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José Antonio Cutz Medina

Líderes mayas del siglo XXI

Hijo y heredero rebelde de la Guerra de Castas, es originario de Kanxoc, de voz firme y reflexiva, los que no lo conocen pudieran pensar que es persona retadora y agresiva, el pueblo le guarda amplio respeto, campesino con ideales sociales y culturales definidos, camina y conoce los secretos montes del Oriente. A su regreso trae en la espalda un robusto tercio de leña que servirá para hacer los alimentos del día siguiente.

Al visitarlo por las noches casi siempre lo encuentro costurando o reparando algunas partes de su deteriorada casa de paja, su vivienda se encuentra en un montículo de piedras. Es Julio Chimal Noh, líder nato de su comunidad, en el Oriente del estado es conocido por sus contundentes intervenciones relacionadas con la defensa de su territorio. Es hábil en el manejo de los instrumentos rudimentarios de la milpa, desde temprana hora se le puede ver caminando rumbo a su encuentro con la naturaleza.

De profundas raíces mayas, sabedor y heredero del carácter de la resistencia comunitaria, formado y curtido en los montes del mayab, rebelde ante las injusticias sociales y políticas. Tuve la fortuna de conocerlo hace 20 años, cuando fue comisario municipal de la histórica Kanxoc, lideró conflictos políticos y territoriales, su tono fuerte y combativo le hace mirarle con respeto y cautela, acostumbra escuchar las opiniones en silencio, es analítico y reflexivo.

Comprende el idioma colonial y lo reflexiona en su lengua originaria, defiende con valentía los derechos de su pueblo, ante cualquier personaje político no tiene miramientos para hablar ante cualquier sujeto, su intervención lo centra en las necesidades de salud, educación y empleo para su comunidad, los políticos lo respetan, tal vez, porque saben que se encuentran frente un auténtico líder maya que en cualquier momento puede convocar levantamientos en la enigmática Kanxoc.

Los campesinos no dudan en acudir a él para cualquier situación de índole ejidal o municipales. Sus pisadas son firmes y decididas, para llegar a su milpa tiene que caminar varios kilómetros, rumbo al Sakbej, como se le conoce, un camino que conduce hacía el ejido del pueblo.

En su sabucán acostumbra llevar pepita molida, sal y penkuch (tortillas recién hechas y gruesas). Al llegar a su milpa, busca un lugar donde desayunar, saca la pepita y lo vacía en un luuch (jícara), lo remoja y le pone una pizca de sal, hasta que quede en su punto, de tener juch’bill iik (chile molida), las veces que lo acompaño me dice “ko’oten a ch’a’a’ muuk’ chan maestro” (ven a buscar algo de fuerza para que trabajes maestrito).

Afila su hacha y machete, el primero es para cortar árboles grandes y el segundo es para hierbas de regular tamaño, enseguida cambia su camisa por una de trabajo para luego adentrarse al monte. Julio Chimal trabaja en silencio, de semblante serio y tranquilo, durante asambleas o reuniones que se convocan, lo he observado detenidamente, espera que todos intervengan, tal parece que sus compañeros ejidatarios lo saben, esperan con ansia que Julio intervenga.

Durante las múltiples pláticas que he sostenido con él, me ha dicho que no logró concluir su educación primaria, porque tuvo que dedicarse de lleno al trabajo de campo. Recuerda que desde niño le llamó la atención hacer milpa, cada vez que tenía oportunidad acompañaba a su padre, entrada la tarde retornaban con tercios de leña en la espalda, su sabucán repleto de calabazas o makal.

Su liderazgo lo llevó a ser comisario municipal durante ocho años, durante ese tiempo logró atender y resolver numerosos conflictos de origen comunal y político. Tiempo después los ejidatarios lo nombraron comisario ejidal. Ahí estuvo en contra, como hasta el día de hoy, de la venta de terrenos del pueblo, me ha dicho que la tierra en Kanxoc no es de alguien en particular, es del pueblo, es por ello que no se puede vender, alguna vez me dijo: -mix máak je’el u konik le lu’uma’, le máax taak u beetike’, yaan k-k’alik (nadie puede vender las tierras del ejido, aquel que lo intente se lo verá con el pueblo, aquí le haremos justicia).

Durante las noches, acostumbra leer diversos temas, cuenta con una pequeña biblioteca en una casa de huano exclusivamente para él. Tiene libros históricos, jurídicos, de derechos humanos y lecturas etnográficas, me dice que le apasiona la lectura, porque así aprende un poco más de la vida.

Así es el Julio Chimal que conozco, hemos transitado muchas veces el mismo camino, nuestras pláticas coinciden y otras veces confrontan, sin embargo, tenemos claro que luchamos para mejorar el desarrollo de nuestra comunidad.

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