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La ex Gobernadora Ivonne Ortega Pacheco reiteró ayer su confianza de ganar la presidencia nacional del PRI pese a todo tipo de obstáculos y amenazas que ha recibido de la cúpula priísta, a la que señaló estar preocupada por temor a perder sus privilegios cuando ella llegue a la dirigencia.

En conferencia de prensa, la política yucateca sostuvo que la actual dirigencia del tricolor tiene secuestrado a su partido e insiste en imponer al campechano Alejandro Moreno Cárdenas, pero enfatizó que no tiene duda que ganará la contienda interna el próximo 11 de agosto.

La también ex alcaldesa de Dzemul acusó, asimismo, al Presidente Andrés Manuel López Obrador de no sólo tener metidas las manos en el proceso priísta para beneficiar a Moreno Cárdenas, “sino también los pies, la cabeza y el cuerpo entero”.

De hecho, precisó que en una comida que tuvo el pasado 8 de febrero en un restaurante de Polanco con Moreno Cárdenas, éste le aseguró que su llegada a la dirigencia estaba acordado con la cúpula de su partido y López Obrador, con el claro propósito de desalentarla para que declinara su candidatura.

Amenaza de Moreira

Ortega Pacheco resaltó que, entre las amenazas que ha sufrido, la más reciente fue la del ex gobernador de Coahuila y actual diputado federal Rubén Moreira, a quien ya denunció penalmente y confía en que la Fiscalía General de la República le dé el curso apropiado a la acusación. (La esposa de Moreira forma parte de la fórmula del candidato campechano).

Detalló que una consulta de opinión que acostumbra hacer la llevó a cabo en Coahuila y, al parecer, el ex mandatario del tricolor lo sintió como agravio personal y le habló muy alterado a su representante ante la Comisión de Procesos Internos, diciendo “que iba a conocer quién era Rubén Moreira y que si me atrevía a poner un pie en Coahuila iba a yo saber quién era y con quién me metía”.

La ex Gobernadora señaló que, de manera irrespetuosa, Moreira dijo “que si se trataba de una estrategia de comunicación política lo que hacíamos en Coahuila, él iba a hacer una encuesta nacional preguntando quién era el papá de mi hijo”.

Ante esa situación, señaló que decidió no ir a Coahuila para evitar cualquier riesgo a su integridad física, la de su hijo y la de su equipo de trabajo, aunque aclaró que hay coahuilenses que llevan a cabo una campaña a su favor en ese Estado.

Al reiterar su confianza de que ganará la elección interna, aseguró que cuenta con el apoyo de los priístas de años y quienes no están con ella son quienes llegaron con el pasado gobierno de Peña Nieto, acostumbrados a los privilegios y que ven en su persona el riesgo de perderlos.

Apuntó que su interés por buscar la presidencia nacional del PRI básicamente obedece a dos preguntas: por qué y para qué, ya que si no se tienen las respuestas difícilmente se podrá tener claridad en lo que se busca.

La cúpula, secuestrada

Añadió que esta decisión que toma lo hace en el momento más adverso y complicado que tiene el PRI, pero que no le preocupa porque siempre ha remado a contracorriente y sorteando obstáculos para alcanzar la meta trazada.

Insistió en que, lamentablemente, una pequeña cúpula secuestró al PRI “y fue tomando decisiones que fueron lastimando a nuestros militantes y alejando liderazgos, e inclusive haciéndole tomar decisiones pasándose a otros partidos porque no les daban oportunidad porque no eran amigos de esa cúpula ni compadres y ni tenían los apellidos de los privilegiados”.

–Quiero regresar al partido a su origen, a su base, a su militancia, de puertas abiertas y no como ahora, donde las oficinas de la dirigencia prácticamente están bajo llave y para poder hablar con alguien resulta casi imposible.

Indicó que ahora no se verán grandes eventos con batucadas y pancartas, ya que si bien esa estrategia funcionó en algún momento y sirvió para ganar elecciones, después de los resultados del 2018 se tienen que cambiar las estrategias, “porque si no entendemos que México ya cambió, que la sociedad y que la militancia ya cambiaron, difícilmente haciendo lo mismo vamos a encontrar resultados diferentes”.

Ahora, en lugar de acarrear a la gente –apuntó–, tenemos que ir a colonias, a las casas, a los parques, para ver las condiciones en que viven y a escuchar y atender sus demandas, particularmente a nuestros representantes que muchas veces se les acusa y se les reclama sin que tengan ninguna culpa.

La militancia decidirá

Ortega Pacheco aseveró que con ella se acabará la cultura del amiguismo y el compadrazgo, y se dará paso al reconocimiento del liderazgo para que las decisiones que se tomen las decidan los militantes. “Mi abuelo me decía que el que pregunta no se equivoca y lo que estamos haciendo hoy es preguntarle a la militancia para que el 11 de agosto decida y ganemos la elección”.

Agregó que lo primero que hará es realizar una gran asamblea nacional para consultar a los militantes qué tipo de partido quieren y decidan, asimismo, qué hacer con los que se fueron y quieren regresar y con los que están desde adentro haciendo daño.

Sobre las alianzas con otros partidos, dijo que ya no habrá decisiones cupulares hacia abajo, sino que los acuerdos se tomarán en cada municipio.

También observó que la militancia definirá temas trascendentes como el matrimonio igualitario, el consumo y la legalización de la marihuana o la interrupción legal del embarazo, entre otros.

–Queremos darle voz a la militancia y este 11 de agosto definir si se queda esta pequeña cúpula que ha lastimado mucho al partido o que la militancia regrese a la dirigencia para volver entonces a ser un partido de puertas abiertas sin candados.

Un reo

Hoy, en el CEN del PRI, para poder entrar –expuso–, parece que vas a visitar a un reo, porque te piden identificación, con quién vas a hablar y si no tienes cita no te dejan entrar, además de que hay un letrero que dice no pasar; nosotros vamos a quitar ese letrero y abrir las puertas para que todos los priístas sean bienvenidos y los que no son y creen que el PRI les puede ayudar a resolver sus problemas también serán bienvenidos.

Sobre traiciones internas, dijo que de todo hay, pero que las decisiones que tomen quienes así decidan serán respetadas.

Aseveró que el PRI será incluyente e incluso quienes ahora no están de acuerdo con su proyecto y trabajo, tendrán un espacio para que tengan “un pedacito por qué luchar, porque no estoy de acuerdo cuando alguien llega y se agandalla todo, así que hasta los que no están ahora en el proyecto tendrán lugar en el partido siempre y cuando se mantengan leales al mandato de la militancia”.

Sobre la posibilidad de un fraude orquestado, dijo que duda que lo intenten, pero no lo lograrán porque tendrá 15 mil representantes electorales, el INE supervisará, además, de que habrán observadores electorales.

No renunciará al PRI

Cuando se le preguntó si renunciaría al PRI en caso de perder, dijo que ella siempre ha competido para ganar y que, además, si hubiera querido renunciar muchos motivos tendría y ya lo hubiera hecho, pero no es así, porque quiere y tiene la convicción de renovar al PRI y regresarlo a sus orígenes, “y por eso sigo dando la batalla”.

Observó también que el viejo PRI está reflejado en el gobierno actual, el nuevo PRI, promovido por Peña Nieto, está señalado y en muchos casos enjuiciado y cumpliendo condenas, “así que yo diría que ni viejo ni nuevo y donde veo que se puede refundar el partido es en el propio partido”.

A pregunta expresa, señaló que si ella pudiera conformar un nuevo partido no tendría problemas porque registró un millón 314 mil firmas en el proceso pasado.

Dijo que no tiene aspiraciones inmediatas a algún cargo público porque desea concentrarse en el partido y componer el vehículo que tiene “su guía chueca, la caja de velocidades rota y las llantas ponchadas; vamos primero a componer el vehículo y generar viabilidad política para todos y, si en el trayecto se compone, entonces otras condiciones habrán”.

(Rafael Mis Cobá)

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