VALLADOLID, Yucatán, 27 de enero.- Sin excepción alguna y con la certeza de que todas aquellas familias que llegaron a esta tierra y se sintieron maravillados de encontrar un suelo pródigo, con una fauna y flora inimaginable, con un clima y situación geográfica privilegiada, se establecieron y colaboraron para consolidar una ciudad hoy orgullo de las nuevas generaciones; un Pueblo Mágico.
Cada una de estas familias con muchas décadas de arribo y otras apenas algunos años, han contribuido al crecimiento económico de este municipio de Valladolid, desde la trinchera que les ha correspondido en su área de desempeño.
Algunos en el anonimato, otros detrás de la trinchera, otros a la vista en un escenario ante un público no cuantificado que forma parte de su actuar y compromiso asumido y contraído en el rol elegido.
Me ha tocado conocer y saber de algunas de estas personas que por generaciones han facilitado nuestro modo de vivir, dándonos servicios y otorgándonos solución a nuestras necesidades y requerimientos, ya sea desde un comercio o un satisfactor profesional.
Hoy hablaremos y platicaremos de una familia que se educó y formó bajo las normas de valores, aplicados entre todos y cada uno de los que la conforman, así como en la búsqueda y realización de ser profesionales al servicio de una comunidad, como la nuestra, en donde el humanismo prevalezca, antes que nada.
Sentados en un comedor que me trae tantos recuerdos, en un ambiente que recuerda a mi niñez y saboreando un rico café casero, el Dr. Gonzalo Centurión Cortés y la maestra Gina Noemí Rodríguez Osorio, comentaron que él acaba de cumplir 85 años de edad y casi 50 años ejerciendo su profesión de cirujano dentista y ella de 80 años de edad, con 31 años en la docencia. Actualmente son jubilados y se ocupan de administrar unas propiedades que adquirieron con sus ahorros. Dijeron tener tres hijos, Gonzalo Manuel, que es médico pediatra; Gina que es contadora y Grecia que también es contadora.
La maestra expresó que su familia es una motivación para vivir, una realización que ha recibido de Dios, piensa que los hijos son como las semillas de los árboles para continuar perpetuándose, la presencia de ellos, habla de tu existencia aquí en la tierra. Siempre se desea y así lo han procurado, que en sus hijos exista la bondad y el reconocimiento hacía la gente con que tratan y en especial entre hermanos.
El Dr. Gonzalo dijo que en los hijos hay que sembrar la honradez, la moralidad y el respeto, para que tengan con todas las personas. Dejar muy en claro entre los hijos que la familia es un eslabón que nunca debe romperse, que pase lo que pase siempre deben estar unidos entre ellos y con los padres, que nunca olviden estas enseñanzas y se las trasmitan a sus hijos y ellos a sus nietos, etc. y que por bendición actualmente le han dado cuatro nietos.
Mandaron un mensaje pidiendo a los padres, con respeto, que tengan mucha comprensión para con sus hijos, buscar los mecanismos para averiguar por qué los jóvenes toman caminos que ellos no les han señalado. Esas causas pueden ser variadas, y puede ser por alguna inconformidad o por lo que ven en casa, quizá algo que no quieren o que desean y no se les puede dar; tal vez piensan que no van a poder consolidar su vida si no están preparados y eso los inquieta, les preocupa su futuro, lo ven incierto y no buscan una salida. El suicidio puede ser parte de ello, un joven no llega a este momento si no existiera un motivo fuerte para llevarlo a cabo. Es importante mantener esa comunicación y esa confianza entre padres e hijos para poder evitar hechos de lamentables consecuencias.
El Dr. Gonzalo y la maestra Gina son el claro ejemplo de que cuando una familia se construye sobre cimientos firmes y fuertes, basados en una mezcla de valores, en donde se enseña con la congruencia de la palabra y los hechos, entonces no habrá nada, ni nadie que pueda dañarla y por ello pueda durar muchos años siempre de pie, firme ante los embates que puedan surgir.
(Ariel Sánchez Gómez)