Jorge A. Franco Cáceres
Muchos creen que la Transformación Republicana (TR) es sinónimo de la Cuarta Transformación (4T), sin dar muestras de asumir la disyuntiva teórica en el sentido de si es el cambio político el que determina el cambio social o si éste es determinante de aquél.
Puede ser que hagan eso debido a sus relaciones particulares de amor/odio hacia el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador (AMLO), o porque permanezcan perdidos en la actual coyuntura de cambio democrático, careciendo de referencias históricas y repertorios sociales y políticos para ver las diferencias.
Por esas razones, aunque NO deberíamos hacerlo porque el esfuerzo analítico corresponde a quienes fueron derrotados en las elecciones del 1 de julio y a los que están arrepentidos del cambio democrático, procedemos a aclararles varias cuestiones.
Para comenzar, la TR es ahora consecuente con el respaldo popular masivo a AMLO y MORENA pero, definitivamente, no tiene ni tendrá número histórico, ya que representa una causa que va más allá del actual presidente y su partido. Mientras que la 4T es asunto de ambos y se anuncia con número histórico desde los poderes estatales, a pesar de que nadie sabe si efectivamente llegará a ser una TR como tal.
La 4T es asunto oficial de los poderes estatales y del movimiento nacional que respalda a la Presidencia de la República y al Congreso de la Unión. Ahí se cree que el cambio social en México será consecuencia del actual régimen político de acuerdo con la tradición histórica y la participación social del pueblo mexicano. El nuevo régimen político tiene inquietud por la justificación histórica y la aceptación social en una relación estrecha con la política democrática.
A diferencia, la TR es asunto de la oposición realmente seria y responsable que, independientemente de estar dentro o fuera de los poderes estatales, pretende una Transformación Republicana sostenida por un Movimiento de Resistencia Nacional que no sea coyuntural por motivos electorales. Nos referimos a un movimiento pacífico que busca una organización social y una cultura política que sean garantes estructurales e ideológicos de un orden democrático y humanista que entierre para siempre la Dictadura Tecnocrática.
La hipótesis de los opositores no reactivos a la 4T, es que el cambio social en México no será resultado del régimen político que encabezan AMLO y MORENA, sino de una TR más allá de ellos, es decir, consecuente con la memoria histórica y el consenso social del pueblo mexicano. Por esta razón, se señala al régimen político que su preocupación actual no es procurar la memoria y construir el consenso desde la práctica democrática, sino instrumentarlos de modo pragmático como parte de los intereses gubernamentales y legislativos de las fuerzas partidistas que encabezan.
Muy lejos de la oposición seria y responsable, presencias débiles pero afanosas en volver a figurar como partidos políticos y recuperar los poderes estatales, como PAN, PRI, PRD, MC, etc., no sólo permanecen atrapados en los odios a AMLO como oposiciones reactivas, sino careciendo también de referencias históricas y repertorios sociales y políticos para enfrentar a la 4T.
Como oposiciones hasta hoy inútiles por incapaces para impulsar una TR, las autoridades y los representantes reactivos son partidarios de la restauración autoritaria del orden neoliberal, despreciando la voluntad popular del cambio democrático. Son un impresionante ejemplo de acciones difamatorias con motivaciones espurias.