Ana María Ancona Teigell
“Leyes hay, lo que falta es justicia”.Ernesto Mallo
Desde hace más o menos un año estamos apoyando con plantones y medios de comunicación a Doña Bertha Magaña Solís, ya que temía que uno de sus familiares le quitara la casa ubicada en la calle 29 No. 73-A, entre 10 y 12 de la colonia México, donde ha vivido más de cuarenta años y que su padre le dejó en testamento a su muerte y la muerte de su madre
Doña Bertita nos narra:
“Yo cuidé de mi madre siempre, los últimos años sufría de Alzhaimer y demencia senil. En el año 2014, un familiar, como todos los domingos, la pasa a buscar para llevarla a pasear y ya no me la regresa. Cuando hablaba con esta persona no entendía por qué se empeñaba en tenerla un tiempo si nunca la quiso cuidar.
“Desde ese entonces comenzaron a hostigarme, amenazarme y entraron a mi casa a llevarse la ropa de mi madre. Ya tenía un plan bien estructurado. Al estar enferma mi madre y no poder firmar, hacen una donación falsa a favor de mi familiar con un notario, donde está la huella de mi madre, quien muere en marzo del 2014 a los 87 años.
“Al poco tiempo este familiar comienza un juicio ordinario para desalojarme de la casa (nunca me notificaron). Hay una sentencia de uso de la Fuerza Pública en Fiscalía, donde se le pide el aseguramiento del predio porque hay un procedimiento Civil. En la agencia 35 No. de expediente P3/3457/2016 hay una denuncia que mi familiar me interpone para notificarme de la donación que le hizo mi madre. Donación que es ilegal, porque mi madre ya estaba muy enferma cuando le ponen su huella digital al no poder firmar. También hay un juicio Civil, expediente No. 130/2017, para que desaloje mi casa, cuando es el único techo que tengo y están cometiendo un delito por falsificación de documentos”.
Luchamos hasta el final, siempre nos dijo que un día llegaría la Fuerza Pública a sacarla de su casa cuando no estuviéramos con ella y no hubiera medios de comunicación.
Ese día llegó, como lo dijo. Ayer 10 de julio del año en curso, las personas que la cuidan me llamaron como a las once de la mañana para decirme que la Fuerza Pública estaba en la casa de Doña Bertita, por lo que me subí a mi coche y fui a su casa. La entrada estaba custodiada por policías, había un camión de carga y estaban sacando las cosas de Doña Bertita.
Por supuesto no nos dejaron pasar, sólo entré un momento cuando me llamó para que la abrazara y después pedí que su asesora jurídica estuviera con ella por cualquier cosa. Estaba personal de PRODEMEFA (Procuraduría Para la Defensa del Menor y la Familia), para cerciorarse que Doña Bertita no se quedara en la calle.
Estuvimos algunos medios de comunicación viendo con gran tristeza cómo sacaban los recuerdos de más de cuarenta años de una mujer de 67 años que no quería que la sacaran de su casa. Que tuvo que ser asistida por paramédicos porque es hipertensa y se estaba desvaneciendo (se la llevaron en la ambulancia), mientras sus familiares que la despojaron de su hogar, dentro de sus coches (porque comenzó a llover) observaban la escena hasta el final.
Siempre supimos, aunque la luz de esperanza nunca se apagó hasta ayer, que perderíamos, pero eso nunca nos disuadió para apoyar una causa que con pruebas nos demostró que era justa por parte de Doña Bertita e injusta por parte de sus familiares.
A petición de los hijos y el hermano de Doña Bertita, por respeto a ella no sacamos ninguna foto cuando está saliendo de su casa por el mal estado en que se encontraba. (Hay videos y fotos de esta tragedia que duró hasta las ocho de la noche, momento en el que nos retiramos).
Mientras en la calle grabábamos y tomábamos fotos, un familiar de Doña Bertita se me acercó, me grabó y me amenazó diciendo que tuviera listo a mi esquipo de abogados porque caería sobre mí todo el peso de la ley, ya que me iban a demandar (tengo testigos). Yo la escuché en silencio.
Así es como quieren callarnos, amedrentarnos, meternos miedo para que esto que le hicieron a Doña Bertita no salga a la luz. ¡AMENAZANDO!