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Yucatán

Pilar Faller Menéndez “El maestro deja una huella para la eternidad; nunca puede decir cuándo se detiene su influencia.”

Henry Adams

Está demostrado con base en muchas investigaciones que el factor más importante que determina la calidad de la educación de un niño está asociada con la calidad de su maestro. Y es que la enseñanza hoy en día es uno de los trabajos más complicados, cuando surge de una vocación verdadera.

Para enseñar se requiere, en primer lugar, un conocimiento amplio de la materia, así como un plan de estudio real y que pueda ser llevado a cabo en el lapso de tiempo establecido, así como entusiasmo y pasión por transmitir el conocimiento de una forma amigable que despierte el interés de los alumnos por aprender, aunado a tácticas de disciplina y manejo de las aulas, y sobre todo el objetivo principal: tener el deseo de marcar una diferencia en la vida de los jóvenes.

Las características anteriores no son fáciles de reunir, razón por la cual hoy en día es tan difícil encontrar buenos maestros, sin que por esto sea imposible hacerlo.

Aquellos maestros que tienen metas altas para todos sus estudiantes, incluso con aquellos que tienen dificultades de aprendizaje, tienen la esperanza de que todos ellos puedan lograr ser exitosos y sobresalir en su salón de clases, brindándoles especial atención a aquellos que van retrasados.

Para ser eficaces, planifican las lecciones que van a dar, y hacen del conocimiento de sus alumnos lo que van a aprender, así como las tareas que realizarán y los parámetros bajo los cuales serán calificados. Es de suma importancia que las tareas estén diseñadas con las metas de aprendizaje, y brindar a los estudiantes la oportunidad de poder practicar lo aprendido. La consistencia del educador en su forma de calificar y corregir a tiempo las tareas crea en el estudiante mayor confianza de lograr sus metas.

Utilizar hechos para enseñar motiva a que los alumnos interactúen y se involucren en el proceso, y provoca que comiencen a cuestionarse sobre los mismos y les permite ver las diferentes perspectivas de algún hecho motivando a los estudiantes a predecir qué es lo que pasará. Es necesario mantener a los estudiantes interesados, por lo cual deberán aprender tácticas para esto.

Ser buen maestro también incluye el ser agradable, accesible, entusiasta y hasta cariñoso, de esta manera los alumnos lo perciben como un guía con el que pueden contar y que no se limita únicamente a transmitir conocimiento, sino que están disponibles cuando ellos los necesiten, para lo cual muchos de ellos permanecen tiempo extra después de las clases y siempre demuestran un compromiso con la escuela.

Otro factor importante para la enseñanza es que los maestros dominen las materias que enseñan, y dediquen tiempo para actualizarse, lo cual hace que los estudiantes se sientan motivados para aprender por su cuenta aquellas cosas que resultan de su interés, ya que la educación académica no se limita a la escuela.

Mantener una buena comunicación con los padres a través de entrevistas, notas o reportes es muy importante para conocer la situación familiar de los alumnos cuando detectan algún comportamiento fuera de lo normal, lo cual demuestra que se preocupan por sus alumnos.

Reunir todas estas cualidades no es tarea fácil, pero tampoco imposible, la calidad humana es la que nos motiva a ser mejores en aquellas tareas que desempeñamos, y un maestro siempre deja huella a su paso, y es recordado con cariño cuando pudo lograr una conexión con sus alumnos. Para todos los maestros en su día, una cordial felicitación.

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