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KINCHIL.– Grupo Porcícola Mexicano, conocido como Kekén, comenzará a operar la 5a. granja de marranas parideras en el mes de agosto y en octubre la 6a., con lo que el complejo alcanzará un total de 36 mil marranas que parirán 31 lechones al año.

Juan Carlos Fonz Cámara, gerente de la granja en Kinchil, explicó que actualmente operan 4 granjas con 6 mil marranas parideras cada una, que lograrán parir 31 lechones al año, y están por comenzar operaciones de la 5a. y 6a. granjas.

“Así como esta granja, todas son iguales, son 4 de la misma forma. Todas tienen ambiente controlado y trabajan 25 personas. Hoy tenemos 4 granjas operando y tenemos 2 que están a punto de empezar.

“Una estará para el próximo mes, en agosto, y la otra para octubre, estamos preparando la que viene (la de agosto). Cada granja tiene 6 mil marranas y 10 mil lechones, son 31 lechones por hembra al año, nadie tiene esta productividad, y salen a la engorda de 19 días con 5 kilos, llevamos 5 años trabajando en estas instalaciones, el año pasado empezó a operar la cuarta granja. Son 6 mil vientres productivos en cada granja, de muy alta productividad, son número uno en México, top 10 en el mundo y top 5 en América, son granjas de muy alta productividad y de mucha tecnología para el bienestar de los animales, para su confort, la temperatura allá adentro en las granjas es de 10 grados menos que afuera”, explicó Fonz Cámara.

Durante el recorrido que realizó ayer POR ESTO! en las instalaciones de la granja de Kinchil, Fonz Cámara, así como Rodrigo Cejudo, gerente de relaciones institucionales de Kekén; Alicia Núñez Turriza, gerente de sustentabilidad, y Arnulfo Gaytán, jefe de gestión del agua en la granja, explicaron durante 4 horas el funcionamiento del complejo de producción y el tratamiento de aguas.

Se observó el trabajo de ampliación de 4 a 6 granjas, las naves que albergan a las marranas y lechones, el cárcamo de desechos de las naves, los biodigestores, los domos de los lechos de secado de lodos, las lagunas de agua, así como el área de desinfección y se recorrió una parte de las 374 válvulas de aspersión, donde se “riega” el agua desinfectada, sin embargo, no se observó operando a los aspersores y la mayoría estaban cerrados o sellados.

El Diario de la Dignidad, Identidad y Soberanía informó en su edición del 8 de enero de este 2018 la preocupación de los pobladores de Kinchil al detectar lagunas formadas por el agua que desechó la granja y que estaban mermando el monte.

Por partes

“Estamos en un área de 3 mil hectáreas, de las cuales sólo se usa el 5 por ciento para las 4 granjas, 2 lagunas de tratamiento y se está ampliando para ser 6 granjas. Estamos en una zona de selva baja inundable y contamos con 800 hectáreas de conservación.

“Tenemos varios filtros para el ingreso por el cuidado de la bioseguridad de los animales, de aquí salen diariamente 500 cerditos, lechones que van a la engorda en las granjas de los aparceros. Tenemos otras granjas de parideras, como en Xaya”, explicó Núñez Turriza.

El complejo productivo, que comenzó a operar hace 5 años, hoy cuenta con 4 granjas, de 8 naves cada una, una central de lavado y pesaje, 4 cárcamos, 2 biodigestores con rotores y geomembranas, 4 domos de lechos de secado de lodos, 2 separadores de sólidos y líquidos, 2 plantas de tratamiento de aguas, 4 maquinarias que aprovechan el gas metano de los cerdos y les permite producir el 25 por ciento de la energía que producen y 2 tanques de desinfección del agua para luego llevarla a algunos de los 374 pivotes.

Producción

Cada marrana tiene dos partos al año, la gestación es de 4 meses y logra hasta 18 lechones.

Las marranas comienzan su vida reproductiva a los 6 meses de edad y su vida reproductiva es de 3 años, después de ello se engorda y se lleva al rastro.

Las marranas provienen de granjas madre, es decir donde se encuentran las abuelas que son inseminadas con sementales de importación y la empresa cuenta con 2 centros de inseminación: Cantamayec y Santa Elena.

La empresa ha logrado cerrar la cadena productiva produciendo sus propias marranas parideras con inseminación de sementales de alta genética, provee de lechones a las granjas de engorda y en 4 meses se logran los animales que van al rastro para la comercialización estatal, nacional y de exportación.

POR ESTO! solicitó el número total de granjas de Kekén que hay en el Estado y que son aparceras.

Y, aunque se tuvo la promesa de “compartir” el dato, no hubo respuesta en el transcurso de la tarde.

Sin embargo, sí enfatizaron que todas las granjas, propias y de aparceros, llevan el mismo esquema y proceso de construcción y de operación, por lo que todas son iguales en su interior.

Y emplean a 150 personas.

Las aguas

Explicaron que todos los desechos de las granjas son arrastrados por agua y llegan a un cárcamo.

Cada granja tiene un cárcamo que recepciona las excretas de los cerdos.

POR ESTO! evidenció la caída de las aguas; el color, olor y espesura era el de excremento.

Esas aguas con excretas se trasladan en tubos externos hasta los 2 biodigestores, y durante ese trayecto son visibles a la orilla del camino varias válvulas o llaves, que explicaron son “válvulas de alivio para que se libere el gas y son automáticos”.

El recorrido a las naves productivas y cárcamos fue a 2 de las 4 granjas y sólo en una hubo acceso a caminarla.

El agua llega a los 2 biodigestores y ahí se asientan los lodos, las bacterias se alimentan y el gas se usa para producir el 25 por ciento de energía eléctrica que consumen y al agua la llaman biofertilizante.

El agua que sale del biodigestor pasa por el tanque de sedimentos, los lodos se separan en lechos de secado y el agua va hacia las dos lagunas.

Los lodos que secan de 18 a 25 días, son usados para la recuperación de suelos o como abono.

Núñez Turriza dijo que recientemente firmaron un convenio para que la Seder use los lodos secos en la recuperación de suelo y agregó que antes de esto, se usaba para abono.

Y calcularon que al mes obtienen 100 metros cúbicos, y cada metro cúbico es 1 tonelada.

“Aquí al biodigestor ingresan las excretas, pero sale biofertilizante por las bacterias, estos lodos no huelen”, dijeron.

Explicaron que las lagunas tienen capacidad para recibir el líquido ya separado de los sólidos hasta por 60 días sin regar y de estas lagunas va a la zona de desinfección, para luego regarla.

El agua que salía de las llaves hacia los lechos de secado era espesa, olorosa y oscura.

Y la que llegaba a la laguna era ligera y de color café. Esta agua es la que vuelve a trasladarse en la tubería hasta los tanques de desinfección.

En las imágenes aéreas que captó POR ESTO!, son visibles los 2 biodigestores, los 4 domos que cubren cada uno 5 lechos de secado y las dos lagunas.

¿Y el riego?

El agua de la laguna llega por la tubería al área de desinfección, donde le dosifican de manera automática el desinfectante, que no es cloro, sino quelado de cobre como ingrediente activo.

Aplican 7 ml de esta sustancia de manera automática en cada 100 litros.

POR ESTO! observó el interior de uno de estos dos tanques y no se pudo apreciar el chorro de agua del llenado, porque no estaba funcionando, es decir, no estaba llegando agua de la laguna.

El agua en el tanque (con capacidad para 200 a 250 m3) era de color chocolatoso y es el agua que se transporta una vez más por las tuberías hacia la zona de riego.

Aunque el agua ya ha sido desinfectada y separada de los sólidos, las “válvulas de alivio”, para liberar gas, siguieron presentes hasta en las zonas de riego.

–¿Por qué si ya se desinfectó o trató el agua aún hay válvulas en el riego?, preguntamos.

La respuesta fue que aún llevan gases las aguas.

En la zona de riego, un mapa indica que en las 78 hectáreas destinadas al riego hay 374 pivotes y el responsable del tema de aguas en la granja, enfatizó que se trata de un sistema de riego en rotación, es decir, que no funcionan todos al mismo tiempo.

“Son 6 aspersores que se rotan y tarda 3 días en promedio a regresar al punto de inicio, los riegos sí. De una hora máximo y en época de lluvias se reduce el riego porque estamos en zona baja”, explicó Gaytán.

Durante la caminata entre el monte, sobre el camino principal de la zona de riego, se observaron pozos, que, explicaron, son de control del agua, ya que monitoreo 2 veces al año la calidad del agua y lo comparan con los análisis de línea base, que se hicieron antes de la entrada en operación de la granja.

Mario Ramírez explicó que son pozos de 6 y hasta 24 metros de profundidad y que no ha habido alteración en el agua.

Enfatizaron que el riego no es por inundación, sino por aspersión.

Los pivotes de riego están numerados y se observó que la mayoría estaban sellados o tapados “es por seguridad, que no se usen en época de riego”.

Se observaron pocos aspersores y ninguno funcionando.

Ante la pregunta de cuándo fue el último día de riego, calcularon que fue hace una semana.

Laguna de lluvia

En la caminata la tubería iba a la vista, a veces se desviaba y se observaba la numeración de los pivotes.

Al preguntar sobre la zona de riego que POR ESTO! evidenció en imágenes en enero, mostraron que es una laguna de lluvia.

A la altura del pivote 146, hay un letrero azul que dice “Laguna de lluvia”, sin embargo, los hombres de campo de Kinchil habían mostrado una zona de Laguna de desechos.

Y a la altura del pivote 197, al límite del terreno, las lluvias mostraron una zona de montes verdes, y no evidenció la operación del riego, por lo que no se pudo ver el color del agua, ni sentir el olor, mucho menos tomar una muestra de agua.

Al aire

El Diario de la Dignidad, Identidad y Soberanía preguntó sobre los últimos análisis y resultados de demanda química de oxígeno, (DQO), pero dijeron no tenerlo a la mano y proporcionarlo después, lo cual no ocurrió.

Tampoco el dato de número probable de bacterias y Núñez Turriza recordó que la Norma (NOM 001 semarnat 1996), no les exige ese control.

En ediciones del mes de mayo, se informó que las aguas que riega esta industria tienen altos niveles de nitrógeno, fósforo y DVO, pero no se controla, porque la NOM no los obliga, sin embargo, la Semarnat dijo a POR ESTO! que en breve saldrá la nueva NOM que reconoce el suelo kárstico de Yucatán y consideran cambios en la materia.

(Verónica Martínez)

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