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El sueño de la libertad

Cristóbal León Campos*

Los conflictos sociales que vivimos son la degradación de la libertad en aras del terror, la violencia que nos lacera en diferentes formas es la expresión del odio irracional que oprime la diversidad. Si somos seres humanos todos, ¿por qué seguir dividiendo fronteras y alzando banderas de la diferencia?, es lo común lo que nos hace especie, es la especie lo que nos caracteriza por nuestras particularidades, un mundo donde quepan todos los mundos es utopía pero no es irrealidad, soñar con el mañana mejor es la urgencia que grita desde las entrañas de la desesperada circunstancia, ¿para qué seguir fabricando armas cuando la humanidad necesita pan y dignidad?, hay en el orgullo impetuoso las señales de la muerte, la sangre que corre por nuestras venas alimentando los cuerpos, es la misma que se derrama en nombre de la libertad, la libertad escrita en rojo se lee y se nombra como barbarie. El águila vuela buscando nuevas presas. Los campos de batalla socavan la alegría natural.

En el cielo las aves vuelan todos los días, sienten el viento y con él se desplazan, los seres humanos nacemos libres, somos libertad que se fragmenta en una sociedad marcada por los límites de nuestro propio pensamiento, encadenados a estructuras sociales y formas de opresión, la libertad comienza a percibirse como un anhelo cuando en realidad es natural, inconscientes justificamos nuestras propias cadenas y hegemonizamos los castillos de poder individual y social, hay templos sin dioses a los que rezamos esperando se nos otorguen lo que depende de nosotros, hacer de la libertad una realidad es un hecho conquistable al instante en que dejemos de esperarla del cielo y renovemos las arcaicas estructuras de nuestras sociedades.

El sueño de la libertad se vuelve irónico cuando dos partes esenciales de la humanidad las anhelamos como si jamás la hubiéramos tenido, estamos tan desnaturalizados de nuestra propia raíz que olvidamos que nacemos libres, que la libertad es en términos individuales un conjunto de decisiones que nos conducen mientras nos conformamos en seres humanos y, que en términos sociales, la libertad es la búsqueda del equilibrio que sustente el concierto de realidades creadas por los sueños; los sueños son lo que deseamos. La libertad no es consumo, el consumo es el discurso que niega la libertad, poseer no es tener, tener no es ser, oculta la verdad se turba la vista social, somos humanos pero medidos a través de la acumulación material, ¿de qué sirve la riqueza si el corazón está vacío?, triste es ver las montañas de soledad en que viven los injuriosos de lo simple, simple es el vuelo de las aves porque es natural.

Una serie de condicionantes coartan la libertad, los agravios a la humanidad tienen origen en el deseo de poder y de acumulación, la libertad no se ejerce desde arriba, se construye en equidad igualitaria con superficie horizontal, somos libres porque somos iguales, no hay contradicción en la naturaleza, hay contradicciones en los hechos inhumanos que se dictan desde los castillos de poder, vil es el poder que se ejerce para oprimir, la opresión es el temor a la libertad.

En la historia humana la libertad es un anhelo, utopía para unos y destino para otros, las interpretaciones de su significado cambian conforme nos acercamos y alejamos, contradictorios los humanos y las sociedades no alcanzamos a definir sin pre-configurar, moldes y esquemas, ¿cuándo pensaremos con libertad?, somos la cruz que nos pesa y la llave que abre el candado, mientras nos negamos seguimos construyendo muros que nos dividen, no hay maldad original como tampoco hay opresión que dure para siempre, vientos que traen el canto de la libertad suenan en los reverdecidos jardines de la dignidad humana. Tan natural es la libertad como su reclamo por conquistarla.

Sedosos los cuerpos libres brillan ante el Sol, liberarse es dejar atrás los esquemas hegemónicos del “buen vivir” tanto por las sociedades como por los individuos, el prejuicio es aliado de la opresión, liberarnos es un acto de belleza superior, los pueblos que rompen cadenas ejercen su natural comunión, la raíz propia que desarrollan para reinsertar las virtudes humanas en el corazón mismo de su cultura. Culto no es aquel que dicta en pupitre de lo institucionalizado bajo estándares importados, culto es quien se conoce y defiende sus orígenes de tierra y agua. La vida surge de las entrañas, las cavernas fueron el principio pero no deberán ser el final, regresar a la oscuridad inicial es negar la humanidad.

* Integrante del Colectivo Disyuntivas

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