Ana María Ancona Teigell“¿Por qué callar si nací gritando?”Anónimo.
La violencia en línea contra las mujeres ha ido en aumento en los últimos años, en relación directamente proporcional a la penetración del acceso y popularización del uso de la tecnología. El Internet, Twitter, WhatsApp, Facebook, Instagram, permite que todos los sectores de la sociedad puedan expresarse a través de estas redes. Lo que demuestra que estas plataformas digitales se volvieron medios de ataques, acosos, amenazas, en contra de las mujeres con el fin de intimidarlas, que puede escalar a la violencia física, sexual y hasta la muerte.
El problema radica en que la tecnología digital está siendo mal utilizada para exacerbar la violencia contra las mujeres o las niñas.
“De acuerdo a la Asociación Para el Progreso de las Comunicaciones, la violencia contra las mujeres relacionada con la tecnología, se refiere a los actos de violencia de género cometidos, instigados o agravados, en parte o totalmente, por el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación, (TIC), plataformas de redes sociales y correo electrónico; causan daño psicológico y emocional, refuerzan los prejuicios, dañan la reputación, causan pérdidas económicas y plantean barreras a la participación en la vida pública y pueden conducir a formas de violencia sexual y otras formas de violencia física.
“Las mujeres jóvenes, de entre 18 y 30 años, son las más vulnerables en los espacios digitales. El 40% de las agresiones son cometidas por personas conocidas por las sobrevivientes y el 30% por desconocidos. Hay tres perfiles principales de mujeres que viven esta forma de violencia: “Mujeres que viven en una relación íntima de violencia; mujeres profesionales con perfil público que participan en espacios de comunicación (periodistas, investigadoras, activistas y artistas); y mujeres sobrevivientes de violencia física o sexual.
“Hay trece tipos de ataques: “Acecho no autorizado (intervención y control de acceso); control y manipulación de la información; suplantación y robo de identidad; monitoreo y acecho; expresiones discriminatorias; acoso; amenazas; difusión de información personal o íntima sin consentimiento; extorsión; desprestigio; abuso y explotación sexual relacionada con las tecnologías; afectaciones a canales de expresión; omisiones por parte de actores con poder regulatorio.
“Uno de los principales retos que existen para conocer y actuar contra la violencia hacia las mujeres relacionadas con las tecnologías tiene que ver con la falta de registros estadísticos que permitan conocer su dimensión y sus características. La falta de estadísticas oficiales representa un reto para conocer la dimensión de la violencia en línea contra las mujeres.
“Todas las formas de agresión en línea o facilitadas por las tecnologías contra las mujeres son preocupantes y tienen consecuencias en sus vidas y el ejercicio de sus derechos.
Las seis tendencias preocupantes de agresiones que se han observado a lo largo del último año son: “odio viral, denunciar en redes sociales detona una ola de violencia en línea; expresión y derribo de espacios de expresión; campañas de ataques organizados; extorsión bajo amenaza de difusión de imágenes íntimas sin consentimiento; espionaje de Estado; campañas de desprestigio.
“Esta forma de violencia tiene impactos y consecuencias reales y graves en las vidas de las mujeres.
“El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas ya ha establecido que los derechos humanos de las personas deben estar protegidos en Internet de la misma forma que en el mundo análogo. No son realidades separadas, y deben ser tratadas de forma conjunta tanto por las autoridades como por los demás miembros de la sociedad. Es importante reconocer que la violencia que se vive en línea sí es real y trasciende el “ámbito virtual” impactando a las víctimas personal, emocional, profesional y vivencialmente. La violencia de género en el entorno digital pone en riesgo los derechos a la privacidad, a la intimidad, a la integridad personal, a la libertad de expresión y acceso a la información y a la autodeterminación informativa. Además, incluso, podría afectarse el derecho de acceso a la justicia y a las garantías judiciales si este tipo de violencia es continuada por el Estado al no dar trámite ni justicia a los casos en cuestión.
“Como en todas las formas de violencia de género, en la que se ejerce en Internet existe una tendencia a culpar y responsabilizar a las mujeres, esto se da tanto en campañas, a nivel legislativo, en los medios y la conversación social. Esto no solo las revictimiza, además tiene como consecuencia la autocensura. Las mujeres optan por usar las tecnologías y redes sociales. Se limita así no solo su derecho a la libertad de expresión, sino también el derecho al acceso a la información en línea. Toda esta violencia digital debe ser considerada como un delito grave en contra de las mujeres y niñas y ser sancionadas con cárcel.”