“Comúnmente se piensa que la enfermedad de Chagas es meramente rural, pero no es así, hay que pensarla como parte de la ciudad porque en el caso de Mérida se instaló en un hábitat natural de animales e insectos y, por ello, se requiere de un enfoque social e interdisciplinario que nos permita ver lo que la gente piensa, sabe y cómo le afecta”, destacó ayer la Dra. Alba R. Valdez Tah, becaria posdoctoral del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM.
La especialista en el tema ofreció ayer la charla “Voces y discursos sobre la enfermedad de Chagas y el ‘pik’ en Yucatán”, como parte del Seminario Permanente de Etnobiología: Patrimonio Biocultural y Diálogo de Saberes, que se lleva a cabo en el Cephcis.
“Es una manera de aproximarnos de una manera social e interdisciplinaria y que puede enriquecer el diálogo de cómo se ve y dejar de ver al Chagas como algo más extraño, porque es más común de lo que se piensa y lo que se sabe”, expresó.
Dijo que se trata de empezar a hablar del tema desde un análisis en Yucatán, pero con un enfoque social y antropológico, porque muy poco se toma en cuenta este contexto intercultural del Estado y de la región.
“El tema es necesario porque hay diferentes actores y no sólo desde el área biomédica sino hay que ver las valoraciones que tiene la gente y a partir de que la gente tiene sus propias teorías acerca de un insecto y cómo puede estar esto afectando”.
“También al personal de salud, sobre todo lo que hace el personal operativo que está con la gente que es el personal de vectores y que están en constante contacto con la gente”, expuso.
Asimismo dijo que a través de una revisión hemerográfica se trata de ver la forma en que se ha visto el Chagas desde la prensa escrita.
“Es una forma de detenernos a pensar críticamente en cómo estamos abordando el problema; en primera instancia pues se da un énfasis muy rural a la enfermedad, lo cual no es cierto y no es algo nuevo, hay que pensar en que la ciudad misma se instaló en un hábitat natural de animales e insectos”, expuso.
Por ello, dijo que este estudio que se lleva a cabo está ubicado en el área urbana, y precisamente romper con la idea de que el Chagas es rural.
“Por otro lado, no se le ha dado voz a las personas que han sido afectadas, en su mayoría se le ha dado voz al personal médico, investigadores, pero además emergen otros actores como los protectores de animales, médicos veterinarios y es un tema muy transversal y hay que verlo como tema más complejo”, dijo.
Valdez Tah consideró que ya se ha intentado dar un enfoque social a este problema, pero no ha habido todavía el empuje suficiente a través de la interdisciplina.
Visibilizar
De la relevancia y pertinencia, dijo que se trata también de empezar a visibilizar este tema desde la gente que convive diario con el insecto (pik), porque muchas veces en las notas periodísticas no se habla con los enfermos, y la gente por lo regular asocia Chagas con el pik que es algo peligroso, pero no hay un itinerario definido, como terapéutico, de qué hacer si encuentro una chinche y todo esto está invisibilizado y sólo así se va empezar a cambiar la situación y sobre todo a los afectados.
Dijo que de hecho una segunda etapa del proyecto contempla hacer el trabajo con las personas y pacientes afectados por el Chagas.
A menudo, dijo, el tema parece ser poco común, porque es un tema rezagado y no hay estadísticas; Yucatán ha reportado poco menos del 10 por ciento de casos a nivel nacional y está a la cabeza con Veracruz y Oaxaca, pero las estadísticas son un subreporte “y lo poco que se hace es a ciegas y no sabemos a ciencia cierta cuál es la dimensión del problema ni a nivel federal ni estatal”.
De hecho, comentó, el personal de salud refiere que el Chagas es un dolor de cabeza y porque no se le ha dado la importancia debida y desde la política nacional, y que tiene que ver también con la descentralización de la salud y la desatención de las poblaciones.
“El Chagas es una enfermedad silenciosa e incluso es difícil conectar un insecto que nos picó en la niñez y ya de adultos una enfermedad cardiaca, por ejemplo”, concluyó.
(David Rico)