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Yucatán

La onda cálida, realidades y perspectivas

Víctor Salas

Nada más llega la oleada de intenso calor y las redes sociales y los comentarios entre personas se llenan de acusaciones en contra de la humanidad que deforesta y acaba con el ecosistema. A veces intervengo con la afirmación comentando que no se valen las generalidades, porque formo parte de la humanidad y soy incapaz de quitarle a la vegetación algo suyo. Por el contrario, cuando puedo contribuir a su existencia, lo hago.

Son los grandes consorcios, los mayúsculos intereses económicos empresariales y los desarrolladores inmobiliarios quienes, en nombre de la modernidad, aniquilan todo a su paso, sentando las bases para que la sociedad se acostumbre a las viviendas en planchas de concreto, creadoras de gran intensidad solar y las elevadas temperaturas.

Mientras más viviendas, menos árboles y ninguna promoción para sembrarlos. La deforestación no lo hace toda la humanidad, es producto de un grupo humano que ha de vivir en vehículos, oficinas, casas, restaurantes y lugares climatizados con aire acondicionado. Así pues, a ellos el calor les vale una pura y dos con sal.

Además, se ha suplido la vegetación natural de Yucatán, que vivía sin atención humana, por plantas de ornato y que requieren de agua para poder sostenerse con vida. En los solares y campos yucatecos crecían las matas de grosellas, la huaya (sic) del país, el caimito, zaramullo, el frondoso tamarindo o las palmas, el huano y los cocoteros. Esos árboles, y otros muchos más, ya no forman parte del panorama local.

Hoy en la mañana, caminando por las calles de la Unidad Revolución, Cordemex, veía que en sus amplios arriates hay escasos árboles y en su lugar hay residuos de matitas ornamentales. ¿Por qué no plantar matas de nuestro solar en esos lugares? ¿Afean? ¿Quién lo dice? Toda planta tiene especial belleza y utilidad para las aves, los animales y el ser humano. Cada camellón citadino debería convertirse en un bosquecillo.

En el Face, hubo una señora que convocó a todo ciudadano que quisiera acompañarla a sembrar arbolitos por la ciudad. No supe del resultado, pero supongo que no tuvo eco. O no el deseado.

El sol nos da vida y también, nos puede matar. Lo podría hacer fácilmente.

En estas quejas por el calentamiento global, el deshielo de los cascos polares me pasma sólo ver información y ninguna propuesta para cambiar ese orden de cosas.

¿Podría el hombre de ciencia evitar el deshielo? Pienso que existe la posibilidad. Si una nevera doméstica es capaz de generar hielo en su congelador, a través de la electricidad, me parece que se podrían fabricar motores atómicos que produzcan una frialdad que restituya el hielo de los polos y las cordilleras del orbe.

¿Cuánto se gasta en estudios para conocer los problemas del calentamiento global? Bueno, que se gaste en estudios atómicos para emplear esa energía en dichos lugares.

¿Se imaginan a esas familias que viven en las minicasas de Ciudad Caucel, Tixcacal u Opichén, que no tienen para un minisplit?

El calor ha llegado y se ha convertido de nuevo en el tema central de conversación.

Muchos nos quejamos de la falta de vegetación, pero a demasiados, eso les importa un bledo.

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