, con un brazo obrero, uno campesino y uno popular. Las reglas del juego posrevolucionario fueron claras, los sindicatos a partir de entonces, quedaron en la posición de asegurar votos y apoyo político incondicional de los agremiados y sus familias, y el Gobierno garantizó el trabajo, los aumentos salariales, los servicios públicos de vivienda, de educación y de salud, por cierto derechos ciudadanos que no tenían por qué estar condicionados a los votos que los trabajadores pudieran o no emitir.

La CTM, que empezó con el socialista Vicente Lombardo Toledano, se afianzó como la Central Obrera más importante del país con Fidel Velázquez como líder, que sumamente longevo y poderoso, fue su Secretario Genera durante más de 50 años, y quien ostentaba decir que él era quien realmente había elegido a todos los presidentes durante esos 50 años”…

Y aquí viene lo grave de la historia, pues desde finales de los años cuarenta, con el férreo control de Don Fidel, los líderes se hicieron del control de los principales sindicatos de las industrias “vitales” para el desarrollo del país, léase el sector petrolero, eléctrico, minero y el ferrocarrilero -con el respaldo de los gobiernos obviamente emanados del PRI-, y al consolidarse la Confederación de Trabajadores de México (CTM) los derechos laborales estuvieron sujetos –y en muchos casos están hasta hoy- a lo que los secretarios generales de los respectivos sindicatos fueran indicando a sus agremiados, con el consiguiente poder absoluto de los líderes y la represión de los trabajadores. Y ¿cómo ven la total contradicción para los trabajadores, de ser miembros de un Sindicato que debe defender sus derechos, y que en esencia los agrede y presiona -a veces más que los propios patrones- y les exige cuotas impagables para brindarles el beneficio de “su protección?

“…Los sindicalistas reunidos en la CTM -con excepciones honrosas desde luego- se fueron nutriendo por líderes cooptados y manejados por Don Fidel, que poco a poco fueron conocidos como “líderes charros”, quienes aunque reivindicaban la autonomía y la libertad sindical, en realidad utilizaban –y una parte aún utilizan-, a los trabajadores y obreros para fines eminentemente políticos, y a su personal beneficio… los acuerdos entre los sindicatos y el régimen de partido único -que predominó sin interrupción hasta el 2000-, se apoderaron de éstos con ayuda de policías, militares y guardias presidenciales vestidos de paisano y jurando lealtad absoluta al Gobierno Presidencial en turno”… El nombre de “sindicatos charros” viene desde 1948, con Jesús Díaz de León Alemán, líder del sindicato de ferrocarrileros de entonces y aficionado a la charrería, y el mote queda hasta hoy que se le llama “charrazo” a cualquier acto de sumisión sindical ante el Gobierno y las empresas.

En esta Alerta estoy buscando resaltar algunos de los aspectos principales del activismo sindical, en el marco de la lucha que empieza a aparecer. El panorama es doblemente desalentador, por un lado, el aparato intervencionista sigue firmemente en pie, con una cauda de agresividad y de corrupción que ha mermado profundamente su protagonismo en las últimas tres décadas, replegando sus actividades gremiales y movilizaciones, y por otro, las cosas que no han sido tan positivas como muchos desean y necesitan y han empezado una respuesta desproporcionada para mostrar, ahora sí, “un músculo” que está generando una gran cantidad de opiniones negativas sobre su función y eficacia. Es imperativo entender por dónde deberemos caminar y por tanto les espero en la siguiente Alerta Ciudadana, estoy en [email protected] o en el 9992 71 38 92.

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