Jesús nos dice en el evangelio de hoy que nos dejemos guiar por el Espíritu Santo, que nos dejemos amar por Dios, para que podamos cumplir con su palabra; si procedemos así, ya la hicimos, vamos a estar seguros de que vamos a alcanzar la Jesús, dijo ayer el Obispo Auxiliar Pedro Mena Díaz en la misa que ofició en la iglesia catedral.
En su mensaje, el prelado señaló que Dios nos ha presentado, en la segunda lectura, nuestro destino final al que debemos aspirar; los apóstoles sabían cuál era ese destino final y vivieron intensamente su misión aquí en la tierra, y si nosotros hacemos caso al Jesús del evangelio que nos dice: déjense guiar por el Espíritu Santo y nos dejemos amar por Dios para cumplir con su palabra, vamos a estar seguros de poder alcanzar a Jesús.
Recordó que vivimos el tiempo de la pascua, que es una fiesta larga y por eso nuestra oración de este domingo nos pide que no bajemos el entusiasmo que nos crea la resurrección de Cristo y dice muy claramente que continuamos celebrando la fiesta que terminará con la celebración del Pentecostés y por eso como iglesia al celebrar esta larga fiesta, pedimos que no baje el ánimo, la alegría y el entusiasmo de nuestra fe.
Cuando la palabra del Señor nos va acompañando día con día, domingo a domingo, nosotros vamos comprendiendo cada vez más la voluntad de Dios y al comprenderla, debemos de entusiasmarnos siempre nuestra vida de creyentes, nuestra vida de fe.
En la segunda lectura hemos escuchado una visión que Dios le hizo vivir a san Juan que escribió el libro del Apocalipsis y ahí se habla de la nueva Jerusalén, la que nos promete el cielo, donde no hay templo, como en la Jerusalén aquí en la tierra.
Hoy hemos escuchado la historia de la iglesia y después de que Jesucristo subió al cielo y vino el Espíritu Santo los apóstoles fueron cumpliendo con la misión y la iglesia iba discerniendo con la luz del Espíritu y les iba aclarando cómo tenían ellos que vivir y qué decisiones debían tomar, como la que hoy nos presenta la primera lectura, iluminados para decir que a partir de la resurrección de Cristo empezamos todos de nuevo, judíos, paganos, todos empezamos de nuevo una nueva creación y por eso el que ha creído en Cristo no tiene que ser primero judío, para que luego sea cristiano. Empezamos todos de nuevo con el Espíritu Santo que nos guía; esa iglesia, con la mente en la Jerusalén del cielo, iba cumpliendo su misión aquí en la tierra e iba llevando esa buena noticia a todos los pueblos, como escuchamos ahora de Pablo y Bernabé, pero así estaban todos los demás apóstoles cumpliendo con esa misión, con la mente y el corazón en la Jerusalén del cielo, pero tratando de que aquí en la tierra se conociera el mensaje del Señor.
Una iglesia que sabe su misión, que se dejan guiar por el Espíritu y que es una iglesia valiente, porque primero obedece a Dios y luego a los hombres, ellos, los apóstoles, los discípulos de los apóstoles, los primeros cristianos, cada vez iban comprendiendo más y mejor a Jesucristo y su mensaje, ese Jesucristo que hoy nos ha dicho en el evangelio que el amor que nos tiene, es el mismo amor con que el Padre lo ama a él y es el amor que se proyecta a los demás y que si aman a Jesucristo conocerán y cumplirán con su palabra. Si aman a Jesucristo pondrán en práctica sus palabras, como lo hicieron los apóstoles que iban arriesgando sus vidas, día con día, para ir cumpliendo con esa misión y sufriendo cárceles y torturas y todo por amor Jesucristo.
Se sentían amados por Dios y amaban a Jesucristo, por eso cumplían su palabra y con ese anuncio que hace Jesús de prometerles la venida del Espíritu Santo, texto que nos ayuda a que nosotros nos vayamos preparando para la fiesta de Pentecostés, que cada vez que celebramos la confirmación, como con estos muchachos, se revive ese misterio de Pentecostés y dice: “Conviene que yo me vaya porque vendrá el Espíritu Santo, ese Espíritu que guiaba a los apóstoles y cuando tomaba decisiones decían: El Espíritu Santo y nosotros -primero Dios, el Espíritu- hemos decidido, hemos contemplado, hemos visto que esto es conveniente; así están cumpliendo lo que Jesucristo dijo en el evangelio: el Espíritu Santo les enseñará y les recordará.
El Espíritu Santo nos enseña que todos debemos seguir aprendiendo y conociendo nuestra fe; los muchachos que hoy van a confirmar han recibido un poquito de preparación y se considera que tienen lo mínimo para recibir la confirmación; pero, muchachos, no es suficiente; si se van a casar tienen que preparase para llevar bien su matrimonio cristiano y no sólo para el día de la boda, sino para su tiempo de cuando tengan hijos vayan viviendo, día con día, semana a semana, porque el matrimonio cristiano tiene a María, José y Jesús como modelo a seguir y si no se estudia y profundiza y no le piden al Espíritu Santo que les ayude, no sé cómo les va a ir.
(Víctor Lara Martínez)