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Pilar Faller Menéndez

La orientación sexual de la comunidad LGBTII no es una enfermedad

Ha concluido el mes de la comunidad LGBTII, (la cual por cierto tiene unas siglas bastante complicadas), pero aquí me permito colaborar con un artículo que me pareció un tema importante a tratar y que a continuación les presento: Se ha hablado y tratado de hacer entender a la sociedad que la homosexualidad no es una enfermedad, pero hay quienes insistentemente tienen la creencia de que por medio de una terapia de conversión sexual la persona puede cambiar sus preferencias, a pesar de que muchas familias piensen lo contrario.

Estos tratamientos llamados Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (ECOSIG), conllevan un método muy agresivo como el maltrato físico, la violencia económica, la privación de la libertad y en casos extremos las violaciones grupales que se cometen bajo el pretexto de poder “curar” a homosexuales, lesbianas o personas con problemas sobre su identidad de género.

Existe una asociación llamada Yaaj, transformando tu vida, A.C. dedicada a promover los derechos de las personas LGBTTI, a fin de construir una sociedad más incluyente y poder acompañar a las personas en el proceso de su desarrollo humano, cuyo presidente es Iván Tagle, el cual lucha con las prácticas descritas anteriormente y ayuda a los jóvenes a salir de ellas.

Un testimonio anónimo de un joven que estuvo internado o más bien recluido en el Grupo de Apoyo San Agustín, pasó tres días durante los cuales no pudo comer, beber ni dormir. “Te despersonaliza, después de tres días sin dormir, lo único que quieres es dormir y la única manera de lograrlo es haciendo lo que tu torturador quiere que hagas”, detalló.

Los llamados “pacientes” de estos centros sufren una confusión tal que dejan de ser quienes eran, y los constantes engaños y prejuicios que les inculcan hacen que lleguen a considerarse personas enfermas, sintiendo la necesidad de pertenecer al grupo.

Un joven que estuvo enrolado durante dos años y medio en esta agrupación, promoviéndola para, según él, ayudar a aquellos jóvenes que dudaban de su sexualidad, a los cuales invitaba a acudir a las terapias para poder curarse de esta enfermedad inexistente, él ya se autodenominaba como “ex gay”.

Estos llamados “Centros de Conversión Sexual” lucran con una condición que desde 1900 ha dejado de formar parte en el catálogo de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud, después de la infinidad de protestas de asociaciones y de la sociedad civil. Confirmado esto ¿por qué años después les hacen creer a los “pacientes” que padecen un mal?

El activista Iván de Tagle comentó que sobre las terapias de conversión sexual existen muchos métodos. Las terapias que sufren las mujeres lesbianas pueden llegar a ser someterse a violaciones, las cuales cuentan con el consentimiento de su familia, la cual cree que el mantener relaciones con un hombre puede “curar” su atracción hacia las mujeres.

La mayoría de los que se someten a estos tratamientos, que causan estragos sus mentes, son adolescentes que todavía se encuentran en la búsqueda de su identidad.

Tagle informó que un estudio realizado en la Universidad de San Francisco, en Estados Unidos, arrojó que las secuelas de estas prácticas, aumentan dramáticamente la posibilidad de sufrir de depresión, propensión al suicidio y tres veces más de tener relaciones sexuales de alto riesgo.

La autoestima se ve dañada, genera barreras cuando los “pacientes” se encuentran en pleno desarrollo de su personalidad, ya que los jóvenes son las principales víctimas de estas prácticas inhumanas que cuando logran ser conscientes de su identidad de género la cual no puede cambiarse, esta terapia solamente les ofrece como solución reprimirse.

Quienes abandonan estos espacios son aquellos que pudieron darse cuentas que existen muchas formas de vivir como homosexual, tantas como vivir como heterosexual. No existen todavía cifras exactas sobre este tipo de prácticas en México, las cuales se hacen bajo la presión de la familia, y las víctimas que denuncian estas torturas es de solamente una de cada diez que han sufrido este proceso.

La mayoría se trata de niños que no pueden denunciar sin el permiso de sus padres, quienes no aceptan que hayan “salido del clóset”. Desgraciadamente nuestro país ocupa el deshonroso segundo lugar de crímenes contra el colectivo LGBTTI, sobre todo a las mujeres transgénero, transexuales, lesbianas y travestis, debido a nuestra cultura machista y patriarcal.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ha presentado una guía titulada “Nada que curar”, la cual fue elaborada junto con la Universidad Autónoma de México, y la Asociación Civil Yaaj a fin de orientar a los profesionales de la salud mental sobre el combate a los ECOSIG, cuyas terapias no son científicamente probables.

La guía contiene recursos basados en investigaciones sobre los efectos negativos de los ECOSIG y los efectos positivos de una terapia de aceptación y recoge desde definiciones de conceptos básicos de diversidad sexual hasta un código ético, pasando por el papel de las familias o la demostración de que estas terapias no son científicamente probables.

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