PROGRESO, Yucatán, 28 de enero.- “En la actualidad no hay pesca ribereña, tenemos que alejarnos más y solo hay tallas muy pequeñas, que tenemos que atrapar porque si no nos morimos de hambre”, declaró Don Florencio Azueta Peraza.
“Así que donde antes abundaba la pesca ahora solo hay tallas chicas y nos hacemos la pregunta ¿las dejamos ir o de verdad nos morimos de hambre?
Azueta Peraza, de 80 años, ponía a la venta su baja captura en tallas pequeñas en la playa, cuando salió a pescar con su hermanito Oscar Azueta, de 65 años.
“Ahora tenemos que alejarnos más de lo acostumbrado, ya que en los lugares acostumbrados no hay pesca, pero nos arriesgamos más debido a que vamos a puro remo, con solo la fuerza de los brazos”, agregó.
“Anteriormente se encontraba una gran cantidad más allá de la punta de la Terminal Remota, había jurel, chacchi, pargos, rubias y canané, entre otros”, aseguró.
“Ahora solo hay mini rubias y chacchies pero muy escasos, lo que antes era negocio y un atractivo para los turistas y locales que compraban lo más fresco posible, para luego ir a la casa o restaurantes para que lo frían. Esto se extingue poco a poco ante nuestra vista”, sostuvo.
“La baja captura se debe a la llegada de los constantes nortes y frentes fríos que provocan que los peces no salgan a comer, se está a la espera de los buenos tiempos, como es la primavera y el verano”, dijo.
“Como se puede observar el pescado que se trajo es pura virula (talla pequeña) donde existía la contradicción de verlo pasar o atrapar y se hizo lo segundo por pura necesidad”, indicó.
“De lo poco se sacó una buena parte para vender y lo que quedó es para comer. Esto ya es cosa de supervivencia. Salimos a las dos de la madrugada y regresamos a las 11:00 horas y por fortuna los clientes estaban esperando”, finalizó.
(Alfredo Canto May)