La empresa Jinko Solar, con capital de origen chino que cotiza en la Bolsa de Valores de Nueva York, pretende concretar inversiones por más de cien millones de dólares en Yucatán para generar energías limpias, renovables, a partir de la luz solar, a fin de contribuir a compensar el déficit de energía que hay en la Entidad.
El director general de Jinko Solar en México, Manuel Mendizábal Quemada, dijo que ya está en marcha el primer parque, en San Ignacio, municipio de Progreso, que genera 18 megawatts de energía solar fotovoltaica, con una inversión de 30 millones de dólares y que fue inaugurado en el mes de mayo del 2019.
En entrevista para POR ESTO!, dijo que empezaron un proceso de desarrollo en el año 2015 y este contrato es de la primera subasta de largo plazo organizada por el Centro Nacional de Control de Energía.
Certeza y rapidez
Explicó que los parques se ubican en tierras rentadas a particulares y, en el caso de Jinko, se hace de esta manera para poder tener certeza y rapidez, además de que son zonas que pudieran tener menos problemas ambientales y de propiedad, por eso en el análisis se topan con tierras de propiedad privada, es un arrendamiento comercial.
Se trata de tierra adecuada, que cumpla con los requisitos medio ambientales para tener todos los permisos y que no tenga problemas de tenencia, explicó luego de que el periodista le preguntó si ellos adquieren terrenos a ejidatarios.
El otro proyecto es el que se denomina Yucatán Solar, que está en las poblaciones entre Ebtún, comisaría de Valladolid, y Cuncunul, municipio autónomo. Consiste en 70 megawatts en una superficie de 220 hectáreas, igual de energía solar fotovoltaica, es de propiedad privada.
“El día que inicie operaciones podrá dar energía a 120 mil familias y contribuir a la falta que hay en la Entidad, es una inversión de cien millones de dólares y que en momentos de la construcción puede generar hasta 700 puestos directos de trabajo y unos tres mil indirectos.
Este proyecto es de la primera subasta, al igual que el de San Ignacio empezó en el 2015 y en octubre del 2018 obtuvo todos los permisos federales, estatales y municipales, e inició la construcción.
Tiene permisos de la Conagua, sobre aguas federales, tiene el manifiesto de impacto ambiental de la Semarnat, el estudio técnico justificativo o el cambio de uso de suelo de la Semarnat. Tiene la Evaluación de Impacto Social que otorga la Secretaría de Energía y la consulta previa, libre e informada, que se conoce como consulta indígena, otorgada por la Sener con la colaboración del Inpi que era el CDI, el Gobierno de Yucatán y otro que es el del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Ya hay un amparo
Dijo que ya se hizo el desmonte, la poligonal, las estructuras de los paneles están avanzadísimos, ya hay desmonte al ciento por ciento, pero se toparon con el problema de que en febrero pasado se interpuso un amparo por 30 personas de la comunidad de Valladolid que lo presentaron ante el Juez Quinto de Distrito.
“Hay un proceso por el cual el juez dictaminó la suspensión definitiva de los trabajos, que se paralicen en tanto se resuelve el juicio de amparo. Argumentaron dos cosas, que a la comunidad de Valladolid o que a esas personas en concreto no se les hizo la consulta previa, libre, informada”, dijo.
Sin embargo, explicó que en la Evaluación de Impacto Social (EVIS) se determina si hay poblaciones afectadas y cuáles son para sobre esas realizar la consulta previa libre e informada. En la EVIS resultó y se aprobó por la Sener que las afectadas eran Ebtún y Cuncunul, sobre ellas se hizo la consulta. Hay un estudio del núcleo del terreno, zona de afectación directa y la indirecta, pero en esa no tienes la obligación de la consulta.
Pero esas personas dijeron que no se les hizo la consulta y, además, alegan que hay un cenote dentro del proyecto. En efecto, ese cenote fue descubierto por el INAH y publicado en un simposio que hubo en diciembre del 2018, después de que inició la obra.
Cenote, fuera del proyecto
“Pero ese cenote nosotros lo hemos sacado fuera del proyecto y se colocaron vallas, el INAH nos dio un perímetro donde no se puede hacer nada, que es una hectárea, pero dejamos una zona adicional donde no se puede construir, y es un cenote en el cual no hay pruebas de que haya ningún tipo de ceremonia en la actualidad. Sí hay vestigios de hace 2,300 años, pero además hay hongos creados por los excrementos de los murciélagos que pueden ser sumamente dañinos.
Mencionó que ellos establecen proyectos antes de invertir en las comunidades porque es el desarrollo y la forma de fomentar su cultura, trabajan en sus comunidades, porque se quedan ahí y reafirman su identidad, si se van lo pierden.
“Son proyectos que se arraigan, crecen y generan un entorno de desarrollo que incide en el combate a la pobreza. La empresa ha cumplido con todos los permisos tanto ambientales como sociales, se socializó el proyecto”, indicó.
Acuerdo con comunidades
Mencionó que un tema importante es el trabajo con las comunidades, ya que dentro de la consulta hay una serie de acuerdos entre la empresa y las comunidades y entre ellos hay básicamente dos: apoyarles en infraestructuras a lo largo de la vida del proyecto, que son 30 años.
Por ejemplo, hemos reparado y equipado un dispensario médico en Ebtún; en Cuncunul cambiamos las luminarias del pueblo por led, que reduce el costo de la energía y ellos son los que deciden qué infraestructura requiere el pueblo y serán ellos los que año con año dirán lo que quieren, dentro de un presupuesto asignado.
Además, indicó que existe un segundo grupo de acuerdos referentes a los puestos de trabajo, nos comprometemos en construcción y operación a otorgar empleos a la comunidad, ahí se podría decir que, en el momento que el juez dictó la suspensión, unas 50 personas de ambas localidades que estaban trabajando fueron despedidos; por eso esperamos las resoluciones del caso.
(Rafael Gómez Chi)