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Yucatán

Rafael Mis Cobá

El T’alkú de la Tía Juana

Como pocas veces, el “dzudzito” tío Chupi fue presa de una gran emoción al saber que el ex presidente Calderón recorrería las calles de Chikindzonot a bordo de su Porsche rojo como integrante del Rally Maya que recorrió el pasado fin de semana varios municipios de Yucatán.

Y no es que el príncipe de la tía Juana sea aficionado a los automóviles clásicos y de colección, sino que su único deseo era saludar e invitar a Fecal para tomar dos caguamas con él, sabiendo la afición del ex presidente panista por las bebidas etílicas.

El tío Chupirul también había intentado localizar a Renán Barrera para formar un trío de chupadores, pero su esfuerzo no tuvo resultados positivos debido a que el flamante alcalde de la ciudad viajó a Alemania para participar en un evento sobre el cambio climático.

A final de cuentas, el pobre tío Chupi fue regresado a su casa tundido de “uasc’opazos” por la tía Juana, como castigo por no haberle pedido permiso a la bella y aromática mestiza para salir de la casa y buscar enrolarse con sus teporochos cuates.

La “t’int’inkí” mujer maya localizó más tarde a su sobrino cabeza de “lec” para contarle las travesuras que intentó su hombre, así como la discreta labor de sometimiento que tuvo que ejercer sobre él para mantenerlo más tranquilo que al diputado Gerardo Noroña.

—Tía Juanita, pero fuiste muy estricta con el pobre tío Chupi.

—Qué estricta ni qué nada, para que aprenda a ser responsable y no buscar embriagarse con Felipe y Renán.

—Tía, pero además, el tío Chupi ni acercarse hubiera podido a Calderón, ya ves que por temor a su seguridad solicitó por escrito a AMLO que le regresaran sus guaruras.

—Puro show sobrino, Fecal anduvo paseándose en su lujoso carro por toda la Península como si nada.

—¿Nadie lo peló?

—No sé si alguien lo peló o no, lo que sí sé es que vino a divertirse en el carnaval de 110 vehículos que integraron el Rally Maya.

—Tía, hablando de carnaval, el que le demostró a Renán cómo se deben organizar las carnestolendas es el Ayuntamiento de Progreso.

—¿Vendieron más trago o llevaron a edecanes más sanotas?

—No “mejenkisín”, presentaron un mejor espectáculo y con mucho menos recursos económicos.

—Es cierto tiíta, en el informe que presentaron ayer las autoridades progreseñas expusieron que sólo invirtieron 4.6 millones de pesos y hasta ganancias por 439 mil 575 pesos obtuvieron.

—En cambio en Mérida, sobrino, el carnaval del monte costó 40 millones de pesos y hubo pérdidas por 24 millones de pesos, que es el subsidio que los meridanos tendrán que pagar con sus impuestos.

—“Uay”, tía Juanita, eso me huele mal.

—Pues no creo que sean los pies del alcalde o los gases que expelió la presidenta del Comité Permanente del Carnaval luego de comer panuchos, porque resulta muy sospechosa la millonaria cantidad de dinero que se despilfarró.

—Tía, el que despilfarró entusiasmo fue el América y aun así lo escabecharon por el club León para dejarlo fuera de la final del fútbol mexicano.

— Y eso que las figuras y nómina del León son mucho menores la de los billetudos hijos de Televisa.

-Tía, para que veas una vez más que el fútbol es de hombres y no de nombres.

—Para nombres sobrino, el de los Salinas, nuevamente en el escándalo.

—¿Qué hizo ahora el orejón?

—El, nada sobrino, su hijo Emiliano.

—“Uay”, tía, ¿metió la pata?

—Creo que otra cosa metió, sobrino, porque lo acusan autoridades de Estados Unidos de ser líder de una secta sexual, junto con un tal Keith Raniere.

—¿Y qué cochinadas hacían?

—Traficaban y esclavizaban a mujeres a través de la secta denominada Nxivm.

—Tía, ¿es cierto que hasta utilizaban hierros calientes para marcar a sus víctimas?

—Así es, sobrino, como si fueran animales.

—Pues los culpables deberían recibir el mismo castigo para que sienta como duele el quemado de nalgas.

—¡Sobrino! no se sabe todavía donde ponían las marcas.

Ante tal duda, el travieso sobrino propuso a su amada tía investigar en qué parte del cuerpo aplicaban las marcas con hierro hirviente para proponerle a un juez que el castigo sea el mismo, de tal manera que si fuera como se sospecha, al tal Emiliano y a su socios les queden como chicharrón sus asentaderas.

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