Pilar Faller Menéndez
Es alarmante la violencia que estamos viviendo en general, tanto en México como en Estados Unidos. En nuestro país, mucho se debe a grupos de choque y el intento por cerrar barreras contra los cárteles del narcotráfico; en Estados Unidos, parece ser el desprecio que algunos grupos neonazis sienten por los hispanos o, simplemente para unos, la adrenalina de tomar un arma de fuego y ponerse a disparar a la gente como si se encontrara en un videojuego.
Texas parece ser, en este momento, uno de los Estados más peligrosos, en el que han perdido ya la vida cerca de 30 personas. Esta vez no volvió a ser El Paso, sino cerca de Odessa, población situada al oeste, que cuenta con cien mil habitantes, donde se sufrió un tiroteo masivo, del cual resultaron 7 víctimas y golpeadas gravemente veinte personas.
El móvil del atacante se desconoce, pero parece que todo comenzó cuando la policía le marcó un alto cuando éste transitaba en su vehículo.
Hubo la teoría sobre un segundo atacante, pero fue descartada, el sospechoso tiene como señas ser un hombre blanco de aproximadamente treinta años, y hasta el momento no se ha hecho pública su identidad.
Estos han sido los tiroteos masivos recientes, y hasta ahora no se sabe si se está trabajando en alguna ley para la restricción de la venta de armas, sobre la cual, nosotros como mexicanos no tenemos injerencia pero desde afuera observamos cómo, al igual que en nuestro país, la violencia va en aumento.
Para México parece un asunto que debe atenderse urgentemente, ya que el Crimen Organizado mantiene aterrados a varios estados de nuestro país, matando a gente inocente que luego desaparecen y sus deudos desesperados buscan sus cuerpos para poder sepultarlos, como es nuestra tradición.
Causa profunda pena lo que estas personas están pasando, y lo inhumano de los crímenes en los que muchas veces fallecen niños, por encontrarse cerca de la zona de fuego. Es necesario vivir escondido, con miedo, pensando que cada día puede ser el último de sus vidas, sin saber lo que el futuro les depara.
¡Depongan las armas porque este mundo parece que lo habitan salvajes! ¡Detengan la violencia que tiene aterrada a la gente! Es necesario que en alguien quepa la prudencia o la clemencia ante tanta gente inocente que está sufriendo y que por sus pérdidas es muy difícil de consolar.
Muchos sabemos que la violencia no es el camino, pero quienes la provocan parece que morbosamente la disfrutan, como si el tener el poder cobarde de matar a alguien los hiciera más hombres. Señores, todo esto es una muestra de cobardía y falta de conciencia, tanto por parte del vecino país, como en el nuestro.
La violencia es como un virus que debe erradicarse, si alguien supiera la fórmula, todas estas matanzas no hubieran ocurrido, pero sigue entre nosotros, ¿hasta cuándo? ¿Es la violencia lo que va a marcar este siglo? ¡Depongan las armas, por favor!