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Yucatán

Evangelio nos invita a confiar en la misericordia de Dios

El Evangelio de hoy nos invita a confiar en la misericordia de Dios para arrepentirnos, para no volver a pecar y para no volver a juzgar. Que así nos ayude el Espíritu Santo para actuar y discernir en nuestra vida, dijo el Arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, en la misa de confirmaciones que ofició ayer en la iglesia catedral.

—Queridos jóvenes que van a ser confirmados, hermanos y hermanas, todos muy queridos en Cristo, nuestro Señor:

Se acerca ya la Semana Santa, el próximo domingo será Domingo de Ramos. Hoy tenemos otro episodio en el que Jesús nos da una enseñanza sobre la misericordia de Dios, manifestada en su persona.

Todos los seres humanos tenemos actos que son naturales, espontáneos en nuestro cuerpo, pero otros actos que suponen inteligencia, voluntad, libertad y tomar decisiones que pueden ser buenas o puede ser malas, obras que pueden ser clasificadas moralmente, como el bien y el mal, eso es propio de los seres humanos.

Pero cómo puede saber uno lo que es bueno y lo que es malo; hay gente que cree que “los sentimientos, lo que yo sienta, lo que tú sientas, ¡cuidado!, porque a veces los sentimientos nos puede sugerir cosas muy equivocadas, muy malas. Las costumbres, lo que todo mundo haga, lo que esté de moda, ¡cuidado!, porque la moda puede llevarnos a obrar el mal; a veces en una multitud se justifican desastres y hasta asesinatos y la gente que se detiene a pensar, tiene que apartarse de la multitud, pensar para decidir. Pero, ¿Cómo se puede encontrar lo que es correcto? Las leyes escritas en la palabra de Dios, las leyes escritas en los códigos civiles son una buena ayuda, pero tampoco podemos apegarnos a las leyes en una manera absoluta; siempre se impone el discernimiento en cada situación.

El Papa Francisco ha estado insistiendo mucho en esta capacidad humana para que la desarrollemos: discernir; no podemos tomar como principio de acción siempre, siempre, siempre lo mismo, en cada situación, sino hay que discernir qué es lo bueno y qué es lo malo, no dejarse “simplemente llevar” o decir: “es lo legal”, porque muchas veces lo legal es tremendamente injusto.

Fíjense en el Evangelio que acabamos de escuchar: Jesús se pasa la noche en oración, viene en la mañana al templo, se pone a enseñar, la gente se acerque a escucharlo y le traen a una mujer para acusarla ante él, que fue sorprendida en flagrante adulterio. Moisés, nos manda en la ley apedrear a estas mujeres, ¿tú qué dices? Le ponen una trampa, porque si él decía: no, de ninguna manera, no pueden apedrearla, entonces le hubieran dicho: estás faltando a la ley de Moisés, sugieres que no respetemos la ley de Moisés; pero también, si él decía: apedréenla, entonces le hubieran dicho dónde está la misericordia que tú predicas. Parecía una situación o argumento sin salida, en el que Jesús iba a salir mal.

Pero Jesús los ignora durante un ratito y se pone escribir en el suelo -seguramente de tierra-, y algunos piensan que lo que estaba escribiendo Jesús eran pecados de los que estaban por ahí más cerca -algunos piensan esto, el Evangelio no lo dice. Como le insisten a que responda, él se endereza y dice: “Aquel que se encuentre sin pecado, que tire la primera piedra” y se vuelve a agachar y sigue escribiendo y todos se van retirando, comenzando por los más viejos.

Los que más hemos vivido, tenemos más que agradecerle al Señor, seguramente hemos cometido muchos errores y tenemos que agradecerle al Señor, que nos ha perdonado. Dice el Evangelio: comenzando por los más viejos se fueron retirando y al final Jesús se levanta y está la mujer sola ahí: “¿Mujer dónde están los que te acusaban? Ninguno te ha condenado”. Ninguno, Señor, responde la mujer y Jesús le dice: vete y no vuelvas a pecar.

Ahí está el discernimiento, no porque está en la ley es correcto; se cometen gravísimas injusticias en nombre de la ley; Jesús es quien actúa la misericordia de Dios y nos la enseña, pero fíjese, otra cosa, Jesús había pasado la noche en oración; necesitamos orar para descubrir la voluntad de Dios, necesitamos orar e intentar imitar a Cristo.

Señor Jesús, tú qué harías en mi lugar en esta situación, dame tu espíritu. Ahorita, ustedes jóvenes van a ser confirmados, recibirán al Espíritu Santo, recíbanlo cada día, recíbanlo en cada discernimiento para tomar siempre la mejor decisión, no lo que sientan, no lo que se les ocurra, no lo que todos hagan, no lo que está escrito, sino lo que Dios los inspire, pero de veras, pensando bien y con amor, el criterio debe ser el amor, el respeto a la dignidad humana y qué haría Jesús en mi lugar. El Espíritu Santo estará siempre dispuesto a orientarlos; a veces no sabemos qué hacer, qué es lo correcto, pero si lo pensamos, si lo oramos, si pedimos al Espíritu Santo que venga, seguramente lo que hagamos será lo correcto, si nos dejamos guiar por lo que es la misericordia y el amor, seguramente estaremos actuando con semejanza a nuestro maestro, el Señor.

Bueno, en esta cuaresma él nos ha invitado al arrepentimiento; fíjense que no es consentidor del pecado, mucha gente sabe este Evangelio y cuando alguien la crítica dice: “El que éste libre de pecado, que tire la primera piedra”. Todo mundo se lo sabe para defenderse, pero no se lo sabe para tomar la mejor decisión, para tomar el mejor juicio y actuar con misericordia y sobre todo lo que al final dice Jesús: vete y en adelante no peques más.

No es un Evangelio para justificarnos de todo lo que hacemos, es un Evangelio para confiar en la misericordia de Dios, para arrepentirnos, para no volver a pecar y para no volver a juzgar. Que así nos ayude el Espíritu Santo para actuar y discernir en nuestra vida, concluyó.

(Víctor Lara Martínez)

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