Dra. en Arq. Yolanda Fernández Martínez
¿Cómo se prepara urbanísticamente Mérida ante este desafío poblacional?
La planeación estratégica de Mérida y su zona metropolitana requieren, por tanto, de lecturas en diferentes escalas territoriales que vayan de la mano con el análisis estadístico poblacional, donde el tema de la movilidad urbana vinculada con la dotación de equipamientos, servicios y comercios de pequeña escala y de proximidad serán vitales para una ciudad caminable y amable, indicadores prioritarios para la accesibilidad universal, derecho ineludible para la población de la tercera edad. ¿Cómo se desplazarán las personas mayores en una ciudad sin accesibilidad universal; desparramada en su periferia y encerrada entre bardas; con un sistema de transporte público que las excluye y desconoce; y que, además, carece de equipamientos y espacios públicos diseñados especialmente para estas personas?
“El futuro del envejecimiento” fue el nombre de la cumbre que reunió hace un par de semanas a cinco Premios Nobel en el “The Nobel Prize Dialogue Madrid 2019”, para discutir y reflexionar sobre los grandes desafíos que los gobiernos, países y ciudades enfrentarán para sobrellevar los problemas que nos trae el invierno poblacional.
Según los datos de la Encuesta Intercensal 2015 del INEGI, en México hay 119 millones 530 mil 753 habitantes, con lo cual nos ubicamos entre los once países más poblados del mundo. En la pirámide poblacional se tiene que la población infantil está disminuyendo mientras que la adulta va en aumento. Arroja los siguientes resultados: “En 2015 la población menor de 15 años representa 27 % del total, mientras que el grupo de 15 a 64 años constituye 65 % y la población en edad avanzada representa el 7.2 por ciento”1. De este total, Yucatán cuenta con 2 millones 097 mil 175 habitantes.
A partir de estos datos estadísticos es que las políticas públicas deberían establecer su ruta crítica para poder garantizar resultados positivos en las próximas generaciones. Ya que, ¿de qué nos sirven planes y acciones de corta visión con altos presupuestos, que desconocen el comportamiento poblacional y que, como consecuencia, van a quedar caducos antes de haber demostrado su vida útil para la sociedad?
Desde esta perspectiva, habría que considerar que la población que, en 2015 tenía entre 30 y 50 años, para el año 2030 tendrá alrededor de 40 y 60; en 2040 alrededor de 50 y 70; en 2050 alrededor de 60 y 80; y en 2060 alrededor de 70 y 90 años. Por lo tanto y con base a esas tendencias poblacionales, habría que determinar cuáles serán las necesidades de esos habitantes que, precisamente por su condición generacional, requerirán que la ciudad y sus equipamientos se adapten desde la perspectiva de la accesibilidad universal.
Asimismo, el tema de la movilidad urbana vinculada con el comercio, los servicios y equipamientos de proximidad serán los temas prioritarios para mantener una vida comunitaria viva y plena para los adultos de la tercera edad. Esto nos llevaría a cuestionar los instrumentos de planeación y de regulación urbana actuales con visión al 2040, sobre sus estrategias relativas a población del futuro. Ya que por lo general, se planea con base a las demandas y requerimientos de la población en función del número de habitantes. Es decir, se estima la tasa de crecimiento poblacional para un determinado año del futuro y con base a esos datos se presuponen áreas para el crecimiento de la ciudad y las demandas de la vivienda.
Sin embargo, haciendo una lectura más fina de estos datos estadísticos, habría que trazar líneas estratégicas sobre cada grupo poblacional que dominará en cada una de las siguientes décadas, para que con ello se pueda planear la ciudad de Mérida y su zona metropolitana en forma progresiva y proactiva. Sería catastrófico llegar al año 2040, y haber invertido millones de pesos en vialidades que desconocen las necesidades de la población de la tercera edad o haber fomentado grandes desarrollos inmobiliarios en la periferia en propiedad de régimen de condominio que evitan y obstaculizan la permeabilidad y conectividad urbana. Así como caer en el riesgo de no prever las áreas estratégicas para la movilidad urbana sustentable y los equipamientos de pequeña escala y de fácil acceso para las personas adultas.
En virtud de lo anterior, es prioritario que la formulación de políticas públicas, planes y proyectos urbanísticos se fundamenten en estudios derivados del análisis de las pautas y tendencias poblacionales, para que con ello justifiquen y argumenten cada una de las decisiones. La planeación estratégica de Mérida y su zona metropolitana requieren, por tanto, de lecturas en diferentes escalas territoriales que vayan de la mano con el análisis estadístico poblacional, en las que el tema de la movilidad urbana vinculada a la dotación de equipamientos, servicios y comercios de pequeña escala y de proximidad, serán vitales para una ciudad caminable y amable, indicadores prioritarios para la accesibilidad universal, derecho ineludible para la población de la tercera edad. ¿Cómo se desplazarán las personas mayores en una ciudad sin accesibilidad universal; desparramada en su periferia y encerrada entre bardas; con un sistema de transporte público que las excluye y desconoce; y que, además, carece de equipamientos y espacios públicos diseñados especialmente para estas personas?
1 http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/habitantes.aspx?tema=P