Víctor Salas
Los ojos le brillaban, hablaba con alegría colosal y se desplazaba por el escenario ágil, ligero, rítmico, sagaz y optimista; quizá, agregaría, ocurrente. Pero esa descripción corresponde a un señor que ha de estar pisando los sesenta años. (Ponga usted que haya comenzado a los 15 más 45, el resultado es el apuntado). Es Felipe de la Cruz, quien acompañado de la Típica Yukalpetén nos canta sus composiciones y nos cuenta anécdotas de su carrera iniciada con el aquel muy famoso conjunto musical Los Auténticos, que hizo toda una época más allá de los años sesentas de la centuria pasada.
Caras vemos, corazones no sabemos, reza el dicho, y eso se aplica al menudo cantante quien nos cuenta que grabó, con la RCA Víctor, 62 canciones de su autoría que quedaron plasmadas en 13 discos. En su conjunto es una gran obra, una enorme trayectoria y lo peor, de muchos modos desconocida. Es que Felipe, realmente, es un tipo muy modesto, sumamente sencillo y amable. No tiene un solo sesgo de divo o el virus de la importancia. El sabe reconocer y agradecer a quienes han aportado algo a su trayectoria y es ese momento cuando se dirige al Maestro, al Señor Sergio Esquivel, para darle todos los reconocimientos por sus aportaciones a la trova contemporánea de Yucatán, por los alicientes y en fin…por todo lo demás. Esquivel se encuentra sentado en la segunda fila de la luneta, se pone de pie se le aplaude y le brinda el corazón al homenajeado. Y es que el autor de Qué Alegre va María, fundó el taller de trova la Quinta Generación, del cual egresaron muchos de los actuales trovadores de la entidad.
También, recientemente (no sé si es coincidencia o parte de los reconocimientos) Felipe de la Cruz fue nombrado Coordinador del Taller de la Trova Yucateca.
Casi al final de su intervención hizo dúo con Maricarmen Pérez, Solista de la OTY. Hacía mucho tiempo que no escuchaba a la cantante tan aterciopelada, sincera, tranquila, madura y hermosa, sin aspavientos. Hicieron una mezcla de voces muy cariñosa y agradable.
Pese a todo el brillo anterior, el teatro estuvo ocupado solamente en el lunetario y las plateas. Esa ausencia de público la atribuyo a la falta de comunicación y de publicidad. Los responsables de la cultura actual están aferrados a las redes sociales y a la postal electrónica. Eso no funciona porque la SEDECULTA no tiene a miles de seguidores en las redes sociales. Les hace falta diversificar los medios de comunicación para garantizar un éxito de asistencia.
Antes del final, de manera muy naif, le fue entregado al artista un papel en un pequeño marco y lo recibió de manos de un mozo de estoques llamado Luis Andrade, personaje sin una trayectoria artística que lo avale o le dé personalidad para hacer ese tipo de entregas a personas importantes en nuestro horizonte cultural. En contraste, a cien metros de ahí, las más altas autoridades estatales de la educación y la política entregaban otro reconocimiento a otro artista nuestro.
Me parece que no han cuidado las formas. Pero lo mejor es que los yucatecos no son susceptibles.