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VALLADOLID, Yucatán, 18 de abril.- En la Sultana del Oriente, el oficio de talabartero lamentablemente está en vías de extinción, pues cada día son menos personas que se dedican a esta actividad, según comentó José Armando Nahuat Pech, dedicado a la talabartería desde hace más de 25 años.

Las apreciaciones hechas por el entrevistado vienen a relación, a que, en Valladolid, hasta hace unos pocos años, únicamente había siete talabarteros, de los que apenas sobreviven cuatro, algo preocupante, sobre todo si se toma en cuenta que cada día menos personas expresan intenciones de seguir con este arte.

Nahuat Pech comentó que prácticamente puede contar con los dedos a los talabarteros de esta ciudad, por lo que se atrevió a proporcionar los nombres de los otros tres: Adalberto Silva, Juan Chávez y Javier Silva.

Muchos podrán decir que mis comentarios son un tanto exagerados, sobre todo, al observar varios locales ubicados en el primer cuadro de la ciudad, pero hago la aclaración que la inmensa mayoría de esas personas no son talabarteros sino simples comerciantes dedicados a la venta de artículos de piel, sin ofender, señaló.

Insistió en que “un verdadero talabartero trabaja la piel curtida y la transforma en objetos útiles como cinturones, bolsos, billeteras, monturas para jinetes y lo que se nos pueda venir en mente. Sin temor a la autoalabanza puedo decir que la talabartería es un arte, y lamentablemente ese arte se está perdiendo poco a poco”.

En otro momento, el entrevistado comentó que el gusto por la talabartería inicio en él, desde una edad muy temprana, debido a que su padre era talabartero, de la orgullosa estirpe Nahuat.

Ahondando sobre su trabajo, Nahuat Pech expresó que en talabartería se manejan las pieles curtidas de animales como res, carnero y cerdo.

“Hace muchos años, se trabajaba la piel de jaguar, tigrillo, serpiente y hasta cocodrilo. Pero ahora por las leyes y debido a que esos animales se encuentran en peligro de extinción, se tomó la decisión de no manejar ese tipo de pieles”, acotó.

En torno a la necesidad de preservar el oficio, dijo tener un hijo (Mauricio Nahuat) al que ha enseñado y que se desempeña en un taller en otro municipio, por lo que hizo un llamado a quien le guste el oficio, a aprenderlo y seguir realizando arte con las pieles curtidas.

(Alfredo Osorio Aguilar)

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