Víctor Salas
Los festivales de las artes y la cultura de todas partes del mundo tienen como objetivo analizar e incrementar la experiencia sensible del pueblo a quien va dirigido. Pero también son un excelente detector de los gustos de los espectadores. Al ir a ver la puesta en escena de Mentidero del Chico Talegas, por la Compañía Teatral del Norte, esto último fue una realidad, en el caso del espectador común yucateco, a quien han habituado al teatro regional, los esketches sin contenido y donde privan la diversión y el enajene o los travestis que hacen de chistosos personajes vestidos a la usanza de la mujer yucateca, que nada tienen que ver con la mestiza regional. ¡Nada!
El Mentidero de Chico Talegas, es un excelente trabajo actoral, que refleja la realidad de cierto sector del pueblo sonorense, quien, al igual que el yucateco, ha conservado su habla, pensamiento, costumbres ancestrales y el inexplicable arraigo a la tierra, pese a los sufrimientos, negaciones o carencias que ésta establezca como orden de vida.
El tema está centrado en la dificultad de la tenencia del agua y como paradoja, los cuatro actores viven sumergidos en unos tambos con ese vital líquido. Sus cuerpos pueden estar fuera de ella, sus pies siempre se mantienen mojados. En ese ambiente surge la narrativa de una nubecita que trae el agua, pero este tema es manejado con una situación extraña que permite hacer surgir toda la idiosincrasia de aquel pueblo tan distante, geográficamente, a nosotros. El trabajo de cuatro actores nos convence desde la primera imagen ambientada solamente con las voces, que indican una plática antes del descanso, o a punto de levantarse para iniciar las tareas del día o simplemente la charla que surge en un entremés de la jornada vital.
La obra está dicha en los modos y modismo de aquel estado, y todo ello nos produce la sensación de estar, exactamente, donde los personajes se encuentran y nos narran sus múltiples cosas, que suceden a media luz creando una atmósfera de seres irreales, al estilo de Juan Rulfo.
Paulo Galindo, director de la obra e hijo del autor de la misma, Mariano Sosa, Rodolfo Nevares y Daniel Molina, son los cuatro personajes que durante más de una hora nos llevan con sus voces a ese mundo, donde la ficción parece la realidad o viceversa.
Por otro lado, cabe mencionar que Paulo impartió el taller Autogestión para artistas, el cual se llevó a cabo en el Centro Municipal de Danza, los días 20, 21 y 22 del presente. A través de este taller, dijo, comparte sus experiencias en la realización y gestión de uno de sus proyectos, con el fin de brindar la posibilidad a las personas interesadas, de tener información que le pueda ser útil para realizar sus propios proyectos y si esto, además, sirve para que no tengan que pasar por determinadas situaciones que yo he pasado, qué mejor.
La Compañía Teatral del Norte se presentó en el marco del exitoso Festival de la Ciudad 2020, que celebra los 478 años de haber iniciado la edificación de la arquitectura española, sobre lo que había sido una ciudad maya llamada Ichcaanzihó.