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Yucatán

'Fanfarrias en al aire”, en el Remate del Paseo de Montejo

Víctor Salas

Con toda seguridad la imagen de catorce músicos en actitud de suspensión aérea, no se borrará nunca de mi memoria. Ahí estará y retornará al tiempo presente de manera inadvertida e inexplicable, porque los recuerdos así son.

En la profundidad de la noche, escasos veintisiete metros de elevación se convirtieron en una altura lograda por un grupo de músicos que emocionó y dejó perplejas a miles de personas que se reunieron en el Remate del Paseo de Montejo para ver Fanfarrias en al aire. Espectáculo presentado en el marco del exitoso Festival de la Ciudad de Mérida, que celebra los 478 años de fundada.

A pesar de tener enfrente de nuestros ojos la poderosa, inmensa y altísima grúa que hizo el servicio de suspender a los músicos, pese a que eran visibles los arneses, los estribos y los cables de sostén de aquellos cuerpos, el encanto se logró. Las miradas atónitas de todos se mantuvieron arriba, sobre aquellos integrantes de la banda que tocaba desparpajada y alegre.

Este tipo de espectáculo llega a Mérida con, por los menos, diez años de atraso con respecto a festivales europeos donde se han presentado, con la diferencia de la integración de otros recursos aéreos como los aros y las telas. Esa influencia no merma en nada lo presentando en el Remate.

Cuando uno ha visto tanto de actividades recreativas, artísticas, culturales, musicales, teatrales, multidisciplinarias y de todo tipo, se espera siempre la plenitud en las propuestas novedosas, como en este caso.

Había dos acciones. Una arriba y otra en el escenario, que estaba bajo la responsabilidad de un grupo de mujeres vestidas de inspiración gitana. Y dos actrices, que parlamentaban sobre asuntos del planeta Tierra. Una de ellas era la estupenda actriz Silvia Káter, quien por fuerza y proyección dramática, no paró. Esa es su naturaleza teatral. Lo único inconveniente es que su persona no era visible entre los miles de asistentes que se encontraban de pie. Y lo mismo sucedió con todas las que ejecutaban esbozos de danza.

Sin quitarle nada de lo efectivo al trabajo presentado, viendo la dinámica de las actrices y las danzantes, me imaginé que hubiera sido ideal colocar a las actrices en torretas o andamios colocados en los extremos de la tarima y en proscenio, que no irían en desacuerdo con la grúa, sino al contrario, crearían una gran armonía escénica y celeste. Igual con las danzarinas: un escenario elevado encima de la enorme tarima las hubiera hecho visibles y engrandecido toda la propuesta escénica.

Con mucha dificultad me moví entre la multitud cambiando de ángulos. Lo último que hice fue pararme atrás de la verja donde se inicia el remate. Ya desde ahí, era prácticamente nula la visión de las actuantes. Tendría que haberse utilizado seguidores para ellas porque la luz de éstos acerca las imágenes. Remember el Holliday on Ice.

De regreso a casa, pasé por el centro de la ciudad y vi a otros miles de ciudadanos disfrutando de otro evento del Festival.

Entre lo que he estado viendo en Campeche desde hace unos meses, y lo de ahora, mi espíritu vive instalado en la felicidad. Gracias a los organizadores por darme este sentimiento contínuo.

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