“El periodismo cultural es el que transmite nociones, siembra valores e induce al enriquecimiento espiritual, no el de los chismes de los famosos, del endiosamiento de celebridades y del culto a la tontería”, aseveró el destacado periodista cubano Pedro de la Hoz al participar en el IV Seminario Internacional de Periodismo, en el marco del 28 aniversario de los Diarios POR ESTO! y de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) 2019.
Ante comunicadores locales y extranjeros, estudiantes del CEDART y público en general reunidos en el Salón “Felipe Carrillo Puerto” del Centro de Convenciones Yucatán Siglo XXI, se abordó el tema “El periodismo y los medios como agentes de la cultura”, con la participación también de Manuel Tejada Loría, Ivy May Dzib y Pilar Faller Menéndez. El moderador de la mesa fue Evelio Arango Sandoval.
Pedro de la Hoz resaltó que son todavía notables los vacíos y carencias del periodismo cultural y es algo sobre lo que ha venido insistiendo en talleres y espacios de debate, pero la solución de esos problemas no se va a dar de la noche a la mañana, es cuestión de perspectiva y sistematización, y depende no sólo de la preparación y solvencia de los profesionales implicados, sino también de prioridades, filtros y gestiones editoriales, pero sobre todo, de la articulación entre los medios de comunicación y las prácticas culturales.
Observó que hablaba de un periodismo cultural que nada tiene que ver con la crónica farandulera, ni con las divisiones todavía al uso en buena parte del mundo entre cultura y entretenimiento, es decir, con identificar cultura con bellas artes y entretenimiento con la industria del espectáculo como si fueran campos excluyentes.
“Lamentablemente en la realidad regional esto último impera, incluso en la cubana, tales fenómenos de vez en cuando tienen su expresión en lo que se escribe, se emite por la radio y la televisión y con mucha más frecuencia en la actualidad y a partir del desarrollo de las tecnologías digitales, se cuela en el ciberespacio y las redes sociales”, agregó.
Es algo muy serio
No debemos olvidar –hizo notar–, que vivimos en un mundo donde se nos dice que la fama vale más que el talento, las lentejuelas que la sobriedad, el presente que la memoria, la volatilidad que la permanencia. El periodismo cultural es algo muy serio, demasiado serio como para andar por las ramas. Ese es el reto que a diario afrontamos.
A su vez, Tejada Loría expuso que si antes el periodismo y los medios de comunicación eran el mecanismo idóneo para la difusión del arte y la cultura, hoy son las redes sociales ese vehículo a gran velocidad que todo lo tergiversa y desvía.
Agregó que, “hace apenas un año, decía que nuestra sociedad está dejando de acercarse a la lectura de crónicas y notas culturales como primer punto de contacto con la cultura y el arte. De este modo el consumo cultural lo están dictando intereses comerciales y no valores estéticos, todo en detrimento de nuestro desarrollo como individuos en sociedad, todo sin una conciencia y sentido de colectividad”.
“No trato de satanizar las redes sociales que podrían convertirse en una valiosa herramienta para muchas actividades actuales, pero ciertamente hemos cedido al maremágnum de simulación, donde la ausencia de profundidad y significado han sustituido la necesaria alfabetización cultural y estética que requerimos como individuos y como colectividad”, indicó.
Subrayó que le periodismo cultural tiene que exponer la sensibilidad de una sociedad contrariada por las transformaciones disímiles de este nuevo siglo que en tan solo casi dos décadas prácticamente ha cambiado el paradigma que prevalecía en los últimos 30 años del siglo XX.
En el imaginario
Por su parte, May Dzib dijo: “Somos lo que leemos, lo que vemos y en muchas ocasiones estamos sujetos al texto, entonces la palabra le da un sentido de verdad a la descripción y crítica que se hacen no solo a los actos creativos de la vida humana sino a todos sus aspectos”.
Gracias a la lectura en el imaginario se producen verdades –continuó–, nuestras conceptualizaciones del mundo se configuran a partir de nuestro material de lectura, ¿pero qué material de lectura tenemos a nuestro alcance? Muchas veces solo nos alcanza para los deportes, los espectáculos y la nota roja, y no es que estas secciones no sean imprescindibles, sino porque el enfoque que nos presentan no tiene que ver con nuestras vidas, sino la idea de vida a la que deberíamos aspirar, la que nos imponen.
“Aunque si pensamos en la violencia y el morbo que encontramos en la nota roja, ahí sí podríamos decir que lo que leemos nos representa, pero por lo general se aborda de manera descriptiva, si creemos que la descripción del horror podría generar sentimientos y emociones profundas, estamos equivocados, al final de la jornada solo tenemos la indiferencia como mecanismos de defensa contra la nota roja”, añadió.
Resaltó la responsabilidad que debe tener el comunicador con su trabajo y de manera contraria observó lo expuesto con la llamada Operación Berlín, una campaña negra contra AMLO que fue operada por Enrique Krauze.
“No podemos dejar de estar expuestos a la tentación de que quieran rentarnos un poco del poder que nos fue conferido, para que con ello se puedan abrir espacios para la impunidad, ser cómplices del horror parece ser la mejor opción, el mejor camino, hay quienes mueren por evitar adherirse a esa dinámica, mueren y permanecen con el poder intacto, hay quienes siguen vivos pero su poder ha perdido credibilidad, porque muchas veces nos queda claro cuando estamos ante una estafa”, culminó.
Responsabilidad social
También intervino Pilar Faller Menéndez, quien señaló que es indiscutible el papel que actualmente juegan el periodismo y los medios como agentes promotores de la cultura, ya que se han vuelto en las principales instituciones transmisoras de la misma, entendiendo por cultura todo el complejo que incluye el conocimiento del arte, las creencias, la ley, la moral, las costumbres, y todos aquellos hábitos adquiridos por el hombre, no solamente en la familia, sino como parte de la sociedad que la conforma.
Observó que, si bien muchos valores y costumbres son transmitidos por los padres y maestros, éstos deberían de aprovechar y utilizar más los medios como un recurso para poder ejercer esa función de transmisión cultural-educativa que provea un conocimiento más lúdico e interactivo.
“Es ineludible la responsabilidad social que tienen los medios de comunicación, así como los periodistas en la tarea de difundir la cultura, debido al gran impacto que ejercen en nuestra sociedad, así como el rol educador que juegan y la influencia que tienen en los valores y comportamientos de la audiencia o de sus lectores”, añadió.
(Rafael Mis Cobá)