Uno de los conciertos más esperados de la Orquesta Sinfónica de Yucatán, es el dedicado a los temas musicales de grandes obras del cine mundial, que siempre se lleva a efecto en el Gran Salón del Club Campestre de Mérida; estas obras pertenecen a lo que correctamente se llama música incidental y existe ahora en el ámbito del cine, pero ya de antiguo era parte esencial en las puestas teatrales. Lully, Rameau, y aún autores como Beethoven y Mendelssohn, cultivaron este género con gran éxito. Ya en el S. XX, al adquirir el cinematógrafo un auge sin precedentes, la música incidental se convirtió en elemento esencial e indisolublemente ligado a este arte. Además, este concierto tiene otra virtud acerca a la orquesta un público que, de suyo, no es asistente asiduo a los conciertos, y merced a la fascinación que el cine ejerce en al gran público, acuden gustosos y se ponen en contacto con música de calidad superior.
El más difundido y prolífico de los autores de música para el cine es sin duda ninguna John Williams; puede decirse que Williams es al cine de Hollywood lo que Manuel Esperón es al cine de la Epoca de Oro del Cine Mexicano. Su lugar preeminente en este género es indiscutible. Más del cincuenta por ciento del programa de la noche lo constituyeron obras de este destacado autor.
Siete conocidos y gustados temas de la pantalla integraron el programa del concierto, el primero de ellos fue la Marcha de Superman, de John Williams; obra en la que las brillantes fanfarrias de los metales llevan la parte fuerte de la obra; los metales todos la inician brillantemente, cantando el tema trompetas y trombones, los chelos marcan el abordaje de un pasaje melódico al que se unen las demás cuerdas; cantan los cornos y las cuerdas retoman el tema al cual dan respuesta los metales de nuevo; cantan majestuosos los trombones y flautas y oboes lo hacen con suma suavidad; las cuerdas vuelven a abordar el tema y entran sonoros los metales para marcar un cambio de tema que se desarrolla con fuerza, los cornos marcan fuerte nota que nos conduce al brillante final de la obra. Suena fuerte la primera ovación de la noche.
La fascinación por el período jurásico y sus imponentes criaturas, los grandes dinosaurios, ha hecho de esta saga del cine una obra favorita en el gusto del respetable. Nuevamente la música de John Williams resuena en el Gran Salón del Club Campestre con la banda sonora de Parque Jurásico. Se inicia con la suave voz del corno que lanza una larga nota que da entrada a las flautas y los clarinetes a los que se une el oboe; el arpa puntea y canta delicadamente y se aborda el conocido tema con suavidad y se desarrolla dulcemente, la emotividad va subiendo lentamente y los platillos marcan la entrada del tutti que canta dulce, y va subiendo con fuerza, los chelos cantan con dulzura y responden los violines primeros, el corno repite este mismo tema suavemente y suena la trompeta anunciando un cambio sentido y emotivo, canta el oboe y responden las flautas, los platillos suenan de nuevo y se retoma el tema central por los cornos poniendo la tuba fuertes acentos, la voz de los cornos suena de nuevo y da entrada a los metales todos y se une el tutti con gran fuerza para llevarnos al brillante final de la obra. Nueva, sonora y larga ovación corona la interpretación de la OSY.
Cierra la primera parte la Suite de Harry Potter, serie de gustados filmes basados en la saga de siete libros de Joanne K. Rowling y que la brillante partitura de Williams enlaza de modo genial. La suite inicia con la cristalina voz de la celesta y van entrando suavemente las cuerdas con gran delicadeza, siseando, canta el corno el tema con un mágico aire y los cornos en pleno lo repiten, en seguida, las maderas todas abordan el tema con sonoridad y entran los metales; la celesta de nuevo y los cornos cantan acompañados por las cuerdas, entra el tutti con fuerza y el arpa marca rápidas escalas y los metales dialogan graves, el bombo va poniendo roncos acentos y se desarrolla el tema con gran alegría; cornos y trombones dialogan y responden oboe y corno inglés; ahora dialogan maderas y metales con acentos de los timbales y las disonancias flotan en el salón, el redoble largo y sonoro de los timbales marca un cambio y los fagotes cantan y los cornos les responden y se desarrolla el tema sentido y emocionante; cantan las cuerdas y responden las maderas, entran metales y al fin el tutti en pleno y por encima suena una aguda ráfaga del pícolo, el arpa hace sonar acordes y hay un breve silencio y se reaborda el tema sentido y melódico, la trompeta canta brillante y las cuerdas entran con fuerza, los timbales vuelven a marcar y se aborda un suave pasaje dulce para que, de nuevo la voz de la trompeta suene brillante y las cuerdas y los cornos desarrollen sentido pasaje; las trompetas marcan el inicio de un pasaje a ritmo de polka que cantan las trompetas y los trombones con un fuerte acento de la tuba que marca el ritmo, el pasaje se repite con gran alegría, el xilófono marca un cambio y entra el tutti cantando con alegría y hacen solos las flautas y los oboes con desatado entusiasmo y entran las cuerdas para llevar el pasaje hasta sonar un redoble de timbales que anuncia de nuevo a la voz del xilófono que canta con persistencia y lo acompañan los cornos y se desarrolla nuevo tema; con nuevo redoble de timbales, entran las violas, los chelos y los bajos en pasaje con marcado ritmo, la trompeta levanta la voz y suenan los cornos brillantes y los metales en pleno se incorporan con fuerza, el trombón canta grave y entran las trompetas y los cornos y de pronto, la música baja con suavidad y la flauta emite una nota muy delicada que las cuerdas acompañan suavemente, el arpa hace un largo y delicado solo y entran las flautas y con ellas el oboe y, en seguida, las cuerdas con gran delicadeza sonando en armónicos; los chelos marcan un cambio y suena el corno con acento del timbal, cantan los cornos con gran sentimiento y va subiendo la fuerza de expresión, los chelos suenan con persistencia y entra el tutti muy suavemente, suena el gong y la emotividad sube con el acento de los timbales, un fuerte sonido del timbal y hay un breve silencio y entra con gran delicadeza la voz del corno inglés y en seguida las cuerdas, de nuevo el corno inglés con acento de timbal y se incorporan las cuerdas son muy suave sentimiento y desarrollan apasionado tema y de nuevo el acento del timbal y redoble y entran las cuerdas suavemente mientras el redoble persiste en el fondo y va marcando el desarrollo del tema que va subiendo poco a poco y va tomando fuerza, suenan los platillos y marcan la entrada de los metales y luego se unen las maderas, el arpa y la flauta cantan y responden los cornos y se retoma el tema inicial y se va acentuando la alegría; cantan los cornos y responden las cuerdas y entra el tutti con el tema poniendo gran fuerza para ir subiendo acompasado y cada vez con más fuerza y alegría y entra el tutti brillante y va subiendo para volver al tema inicial con fuerza y brillo y llevarnos al tremendo final de la suite. Se desata sonora y larga ovación con gritos de bravo, y así nos vamos al intermedio.
Se reanuda el programa con el Tema de Batman, del compositor contemporáneo Danny Robert Elfman, quien está descollando en este género de la música incidental cinematográfica; además de esta obra ya cuenta en su haber temas como Beetlejuice, Spiderman y Alicia en el País de las Maravillas. El caso de Batman es muy significativo; en nuestra infancia, Batman era un millonario filántropo que con el concurso de su ahijado y pupilo combatían al crimen, así de simple. Con el paso del tiempo van surgiendo nuevas versiones del argumento, en especial para producciones cinematográficas, que nos van transformando al héroe de las historietas en un personaje sombrío, lleno de traumas escabrosos, merced haber presenciado el asesinato de sus padres, y cuya conducta está regida y atormentada por las dudas más intensas. Después de ver alguna de las últimas versiones del hombre murciélago, añoramos profundamente la inocente serie de televisión de los 70’s en la que, los golpes lanzados por Batman y Robin a los villanos, eran adornados con grandes letras con interjecciones como: ¡PUM! ¡ZAZ! ¡CRAK! Pero pasemos a la obra musical del concierto. Inician los cornos suavemente y entra el corno inglés que dialoga con el arpa, el timbal marca un cambio y la música sube con gran fuerza en un marcado tiempo de marcha que cantan los metales y el pícolo acentúa, entra el tutti con fuerza y al música se torna alucinante y grave, como reflejando la obscura historia del hombre murciélago, la marcha termina con gran fuerza y marca el final de la obra. Fuerte ovación rubrica la interpretación.
Usualmente en el Mundo de Disney las películas suelen dar vida a juegos y atracciones del parque, los Piratas del Caribe es un caso a la inversa, pues el divertido juego de Magic Kingdom, dio lugar a la divertida serie de filmes con ese tema, y Klaus Badelt, joven compositor alemán, compone el tema musical de los mismos. Ya antes, el talentoso músico había incursionado en este mundo y se anotó éxitos como Gladiador o el tema de los programas de Discovery. Piratas del Caribe da inicio con los segundos violines a los que se unen los chelos y se van incorporando las demás cuerdas y todas juntas cantan con gran alegría el tema, abordan un suave pasaje y se les unen los cornos, la tarola pone un redoble que da paso a nuevo canto de cuerdas y cornos, suenan los platillos y la fuerza va subiendo, la voz del carillón anuncia la entrada de la trompeta y luego la del tutti en pleno que aborda el tema melódico y acompasado y luego en stacatto que corre con fuerte redoble de las percusiones, suenan graves los trombones y el tutti canta con fuerza y alegría el gustado tema de la divertida historia con marcado ritmo; la flauta canta suave con los cornos y entra de nuevo el tutti con pasión, las trompetas suenan con voz brillante y ritmo marcado y entra otra vez el tutti y con fuerza va subiendo para llevarnos al explosivo final de la obra. Fuerte y sonora ovación corona la actuación de la OSY.
Otra gustada serie de filmes de ciencia ficción, es Volver al Futuro, y Alan Silvestri les pone tema musical, este autor también ha compuesto en este género éxitos como el de la genial película Forrest Gump o Depredador. El tema lo inician los platillos y entran los cornos con fuerza y en seguida lo hacen trompetas y trombones, los cornos cantan brillantes y el tutti replica, las cuerdas entran cantando con alegría y los cornos retoman el tema con nueva réplica de trompetas y trombones; los trombones y la tuba marcan un suave cambio para dar entrada a las cuerdas y las maderas que cantan con suavidad, la flauta canta con delicadeza y la acompañan los violines siseando, el piano pone suaves notas y las cuerdas cantan dulces y con ritmo pausado, los cornos levantan la voz y se va desarrollando una emotividad que va subiendo al compás de la voz del xilófono y se marca un cambio con alegre ritmo, cantan los metales con acentos del xilófono y responden las cuerdas, la música va subiendo con gran fuerza tomando un ritmo marcado que sube con brillo para pasar a nuevo ritmo pausado, sonoro y alegre, los cornos suenan con fuerza y responden los metales en pleno y entran las cuerdas y con ello el tutti nos lleva al sonoro final de la obra. Nueva y fuerte ovación rubrica la interpretación.
Cierra programa, La Amenaza Fantasma, parte de la serie tan gustada de La Guerra de las Galaxias. Vuelve a los atriles otra partitura de John Williams. Abren la interpretación los platillos y se les suman los metales con brillo, cantan los cornos y se une el tutti con fuerza y suenan a ritmo de marcha con marcadas disonancias; cantan los cornos y responden en pleno los metales con fuerza, las voces de trompetas y trombones se elevan con gran sonoridad y la tuba marca fuertes remates; los percusiones ponen marcado ritmo al canto fuerte de los metales que el xilófono va acentuando, la sonora voz de los trombones emite marcadas disonancias que replican las trompetas; hay una mínima pausa y dialogan los violines, chelos y el arpa pone acentos, el pasaje de las cuerdas es de profundo sentimiento y va subiendo la emotividad con el acento de los cornos, las cuerdas siguen cantando emotivas y con suavidad, el arpa pone delicadas notas y viene un cambio con marcada fuerza de las cuerdas y las percusiones, cantan los clarinetes y responden los trombones y luego las trompetas, las maderas responden y el oboe interpreta un solo y entran las cuerdas, hay un pasaje de los fagotes y el contrafagot grave y soberbio y las cuerdas lo acompañan en pizzicato, las maderas todas, cantan cálidamente y fagotes y contrafagot retoman su pasaje y entra la flauta con las cuerdas muy dulcemente y flautas y clarinetes dialogan suave y entran los cornos con fuerza y se une el resto de los metales; canta el clarinete y responden las cuerdas, cantan los cornos y las flautas y entra el tutti con fuerza y la emotividad se va desbordando, la música baja de un golpe y entra cantando el corno inglés y le siguen los cornos franceses y entra el tutti y la fuerza se dispara brillante y va subiendo y se desborda en rugiente y sonoro final de la obra. Tremenda ovación para la OSY. El director reacciona al reclamo del respetable y concede un ancore. ¡Nada menos que el tema original de La Guerra de las Galaxias!
Se da al terminar el ancore, un hecho poco común, la más grande, sonora y entusiasta ovación, es para el ancore. El Gran Salón del Club Campestre, se cimbra hasta sus cimientos, la ovación es larga y fuerte y premia merecidamente a nuestra orquesta.
Algunos apuntes poco gratos. El Gran salón del Club Campestre, por su naturaleza, requiere de una gran sonorización electrónica y ésta distorsiona un tanto la música. Sabemos que este concierto, gustado y esperado, además rinde muy buenos frutos económicos para la orquesta y acerca a gente que no la frecuenta. Hay que educar a ese público, no es posible ver gente que se levanta durante la interpretación de las obras, gente que platica en pleno desarrollo del concierto; este ámbito es de gente de buena posición económica y debería saber comportarse en un evento cultural como éste. ¡Ojalá se dé oídos a este señalamiento!
Salimos del Club Campestre con el deseo de oír en un próximo concierto de esta naturaleza, otras obras más del amplio repertorio del cinematógrafo. ¡Que las hay muchas y muy bellas!