El Arzobispo de Yucatán, Monseñor Gustavo Rodríguez Vega, ofició anoche una misa de acción de gracias, pues el jueves próximo es su cumpleaños.
El Obispo Auxiliar, Pedro Sergio Mena Díaz, celebró el suyo ayer.
La misa de acción de gracias por los 64 años de ambos prelados tuvo lugar en el Seminario Menor, en la que también concelebró monseñor Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, Arzobispo Emérito.
En su mensaje a los feligreses, Rodríguez Vega invitó a todos los fieles a convertirse y seguir los evangelios, que contienen las enseñanzas de Cristo.
También dijo que los cristianos no podemos permanecer estacionados, ya que el que se petrifica no avanza “y nosotros debemos decir: somos pecadores, yo soy pecador y esa confesión nos hace responderle al Señor y caminar en sus mandatos y seguimiento”.
Insistió en nadie debe catalogarse como bueno, pues en ese momento se echa a perder toda la obra que se realiza. “Nosotros trabajamos por ser buenos, mientras hay vida, el reto para ser buenos es hacer el bien. Nosotros tenemos por tarea de ser buenos, no lo traemos por nacimiento, debemos buscar ser buenos”, dijo.
Sobre la relación de los católicos con la riqueza, el arzobispo mencionó que no es malo ser rico, ni malo ni bueno, todo depende de la actitud ante la riqueza; tampoco es bueno o malo ser pobre, sino que hay qué preguntarse cómo vivimos en relación con los bienes materiales y cómo me ayudan a acercarme a Dios y al prójimo, o me ayudan o me estorban”.
Los ministros consagrados y bautizados tenemos que esforzarnos para entrar al reino de los cielos sin paralizarnos a un concepto de bondad, estar siempre abiertos a las novedades y los llamados de Dios nos puede hacer, añadió.
También recalcó la necesidad de contar con más sacerdotes para dirigir el rebaño de Cristo y de que éstos no tengan apego a los bienes materiales.
La Cuaresma
—Mañana, Miércoles de Ceniza, inicia el tiempo de Cuaresma, estoy seguro que muchos vendrán a tomar ceniza, lo que importa es que significa un acto de humildad, de reconocimiento de los pecados.
La Cuaresma es un tiempo en el que se nos insiste en las prácticas ordinarias de la vida cristiana que es el ayuno, la oración y la austeridad, lo cual nos hace falta un poco, hace falta ser más austeros y por ahí va el ayuno.
Se debe hacer oración en este tiempo, pero con más insistencia en este tiempo, así como la limosna, que son las obras de caridad que más revelan la autenticidad de nuestra fe, más obra social, más acompañamiento a los sectores más necesitados; ese es el meollo de la vida cristiana, concluyó.
(José Manrique)