El tema de los caminos de hierro ha despertado la atención de investigadores cuyos estudios se han centrado en diversos tópicos relacionados con su historia y la de sus protagonistas: los ferrocarrileros. Una lectura interesante que he hecho recientemente es La construcción del empleo ferroviario como una profesión masculina, 1857-1962 de la socióloga española Esmeralda Ballesteros Doncel. En ese capítulo de libro, la autora presta cuidadosa atención a la presencia de las mujeres en el sector ferroviario español analizando indicadores cuantitativos y cualitativos. De dicho texto rescataré algunas ideas que considero se asemejan al caso yucateco.
La primera parte del escrito está dedicada en adentrarnos al mundo de los ferrocarrileros españoles. La también catedrática de la Universidad Complutense de Madrid señala que la aparición del ferrocarril en España implicó “la emergencia de un yacimiento de empleo completamente nuevo”. En general, la labor ferroviaria se dividió en dos grupos: los servicios centrales y el área de explotación. El primero estaba formado por los ingenieros, los técnicos y el personal de administración, tanto de bajo como de alto rango. El segundo, por los maquinistas, los fogoneros, los jefes de estación, etcétera. Cabe mencionar que estos nuevos oficios tuvieron ventaja frente a los trabajadores agrícolas.2
A la luz de estas consideraciones es importante mencionar que en las postrimerías del siglo XIX en Yucatán se vivió algo similar ya que, al construirse los primeros caminos de hierro tampoco se tenía conocimiento del funcionamiento de la tecnología y la naturaleza de los nuevos oficios. Cabe señalar, que a diferencia de lo que ocurrió en diferentes partes de México, en donde los puestos de alto nivel eran para extranjeros, en las tierras del Mayab, la mayor parte de los oficios -de alto y bajo rango- fueron ocupados por locales. Incluso una mirada superficial a los expedientes laborales, nos indica que los yucatecos aprendieron el trabajo rielero con base en la experiencia y fueron transmitiendo esos conocimientos a sus compañeros. Y, además, al igual que en España, sus condiciones laborales fueron superiores a la de los trabajadores agrícolas.
En los párrafos anteriores me he expresado solamente al papel del hombre en el mundo ferrocarrilero y no al de la mujer. En España, como sostiene la doctora Ballesteros, el modelo de organización adoptado por las primeras compañías ferroviarias fue diseñado para ser integrado únicamente por hombres con un perfil coherente con el modelo burocrático, que las empresas relacionaron con un mayor nivel de eficiencia. Por lo tanto, las mujeres quedaron excluidas de la labor ferroviaria y aunque, a lo largo de su escrito la autora rastrea algunos datos que le permiten ver la presencia femenina en el mundo de los caminos de hierro, en realidad, fueron una cantidad mínima en comparación con los hombres.3
Esta tesis me es familiar, ya que, en las compañías yucatecas fundadas en los primeros años de los caminos de hierro en Yucatán, no hay registro alguno de mujeres rieleras. En Ferrocarriles Unidos de Yucatán (1902), tampoco he encontrado algún expediente que me indique la presencia de féminas en esta labor. La documentación que he consultado hasta ahora sugiere que comenzaron a dedicarse al trabajo ferrocarrilero hasta mediados del siglo XX, cuando aparecen algunos expedientes de mujeres en el ramo de administración o comunicaciones.
A pesar de que lo dicho con anterioridad podría parecer sorprendente, es importante entender el contexto de la sociedad del siglo XIX y XX. No es labor del historiador juzgar los hechos pasados sino entenderlos y explicarlos. Como parte de esta dialéctica, es crucial tener en cuenta que en ese período existía la idea del deber ser femenino que por mucho tiempo las excluyó de diferentes puestos del mundo laboral. No obstante, los logros alcanzados durante la segunda mitad del siglo XX (especialmente el derecho al voto de 1953) les permitió reposicionar su papel en la sociedad.
Para concluir, cabe mencionar que no existen estudios que enfoquen su mirada en este tema. Ante tal situación, resulta indispensable que los estudiosos de Clío se adentren más al papel de la mujer en el mundo rielero y así, entender mejor la importancia que tuvieron en los ferrocarriles yucatecos.
Bibliografía:
Ballesteros Doncel, Esmeralda (2003) La construcción del empleo ferroviario como una profesión masculina, 1857-1962. En ¿Privilegios o eficiencia? Mujeres y hombres en los mercados de trabajo. Universidad de Alicante, Alicante, pp. 335-354.
1 Historiador, [email protected]
2 Ballesteros Esmeralda, 2003, pp.336-337.
3 Ballesteros Esmeralda, 2003, pp.338-347.