Pilar Faller Menéndez
“El agradecimiento es la memoria del corazón”.
Lao Tsé
En algún momento de nuestra vida hemos necesitado ayuda, y aunque la gente no se amontona para prestarla, siempre hay alguien dispuesto a extender su mano para poder ayudarnos a salir del bache que estemos pasando, muchas veces sin haber tenido la necesidad de recurrir a ellos.
El que tiene, no tiene obligación de dar, y no sería justo sentirse resentido cuando pedimos algo y se nos niega. Detrás de algunas negativas pueden haber razones que desconocemos y probablemente éstas sean justificadas, por lo que no se deben juzgar estos rechazos. Tal vez, y para nuestro bien, nos dan un motivo para hacer un esfuerzo extra para resolver nosotros mismos algunos problemas que en un principio pensamos que no tenían solución.
El ser agradecidos es una muestra de humildad, de reconocer la generosidad de otros, y la mejor manera de demostrarlo es la reciprocidad de la acción hacia quienes también necesitan de nosotros, ya sea brindando nuestro tiempo a alguna persona que necesite ser escuchada o acompañar a gente que sabemos que se siente sola y necesita compañía. La mayoría de las veces los favores y la ayuda los devolvemos haciendo el bien a otras personas.
La persona que ayuda denota empatía hacia los demás, y quien lo hace de corazón, no espera otra retribución que hacer el bien. No siente la necesidad de que su acto se dé a conocer, porque carece de segundas intenciones, y quien ha recibido algo, debe tenerlo siempre presente y atesorar el gesto.
No tenemos idea de todas las necesidades que existen en nuestra sociedad, sabemos de la carencia económica de mucha gente que vive en hogares humildes, sin infraestructura, y muchas veces con problemas de salud, pero también hay gente ávida de cariño y compañía, sentirse aceptada e incluida.
Estas últimas necesidades muchas veces pasan desapercibidas por el ritmo acelerado que vivimos, y por lo impersonal que se han vuelto las relaciones humanas a través de las redes sociales o la comunicación a través de mensajes en nuestros teléfonos celulares, así como el trabajo y muchas veces cuesta pedir ayuda.
Cualquier tipo de ayuda brindada es siempre agradecida, es un gesto de compasión ante alguien que nos necesita, es poder compartir aquellas cosas que tenemos, ya sea a través de una ayuda económica, o de lo que adolece la mayoría de la gente hoy en día: tiempo; ese tiempo precioso que cura penas, que brinda escucha a quienes necesitan desahogarse, o simplemente sentirse acompañados, esa ayuda es la que más se agradece, a veces con palabras, o con un abrazo que nos demuestra la valía de nuestra ayuda.
Siempre es necesario ser agradecidos, es una muestra de humildad y de reconocimiento a quien ha reconocido alguna necesidad que tenemos, o que se ha acercado a nosotros en busca de ayuda. Probablemente la persona que ayuda no lo espera o piensa que es innecesario, pero quien agradece reconoce la generosidad brindada.